Mota, Muchachada
Jos¨¦ Mota (La hora de Jos¨¦ Mota. La Uno) es uno de esos tesoros que el humor espa?ol sigue haciendo aflorar gracias a la televisi¨®n. En los tiempos de Miguel Mihura, que era un antecedente, ese humor estaba en el teatro, o en los caf¨¦s. Ahora la producci¨®n televisiva le da a los creadores de humor la posibilidad de convertir una ocurrencia en un sketch, y as¨ª sucesivamente. Ves a Mota y te dan ganas de parar la tele: a ese que critica, o que imita, lo conozco yo. Se basa en lo que ve. As¨ª hac¨ªa Mihura, as¨ª hac¨ªa Azcona. Azcona iba en el autob¨²s para escuchar a los pesados, y luego los met¨ªa en las pel¨ªculas.
Si ahora le das al zapping y te metes en cada una de las cadenas tradicionales hallar¨¢s humor en todas ellas, y todos son herederos de una misma fibra: la cr¨ªtica de la vida, que dec¨ªa aquella secci¨®n m¨ªtica de La Codorniz. La revista de ?lvaro de Laiglesia funcionaba porque recog¨ªa el humor de la calle espa?ola, e iba a la calle, con sus mismos argumentos.
La sofisticaci¨®n surrealista de Mihura, de Jardiel, de Azcona, subyace en el discurso humor¨ªstico de Mota, de Joaqu¨ªn Reyes y su Muchachada, de Wyoming, de Buenafuente... La cr¨ªtica de la vida est¨¢ ahora en Vaya tropa, en los chistes de Antena 3...
En Mota, como en Muchachada nui, el surrealismo del que vienen combina la literatura con la contemplaci¨®n directa de lo que pasa; es decir, va al fondo de la psicolog¨ªa del telespectador para arrancar de ¨¦l lo que ¨¦ste tiene en su subconsciente de tradici¨®n, de aprendizaje. Y uno reacciona (o no) porque de vez en cuando las ocurrencias, que son abundantes, tienen que ver con lo que uno ha le¨ªdo o ha visto en la calle.
Mota habla de los pesados (este viernes fueron numerosas sus alusiones a los cansinos) y Muchachada nui (que act¨²a en La Dos) hace pedazos a los solemnes, desde el estudio, tambi¨¦n, de la psicolog¨ªa de sus protagonistas. Ambos imitan, pero los modelos son reales. Lo que hizo Mota este viernes con los cotillas no es s¨®lo humor costumbrista, es retrato de las amenazas que viven en las oficinas y en los rellanos. Y lo que hizo con los fusilamientos pintados por Goya es caricatura de calidad, el reflejo de que, detr¨¢s de la astracanada, este hombre tiene un humor que no s¨®lo est¨¢ compuesto de vitriolo.
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