"Con cinco millones de emigrantes, ya estamos en la UE de forma extraoficial"
1. ORIENTE PR?XIMO
Creo que resulta imposible entender por qu¨¦ Recep Tayyip Erdogan se ha convertido en la figura m¨¢s interesante del tablero geoestrat¨¦gico de Oriente Pr¨®ximo sin haber visto previamente un v¨ªdeo de apenas tres minutos que se grab¨® hace ahora un a?o en Davos y que desat¨® la madre de todas las crisis pol¨ªticas en el peque?o pueblo suizo que re¨²ne peri¨®dicamente a la ¨¦lite pol¨ªtica y econ¨®mica mundial.
Se trata de im¨¢genes con una fuerza simb¨®lica formidable, en las que Erdogan deja claras cu¨¢les son las extraordinarias cualidades que le han llevado en apenas siete a?os a convertir Turqu¨ªa, anta?o observador pasivo en el gran juego entre Oriente y Occidente, en un actor principal sin cuya aquiescencia, mediaci¨®n p¨²blica o secreta o compromiso resulta imposible avance alguno en cualquiera de los conflictos cuya tortura sufre Oriente Pr¨®ximo desde casi siempre.
"Turqu¨ªa nunca se permite el lujo de insultar o alejarse de otros pa¨ªses"
"Tenemos filosof¨ªa de firmeza. Una pol¨ªtica exterior con columna vertebral"
"No me he reunido con Netanyahu. Con Peres me he reunido muchas veces"
"El presidente sirio, Bachar el Asad, conf¨ªa en nuestra imparcialidad"
"La sociedad turca es musulmana. Pero somos un pa¨ªs laico y democr¨¢tico"
"Habr¨¢ problemas si la UE trata de imponernos una asimilaci¨®n cultural"
"Nos presentamos ante Europa en 1959. Han pasado 51 a?os"
"Turqu¨ªa todav¨ªa puede desempe?ar un papel clave en Oriente Pr¨®ximo"
"Israel no tuvo un comportamiento correcto con nosotros"
"No consentiremos que el plan nuclear iran¨ª evolucione hacia fines militares"
"Francia y Alemania nos cambian las reglas de juego a mitad de partido"
He visto no menos de 10 veces la grabaci¨®n antes del vuelo a Estambul para entrevistar a Erdogan y no me extra?a que sus efectos s¨ªsmicos hayan sacudido tanto las ciudades de todo el mundo ¨¢rabe como los despachos de sus l¨ªderes, desde El Cairo a Amm¨¢n, con efectos opuestos.
Mientras el j¨²bilo y el orgullo surg¨ªan en las calles, los dirigentes ¨¢rabes seculares y m¨¢s pr¨®ximos a EE UU contemplaban con preocupaci¨®n la elevaci¨®n a categor¨ªa de mito entre su propia parroquia de un l¨ªder islamista, aunque se autoclasifique como moderado. Tampoco fue menor la inquietud en algunas canciller¨ªas occidentales que creyeron ver en esas im¨¢genes la confirmaci¨®n de sus pesadillas, en las que el l¨ªder turco supuestamente imprime un sello radical a su pol¨ªtica exterior; y finalmente causaron escalofr¨ªos en Tel Aviv, cuya confianza Erdogan se hab¨ªa ganado hasta el punto de mediar en secreto entre Israel y Siria, unas conversaciones que embarrancaron con la guerra de Gaza.
En los Alpes suizos sucedi¨® lo siguiente. Tras un duro enfrentamiento verbal con el moderador de una mesa en la que est¨¢ presente el presidente israel¨ª, Simon Peres, entre otros, Erdogan se levanta en medio de la consternaci¨®n de los organizadores, anuncia que no volver¨¢ nunca a Davos y abandona la sala ante la estupefacci¨®n de los invitados. La aparente espontaneidad que destilan las im¨¢genes no logra apagar, con todo, la sospecha de que pudo tratarse de una escenificaci¨®n meticulosamente planificada para poner en valor de un solo golpe una pol¨ªtica exterior ejecutada al mil¨ªmetro durante siete a?os, un planteamiento que Erdogan se apresura a negar en cuanto se lo planteo.
- No fue una situaci¨®n planeada. Durante la sesi¨®n, me parecieron muy desagradables el comportamiento de Peres y del moderador. Me caus¨® tristeza la actitud de un presidente como Peres, que tiene una experiencia muy amplia. Y la actuaci¨®n del moderador exacerb¨® el incidente. La Administraci¨®n israel¨ª tiene una regla: "Si hacemos una cosa, bien hecha est¨¢". No les gusta que se destaquen sus errores.
Contemplando las im¨¢genes -con esa atm¨®sfera ligeramente azulada de primer mundo rico que envuelve siempre las reuniones en Davos- resulta f¨¢cil entender el estallido de j¨²bilo en el mundo ¨¢rabe. Cuando el debate ya ha acabado, Erdogan, con una contundencia que no admite r¨¦plica, solicita intervenir. El moderador, David Ignatius, trata de impedirlo invitando a los presentes a levantar la sesi¨®n para acudir a la cena posterior, pero acaba aceptando ante la creciente insistencia verbal de Erdogan ("One minute! One minute!") y f¨ªsica: la c¨¢mara recoge c¨®mo el brazo derecho de Erdogan golpea con insistencia al moderador hasta que ¨¦ste cede.
El primer ministro turco no desaprovecha su momento: en los siguientes dos minutos y 58 segundos rebatir¨¢ los argumentos de Peres, acusar¨¢ a Israel de "saber bien c¨®mo matar cuando hay que matar" -"conozco bien c¨®mo ustedes matan a ni?os en las playas", insiste-; relatar¨¢ los horrores de la guerra de Gaza; se encarar¨¢ con una parte de la audiencia ("yo condeno a los que aplauden esta crueldad"); se levantar¨¢ y se ir¨¢. Sentados y desconcertados se quedan Ignatius, Peres, el secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, y el secretario general de la Liga ?rabe, Amr Moussa, que hace el gesto de irse pero que finalmente se queda (y sufrir¨¢ luego escarnio por ello) cuando Ban le indica que se siente.
El organizador de Davos, Klaus Schwab, trata de salvar la situaci¨®n improvisando un discurso en galimat¨ªas en el que divaga sobre c¨®mo finalizar la reuni¨®n "con una nota conciliatoria", mientras la c¨¢mara vuelve una y otra vez a enfocar mec¨¢nicamente el asiento que Erdogan ha dejado vac¨ªo, entre el moderador y Simon Peres, como testigo mudo y prueba indeleble de lo que all¨ª ha sucedido, de la grieta que acaba de abrirse. Decenas de millones de personas en todos los pa¨ªses ¨¢rabes ver¨¢n ese v¨ªdeo en las semanas y meses posteriores a trav¨¦s de las televisiones y de la red. La b¨²squeda de "one minute Erdogan" (la expresi¨®n por la que se conoce popularmente el incidente) arroja 218.000 p¨¢ginas que glosan el incidente en Internet y que han convertido a Erdogan en el l¨ªder m¨¢s apreciado en el mundo ¨¢rabe tras Hasan Nasral¨¢, el jefe de Hezbol¨¢. Existe incluso un One minute caf¨¦ que dos emprendedores, uno turco y otro jud¨ªo, han abierto en Manhattan.
Pregunta. ?Fue usted consciente en ese momento del impacto y de las consecuencias pol¨ªticas que ese gesto iba a tener?
Respuesta. Eso no cont¨® en aquel momento. Con saber que est¨¢s haciendo lo correcto es suficiente. Y yo sigo creyendo hoy en d¨ªa que la actitud que adopt¨¦ en aquel momento fue la correcta. Quienes aplaudieron al se?or Peres fueron los israel¨ªes presentes en la sala. Nadie que eval¨²e el tema con objetividad puede aplaudir. Richard Goldstone
[el juez surafricano encargado por la ONU de emitir un dictamen sobre la guerra de Gaza] es jud¨ªo y ya ha visto usted el informe que prepar¨®.
P. Visto en retrospectiva, ese momento marca un cambio innegable en la pol¨ªtica exterior turca. Hasta Davos, Turqu¨ªa era capaz de mantener una buena interlocuci¨®n con Estados Unidos e Israel por un lado; pero tambi¨¦n con Siria o Ir¨¢n por el otro, lo que la convert¨ªa en imprescindible como mediador en Oriente Pr¨®ximo. Desde entonces, esa posici¨®n de privilegio se ha deteriorado, sin duda alguna.
R. Davos fue la piedra de toque de la pol¨ªtica exterior turca. Aquello inaugur¨® una nueva manera de abordar las relaciones exteriores. Tenemos una filosof¨ªa de firmeza. Es una pol¨ªtica exterior con columna vertebral.
P. Observadores cr¨ªticos consideran tambi¨¦n aquel momento como la confirmaci¨®n de sus peores sospechas sobre la deriva de la pol¨ªtica exterior turca y como la afirmaci¨®n sin tapujos de un nuevo rumbo: menos Occidente (Estados Unidos e Israel); menos atenci¨®n a los reg¨ªmenes seculares del mundo ¨¢rabe con buenas relaciones con Washington y m¨¢s sinton¨ªa con reg¨ªmenes islamistas como Sud¨¢n.
R. Se trata de un planteamiento incorrecto. Turqu¨ªa no se permite nunca el lujo de insultar o alejarse de otros pa¨ªses. No nos planteamos, nunca, alejarnos de Oriente para acercarnos a Occidente; ni viceversa. Nunca. Tenemos una pol¨ªtica exterior que se est¨¢ normalizando. Y tenemos un refr¨¢n: el r¨ªo corre por su cauce. Y en la pol¨ªtica exterior el r¨ªo est¨¢ encontrando su cauce.
P. Precisamente por todo ello hab¨ªa grandes esperanzas de que usted desempe?ase un papel muy importante en la soluci¨®n de los problemas en Oriente Pr¨®ximo. Pero desde aquel d¨ªa en Davos las expectativas han declinado notablemente. Ya no se le percibe con la imparcialidad necesaria. ?Conf¨ªa todav¨ªa en poder ser un mediador imparcial?
R. No s¨¦ qui¨¦n decide si soy un mediador imparcial. El presidente sirio, Bachar el Asad, conf¨ªa en la imparcialidad de Turqu¨ªa. Y ahora han comenzado tambi¨¦n a llegar reflexiones en ese sentido de la parte israel¨ª. Hace pocos d¨ªas, el ex primer ministro [Ehud] Olmert declar¨® que conf¨ªa en la mediaci¨®n de Turqu¨ªa. Llev¨¢bamos cinco rondas con ¨¦l y hab¨ªamos llegado al punto final. El incidente de Gaza supuso la interrupci¨®n.
P. ?Se sinti¨® usted traicionado o herido, puesto que el proceso de negociaci¨®n estaba tan avanzado y Olmert hab¨ªa estado s¨®lo unos d¨ªas antes en Turqu¨ªa?
R. No quiero expresar mis sentimientos con una palabra demasiado dura. Pero no tuvieron un comportamiento correcto para con nosotros. Aqu¨ª quiero s¨®lo decir que Turqu¨ªa todav¨ªa puede desempe?ar un papel clave en Oriente Pr¨®ximo.
P. ?Sigue usted personalmente comprometido con una posible negociaci¨®n entre Siria e Israel?
R. Ahora mismo no hay negociaciones entre Israel y Siria. Gaza acab¨® con el di¨¢logo.
P. ?Se ha perdido totalmente esa oportunidad?
R. No puede decirse que se haya perdido del todo. Siria sigue dispuesta al di¨¢logo. Pero lo esencial ahora es fijar las formas de hacerlo. Tambi¨¦n vemos que otros pa¨ªses tratan de mediar. Pa¨ªses occidentales.
P. La llegada al poder de Benjam¨ªn Netanyahu parece haber complicado las cosas. ?Qu¨¦ relaci¨®n tiene usted con el primer ministro israel¨ª?
R. No me he reunido con Netanyahu. Le conozco por los medios de comunicaci¨®n. Con Peres me he reunido muchas veces. Igual que con Ehud Barack. Nos reunimos muchas veces. ?stas son las personas con las que mantengo el di¨¢logo en la Administraci¨®n israel¨ª.
P. ?Con Netanyahu no ha hablado nunca? ?Ni por tel¨¦fono?
R. No.
P. La preocupaci¨®n de Estados Unidos, Rusia y las potencias europeas por el programa nuclear iran¨ª crece d¨ªa a d¨ªa. Usted ha sido hasta ahora comprensivo con las explicaciones de Teher¨¢n. ?Lo sigue siendo tras el informe del jueves pasado del OIEA?
R. Nosotros consideramos que Ir¨¢n puede desarrollar la energ¨ªa at¨®mica s¨®lo con objetivos civiles. Estados Unidos tambi¨¦n lo piensa as¨ª. Pero si el programa nuclear evoluciona hacia fines militares, entonces no podemos consentirlo, porque no queremos vecinos con armas at¨®micas. Se lo hemos dicho muchas veces a nuestros amigos iran¨ªes. Pero si Ir¨¢n no puede tener armas nucleares, tampoco debe tenerlas Israel.
P. ?Usted, personalmente, cree que los ayatol¨¢s quieren disponer de armas nucleares o no?
R. Ir¨¢n nos dice que no tiene intenci¨®n de disponer de armas nucleares.
P. ?Y usted les cree?
R. Tengo que creer lo que me est¨¢n diciendo. Pero no s¨¦ qu¨¦ pasar¨¢ ma?ana.
P. En cualquier caso, las sanciones a Ir¨¢n parecen ya inevitables. ?Qu¨¦ posici¨®n adoptar¨¢ Turqu¨ªa? Ahora son ustedes miembros del Consejo de Seguridad de la ONU.
R. Tenemos relaciones muy importantes con Teher¨¢n. Ir¨¢n es nuestro segundo suministrador de gas natural. Tenemos una relaci¨®n estrat¨¦gica. Hay que solucionar el conflicto por v¨ªas diplom¨¢ticas. Nadie tiene que levantarse de la mesa de negociaci¨®n. La diplomacia hasta el final.
P. ?C¨®mo juzga la posibilidad de que Israel lance de forma unilateral un ataque preventivo para destruir las instalaciones nucleares de Ir¨¢n?
R. Ser¨ªa una cat¨¢strofe en la regi¨®n. Una cat¨¢strofe de consecuencias impredecibles. Se trata de algo inconcebible, que no quiero ni siquiera imaginar. Ni comentarlo siquiera.
2. EUROPA
No resulta f¨¢cil para un ciudadano europeo medio comprender con exactitud lo que quiere decir Erdogan cuando afirma que es un l¨ªder musulm¨¢n, laico y democr¨¢tico, por ese orden, sin haber entendido antes que Turqu¨ªa es un Estado laico de la misma manera que M¨¦xico fue revolucionario e institucional bajo el PRI.
Musulm¨¢n, laico, democr¨¢tico: ciertamente la retah¨ªla puede sonar incongruente a muchos o¨ªdos occidentales si no se entiende primero que Erdogan, islamista moderado, se considera laico porque es primer ministro de un Estado formalmente laico, cuyas universidades no dejan que las mujeres con velo pisen sus aulas (raz¨®n por la cual las dos hijas del mandatario estudian en Estados Unidos, donde acuden a clase con la cabeza cubierta); pero donde, tambi¨¦n, las casi 80.000 mezquitas del pa¨ªs dependen del Gobierno, que nombra a sus imanes, los educa, supervisa sus sermones o directamente se los escribe las m¨¢s de las veces.
Es s¨¢bado por la noche en Estambul en el palacio imperial otomano de Dolmabahce en el que muri¨® en 1938 Atat¨¹rk, el fundador de la actual rep¨²blica secular turca. A lo largo de la conversaci¨®n, Erdogan no muestra ninguno de los reflejos que los cr¨ªticos achacan a su autoritarismo y que el cargado clima de Davos, pol¨ªtica y emocionalmente, hizo aflorar: el gesto seco, la insistencia verbal y f¨ªsica rozando la descortes¨ªa (al menos seg¨²n los baremos suizos); la expresi¨®n dura. Al contrario, la entrevista, una de las pocas que ha concedido a un periodista occidental en los ¨²ltimos tiempos, fluye con naturalidad y Erdogan se expresa con lentitud, casi parsimonia. Ni siquiera cuando referir¨¢ su decepci¨®n con Sarkozy y Merkel perder¨¢ la calma, pese a acusarles poco menos que de prevaricaci¨®n.
En cualquier caso, resulta evidente que lo que est¨¢ perdiendo es la paciencia con la Uni¨®n Europea. Y de nuevo resulta dif¨ªcil entender lo que est¨¢ sucediendo en las canciller¨ªas europeas sin incluir en la ecuaci¨®n un elemento: el islam, acentuado por la peligrosa fractura entre un Occidente traumatizado por los atentados de Nueva York, Madrid o Londres y que muchas veces equipara de forma autom¨¢tica y equivocada islam con yihadismo, y un Oriente en el que los ayatol¨¢s iran¨ªes y el radicalismo musulm¨¢n parecen ganar m¨¢s peso cada d¨ªa.
Turqu¨ªa es islam, sostiene Erdogan; pero tambi¨¦n es democracia; y tambi¨¦n es laicismo (estas ¨²ltimas dos cosas s¨®lo de momento, seg¨²n temen los dem¨®cratas europe¨ªstas cuya cabeza m¨¢s visible es el escritor Orhan Pamuk). Y los europeos deben decidir, con plazos que comienzan a ser perentorios, si les interesa o no sostener ese experimento ¨²nico que es Turqu¨ªa pese a los retos que supone tanto para las instituciones y los ciudadanos de los Veintisiete como para el Estado turco fundado por Atat¨¹rk y vigilado, unas veces de cerca, otras de lejos, siempre de forma traum¨¢tica, por los militares. Erdogan no enga?a a nadie en esto.
-La sociedad turca es mayormente musulmana. El 99% de los ciudadanos son musulmanes. Es imposible responder a esta pregunta de otra forma. Y recibir¨¢ la misma respuesta de los militares. Pero estamos haciendo pol¨ªtica en un pa¨ªs laico y democr¨¢tico.
Sobre esa base contundente, y que muchas veces Europa parece no querer o no saber escuchar, se desarrolla el resto de la entrevista, horas antes de que el primer ministro turco aterrice en Espa?a con diez ministros.
P. ?Qu¨¦ siente cuando escucha la negativa m¨¢s o menos abierta de Sarkozy y Merkel a que Turqu¨ªa forme parte de la UE?
R. Es una situaci¨®n que convierte en negativa la positiva percepci¨®n que el pueblo de Turqu¨ªa ten¨ªa de Alemania y Francia. Hay cinco millones de ciudadanos turcos en Europa. Ya estamos integrados en la UE de forma extraoficial. Lo que Francia y Alemania hacen con nosotros es incorrecto. Es cambiar las reglas del juego a mitad de partido. Est¨¢n imponiendo condiciones que no se encuentran en la normativa europea para que no entremos en la UE.
P. Turqu¨ªa siempre ha tenido una relaci¨®n especial con Francia. ?Ha hablado usted de todo esto cara a cara con Sarkozy?
R. Muchas veces. Ampliamente. Tambi¨¦n lo he discutido con Merkel. Coincidimos en muchas cosas cuando hablo con ellos. Pero cuando nos damos la espalda, las cosas cambian.
P. ?Est¨¢ diciendo que Sarkozy y Merkel le dicen una cosa y a la hora de la verdad hacen otra?
R. S¨ª.
P. ?Personalmente, le resulta frustrante esta actitud?
R. Turqu¨ªa se present¨® ante Europa en 1959. Han pasado 51 a?os. Eso tiene un impacto muy negativo en la pol¨ªtica interior. Nunca se impuso a ning¨²n pa¨ªs lo que se nos est¨¢ exigiendo a nosotros ahora. La sociedad turca y el mundo isl¨¢mico opinan de la siguiente forma. Dicen: por favor, no os esforc¨¦is, porque no aceptar¨¢n a Turqu¨ªa en la UE. Europa, dicen, es un club cristiano. Eso mismo lo escucho en mi pa¨ªs.
P. ?Por qu¨¦ insistir cuando Europa ya ha mandado se?ales claras de que la adhesi¨®n ser¨¢ un proceso largo, frustrante y con un final tan poco claro?
R. No perdemos la esperanza. Podemos aportar mucho a la Uni¨®n Europea. Y la UE puede aportarnos mucho a nosotros. Turqu¨ªa es el ¨²nico pa¨ªs que puede actuar de puente entre el mundo isl¨¢mico, que cuenta con 1.500 millones de ciudadanos, y el mundo europeo occidental.
P. ?Es posible imaginar que sea Turqu¨ªa la que, finalmente, d¨¦ un portazo a Europa si las cosas siguen como hasta ahora?
R. No vamos a tener ning¨²n problema con negociar la integraci¨®n. Pero tendremos problemas si de lo que hablamos es de asimilaci¨®n. Si tratan de imponernos una asimilaci¨®n, nuestro comportamiento ser¨¢ diferente.
P. ?Asimilaci¨®n?
R. Asimilaci¨®n cultural..
P. ?Qu¨¦ espera de la presidencia espa?ola?
R. Tenemos muchas esperanzas. Porque hasta ahora, las relaciones han ido muy bien. Estamos juntos en la Alianza de Civilizaciones. Espa?a sabe lo que ahora est¨¢n haciendo contra nosotros. Y tengo la total confianza en que Espa?a logre cambiar esta din¨¢mica durante su presidencia.
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