Una gran cita de lo jondo
Con el concierto de Enrique Morente, que llen¨® hasta los topes el amplio aforo de 1.300 localidades del teatro Circo Price, termin¨® el Festival Flamenco de Caja Madrid en su XVIII edici¨®n. Han sido cinco d¨ªas en los que la capital de Espa?a se ha constituido en centro de este arte ¨²nico, ya que aqu¨ª se concentraron varios de los primeros nombres indiscutibles de lo jondo actual.
El primer d¨ªa destac¨® Carmen Linares, quien brill¨® en todo lo que hizo, de manera sensacional en las siguiriyas y en las tarantas, poniendo la voz en una dimensi¨®n dif¨ªcil de igualar, en una tonalidad fascinante. Esta noche se rindi¨® homenaje a Jos¨¦ Manuel Caballero Bonald, haci¨¦ndosele entrega de un galard¨®n Calle de Alcal¨¢ por su destacada y prolongada labor: m¨¢s de cincuenta a?os a favor del flamenco.
Las seguiriyas de Morente, ejemplares, como para colgarlas en un cuadro
El segundo d¨ªa fue uno de los m¨¢s importantes, con Mayte Mart¨ªn y Enrique de Melchor. Mayte es otra cantaora de primer¨ªsimo plano, en posesi¨®n de una voz privilegiada, que utiliza con frecuencia de manera genial, siendo una de las pocas artistas que cultiva regularmente los bajos, con una afinaci¨®n de ensue?o. Hizo la malague?a y remat¨® con cantes abandolaos de manera magistral, a mi juicio insuperable. Enrique de Melchor recibi¨® el galard¨®n Calle de Alcal¨¢ que se concede por una carrera vinculada a Madrid de forma sustantiva, e hizo un concierto sumamente inteligente porque coordin¨® las tres modalidades en las que ha fundamentado su trayectoria, es decir, guitarra en concierto, acompa?amiento al cante y acompa?amiento al baile. Tuvo junto a ¨¦l a un singular cantaor, Chato de V¨¦lez, con l¨ªmites de voz, pero con un cierto y grato pellizco.
El tercer d¨ªa actuaron dos bailaores de fuste, aunque quiz¨¢ un tanto apegados al pasado: Tony el Pelao y La Uchi. ?l es el ¨²ltimo eslab¨®n de una dinast¨ªa madrile?a -la ¨²nica que ha existido- de bailaores. Baile extremadamente sobrio, de pasos medidos, sin grandes alharacas, pero que llega al p¨²blico con efectividad. En la segunda parte estuvo Diego el Cigala, en uno de sus conciertos habituales en que combina tradici¨®n y modernidad, metiendo mucha orquesta acompa?ante.
El cuarto d¨ªa hubo cante y piano. En el cante vimos a Arc¨¢ngel, un cantaor correcto, que conoce bien los cantes, pero que los interpreta un tanto fr¨ªamente, sin pasi¨®n ni emotividad. Al piano estuvo Dorantes, en un gran concierto en que altern¨® palos tradicionales del flamenco -la sole¨¢, las buler¨ªas- con aires m¨¢s modernos, haci¨¦ndolo todo con maestr¨ªa. En dos ocasiones le acompa?¨® El Grilo, con su forma habitual de bailar, a veces de largu¨ªsima duraci¨®n.
Y el ¨²ltimo d¨ªa, el pasado s¨¢bado, lleg¨® Enrique Morente. Con su habitual solvencia, el cantaor hizo un extenso recital cuajado de momentos intensos que fueron elevando el clima de manera constante. Hizo cante tradicional y alg¨²n tema del disco sobre Picasso, y todo lo hizo de bien para arriba, a veces con ese toque genial frecuente en el cantaor. Lo de cante tradicional es un decir pues, como es sabido desde hace tiempo, ning¨²n cante de Morente suena como nos sonar¨ªa dicho por otro cantaor. Ni por ¨¦l mismo. Las siguiriyas r¨¢pidas, y largu¨ªsimas, que hizo, por ejemplo, fueron realmente ejemplares, para colgarlas en un cuadro. Y casi todo as¨ª. Las ronde?as y cantes abandolaos de los inicios del concierto, otra gran creaci¨®n de ese Morente que todos aplaudimos acaloradamente, como se le ovacion¨® esa noche.
Gran concierto de Enrique Morente y gran Festival Flamenco de Caja Madrid. Un festival ya de amplia vida, que debe seguir siendo punto de reuni¨®n de lo jondo en a?os sucesivos.
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