Un empleo para salir de la calle
El programa Itaka ofrece a 1.700 adolescentes del Raval una v¨ªa para seguir form¨¢ndose tras acabar la ESO
"Yo no soy de fumar porros, pero s¨ª me veo barriobajeando". Con aire chulesco pero simp¨¢tico, Joseph El Cabriti, marroqu¨ª nacido en Barcelona, cuenta c¨®mo hace un a?o temi¨® convertirse "en un caso perdido". Dej¨® el instituto sin haber aprobado 4? de ESO porque no compart¨ªa "la ideolog¨ªa de los profesores". Liante confeso -"he sido bastante cabroncete en el cole"-, se plante¨® terminar la secundaria en la escuela de adultos pero lo atrap¨® la calle, "la vagancia, el estar todo el d¨ªa sin hacer nada". Justo en ese momento de estancamiento y desorientaci¨®n vital, aparece el salvavidas del proyecto Itaka al Raval, cuyo lema es Mirant cap al futur, un programa que tiende la mano a j¨®venes de entre 16 y 18 a?os que no saben por d¨®nde tirar. "Abandonan o terminan el instituto, con lo que se acaba una obligaci¨®n diaria, ?y a partir de ah¨ª, qu¨¦?". ?sa es la encrucijada en la que se encuentran los 27 j¨®venes -chicos en su mayor¨ªa- que desde el a?o pasado han participado en este proyecto, seg¨²n cuenta una de sus coordinadoras, Vanessa Cayuela.
La desmotivaci¨®n es el riesgo de unos chicos que est¨¢n "en trance peligroso"
"Dejan el instituto y se acaba una obligaci¨®n diaria", avisa un responsable
La desmotivaci¨®n es el principal enemigo de los chavales que se encuentran en ese "trance peligroso" que separa el colegio del trabajo. Necesitan l¨ªmites o, como dice Vanessa, "una mosca cojonera". Ella fue la de Joseph. La que lo anim¨® a hacer un curso de carpinter¨ªa para descubrir luego qu¨¦ era eso de trabajar. "En las pr¨¢cticas no falt¨¦ ni un d¨ªa, llegaba puntual y aprend¨ª a respetar a mis compa?eros", recuerda. Tanto fue as¨ª que el jefe del taller lo quer¨ªa contratar, pero una lesi¨®n lo dej¨® fuera de juego. Ahora, ya recuperado y con 18 a?os reci¨¦n cumplidos, tiene otros planes: hacer realidad su sue?o de entrar en el Ej¨¦rcito. "Me gusta la disciplina, el deporte y superarme a m¨ª mismo cada d¨ªa", cuenta entusiasmado ante la mirada esc¨¦ptica de Vanessa. "Ella me apoya, pero no le hace ninguna gracia", confiesa risue?o Joseph, que ya ha empezado a entrenarse para las pruebas. Es el primer participante del programa que opta por esta v¨ªa, y aunque Vanessa no comparte su decisi¨®n, la entiende. Seg¨²n ella, el chico est¨¢ buscando "los l¨ªmites que no ha tenido hasta ahora". Y tambi¨¦n salir de Barcelona porque, dice Joseph, "en este barrio no se cuece nada bueno". Aunque reconoce que el proyecto Itaka es "lo mejor que le ha pasado al Raval", tiene los ojos puestos en Madrid y Melilla, lejos de "la chusma que hay por aqu¨ª".
El Raval es una de las zonas de Barcelona que ha vivido m¨¢s transformaciones sociales, culturales y urban¨ªsticas en los ¨²ltimos a?os. En el barrio viven cerca de 48.000 personas, extranjeras en su mayor¨ªa, provenientes de Marruecos, Pakist¨¢n, Bangladesh y Filipinas. La fundaci¨®n Tot Raval, que coordina el proyecto Itaka, calcula que 1.711 son j¨®venes de entre 15 y 19 a?os, y a ellos est¨¢ dirigido el programa.
Joseph repite hasta la saciedad que no sabe qu¨¦ habr¨ªa hecho sin Itaka, pero los primeros que le tendieron la mano fueron los trabajadores del casal Joan Salvador Gavina, que lo conocen desde peque?o. Este centro, junto con la Associaci¨® Educativa Integral del Raval, la Escola de M¨²sics y las asociaciones para j¨®venes TEB e Impulsem tejen la red de recursos que ofrece el programa Itaka.
Despu¨¦s de entrevistarles y elaborar un itinerario integral para cada uno de ellos, el objetivo es que los chicos adquieran una "formaci¨®n y una experiencia prelaboral satisfactoria, que se vinculen con la comunidad y que, los que quieran, se reincorporen a la educaci¨®n reglada", explican desde la direcci¨®n del programa. Coordinado por la fundaci¨®n Tot Raval, el proyecto Itaka tiene antenas en institutos y colegios del barrio, que identifican a los alumnos con m¨¢s dificultades para seguir el curso. Como Jimmy Gabriel Pilaloa, que dej¨® las clases en 2? de ESO. "Estaba ausente, ya no la liaba como antes pero no hac¨ªa nada porque sab¨ªa que iba a repetir otra vez", cuenta este chico ecuatoriano de 16 a?os. Los profesionales de Itaka le propusieron sacarse el graduado en secundaria a la vez que aprend¨ªa un oficio. Los llamados PQPI (programas de cualificaci¨®n profesional inicial) son el recurso m¨¢s indicado para los j¨®venes que quieren seguir form¨¢ndose. Reciben una atenci¨®n m¨¢s personalizada, porque los grupos no son tan numerosos como en el instituto y, adem¨¢s, ven cerca el futuro laboral. Y en eso est¨¢ Jimmy. Aprendiendo inform¨¢tica por las ma?anas y estudiando por las tardes. "Luego quiero hacer un grado medio porque mi pap¨¢ me ayudar¨¢ a montar una empresa de inform¨¢tica", cuenta ilusionado el joven, consciente y orgulloso de haber recuperado el "inter¨¦s por aprender". ?se es el objetivo del proyecto Itaka, que los chicos se motiven por algo, desde estudiar o aprender a tocar un instrumento hasta hacer voluntariados o buscar trabajo.
Rasheed Hussain est¨¢ en este ¨²ltimo grupo. Con la ESO aprobada aunque con serias dificultades para comunicarse en castellano, este chico de 17 a?os no quiere ni o¨ªr a hablar de estudiar. Dej¨® un ciclo formativo de mec¨¢nica a los tres d¨ªas y ahora s¨®lo quiere llevar dinero a casa. Vanessa le ha ense?ado a hacer su curr¨ªculum, lo ayuda a buscar ofertas en Internet y llama para concertar entrevistas. Pero en el cara a cara, Rasheed est¨¢ solo ante el peligro. "Te dicen que est¨¢ bien, pero luego no te llaman", se queja, "es muy dif¨ªcil sin saber catal¨¢n". Impaciente aunque todav¨ªa animado, este joven que dej¨® Bangladesh hace cuatro a?os, lleva cinco meses buscando trabajo en hoteles y restaurantes. "Es que tambi¨¦n est¨¢ la crisis, Rasheed", le consuela la gente de Itaka.
El proyecto, que este a?o triplicar¨¢ el n¨²mero de j¨®venes a los que ha atendido hasta ahora, puede presumir de garant¨ªas: cuatro de sus chicos han conseguido un contrato de trabajo.
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