Por la pendiente resbaladiza de los t¨®picos
Un comentario editorial sobre el uso peyorativo del t¨¦rmino gallego por parte de Rosa D¨ªez provoca cartas de protesta. El diario no debe alimentar estereotipos negativos
La iron¨ªa es un muy saludable ejercicio mental, pero cuando se utiliza en un medio de comunicaci¨®n debe administrarse con mucho tacto. EL PA?S incorpor¨® hace un tiempo en la secci¨®n de Opini¨®n una nota editorial que, bajo el ep¨ªgrafe de El acento, comenta alg¨²n asunto de actualidad en clave de iron¨ªa. Recibo con relativa frecuencia cartas de lectores molestos con esta secci¨®n por alg¨²n comentario que consideran ofensivo, excesivamente mordaz o impropio en un art¨ªculo que expresa la opini¨®n del diario.
El sentido del humor es una cuesti¨®n muy personal. Hay temas que se prestan, otros no tanto. Tratarlos en la secci¨®n de editoriales puede convertirse en una pendiente resbaladiza. A tenor de las reacciones suscitadas, El acento resbal¨® el pasado 26 de febrero con un comentario editorial titulado precisamente "El resbal¨®n de Rosa D¨ªez". Se refer¨ªa a un desliz cometido por la diputada de UPyD en el programa Hoy de CNN+. Preguntada por I?aki Gabilondo sobre c¨®mo definir¨ªa al presidente Rodr¨ªguez Zapatero, respondi¨® que "podr¨ªa ser gallego en el sentido m¨¢s peyorativo del t¨¦rmino".
El comentario levant¨® una gran pol¨¦mica, porque adem¨¢s llov¨ªa sobre mojado: unos meses antes hab¨ªa utilizado la misma expresi¨®n, tambi¨¦n en sentido peyorativo, para referirse al presidente de la Xunta de Galicia, Alberto N¨²?ez Feij¨®o. La pol¨¦mica ha acabado salpicando a EL PA?S. Varios lectores consideran que el comentario no s¨®lo es condescendiente con la utilizaci¨®n de este estereotipo negativo sobre los gallegos, sino que lo alimenta. "Les ha quedado peor la enmienda que el soneto", escribe Filipe Ant¨®nio Diez, licenciado en Filolog¨ªa Hisp¨¢nica. "Si la actitud de Rosa D¨ªez fue inaceptable y la del Sr. Gabilondo cuando menos negligente, con este editorial EL PA?S le a?ade el plus de la infamia y la iniquidad premeditadas", escribe.
Xabier P. DoCampo nos pide una rectificaci¨®n por haber banalizado una ofensa tal a todos los gallegos. Otros lectores, como Xose A. Laxe, Francisco X. Fern¨¢ndez Navas, Marcos Calveiro, Xose M. P¨¦rez Sardi?a y C¨¦sar Fonseca, han enviado tambi¨¦n cartas de queja. A Xose-Henrique Costas Gonzalez, catedr¨¢tico de la Universidad de Vigo, lo que le ha molestado es que, despu¨¦s del "buen rollito y el colegueo disculpativo" con Rosa D¨ªez, el editorial se permita tachar de victimistas a los gallegos que han protestado. Eva Moraleda nos paga con la misma moneda, la iron¨ªa: "Me gustar¨ªa sugerirles un p¨¢rrafo de Miguel de Unamuno, porque as¨ª lo pueden reproducir si alguna vez tienen ganas de llamarnos de nuevo 'quejicas' a los gallegos y no les apetece redactar un art¨ªculo entero", dice.
.Este es el p¨¢rrafo de Unamuno: "En esta poes¨ªa [la de Rosal¨ªa de Castro] es donde se encuentran unos versos muy sentidos, s¨ª, pero deplorables por su injusticia, unos versos que brotaron de la irreductible suspicacia galaica, de la man¨ªa que los buenos, honrados y laboriosos hijos de esa tierra de ver en todo desdenes y burlas y desprecios. Una susceptibilidad femenina, casi morbosa, les hace fantasear yo no s¨¦ qu¨¦ intenciones en el modo seco y algo rudo del castellano, que no naci¨® para prodigar mimos y caricias." Como se ve los t¨®picos y los estereotipos territoriales vienen de lejos pero siguen resonando con fuerza y en ciertos contextos, pueden llegar a ser peligrosos.
Me lo recuerda Jairo Dorado, un gallego de 30 a?os residente en Bosnia, quien sugiere que leamos las transcripciones de Radovan Karazdic en el Parlamento de la Rep¨²blica Federativa de Bosnia Herzegovina refiri¨¦ndose a los musulmanes entre 1989 y 1991 "para ver c¨®mo empiezan ciertas cosas". "?Aceptar¨ªa y defender¨ªa EL PA?S que se llamara a Barack Obama "negro en el sentido m¨¢s peyorativo del t¨¦rmino" o a un cantante flamenco "gitano, en el sentido m¨¢s peyorativo del t¨¦rmino"?, inquiere. Desde luego que no. La palabra "m¨¢s" y la palabra "peyorativo", unidas a cualquier gentilicio, son ideol¨®gicamente mortales. Poca broma con estos conceptos. Y menos en un comentario editorial. El diario no debe alimentar los estereotipos negativos sobre ning¨²n colectivo.
Si banalizar asuntos serios no es lo que esperan los lectores de un diario riguroso, tampoco esperan que se distorsione la realidad y se eleve a categor¨ªa de noticia lo que s¨®lo es una an¨¦cdota. El piloto Gonzalo O'Kelly Garriga me escribe para protestar por una noticia aparecida en la edici¨®n digital del 4 de marzo. Se titula "La pastilla que pudo estrellar un avi¨®n", y no lleva firma. "Es un titular vergonzoso y demagogo, propio de prensa amarilla, nunca de supuesta prensa seria, en la que el titular deber¨ªa limitarse a reflejar los hechos acontecidos". Lo acaecido, seg¨²n se lee en la propia noticia, es que un piloto se confundi¨® y en lugar de tomar una pastilla contra la hipertensi¨®n, tom¨® otra para dormir.
El titular era tremendista y suger¨ªa que la equivocaci¨®n hab¨ªa dado lugar a una grave situaci¨®n de peligro -"estrellar" un avi¨®n no es ninguna broma- cuando en realidad nunca lo hubo. Simplemente, el copiloto tom¨® el mando del avi¨®n. "Sepa usted", indica Gonzalo O'Kelly, "que circunstancias como la se?alada son algo no habitual, pero s¨ª normal. Los dos pilotos est¨¢n igualmente capacitados para pilotar el avi¨®n. Desde infartos, isquemias o ataques epil¨¦pticos a mareos o simples fatigas, son motivos para que el avi¨®n no est¨¦ tripulado por una sola persona".
Si ya es dudoso que un asunto como ¨¦se tenga alg¨²n inter¨¦s, lo lamentable es que se haya exagerado el titular hasta el punto de falsear la realidad, con el evidente prop¨®sito de llamar la atenci¨®n sobre un asunto que no la merec¨ªa. Unas veces para embellecer, otras para conseguir un mayor impacto en el saturado lector, las exageraciones causan una p¨¦sima impresi¨®n porque revelan falta de rigor y ausencia de controles de calidad. Al respecto he de advertir que son muchos los lectores que en los ¨²ltimos meses se han dirigido a la Defensora para se?alar que observan un empeoramiento en el uso del lenguaje, especialmente en la edici¨®n ditigal.
"Entiendo que las quejas que recibe son muchas y variadas. Plagios, mal uso de fuentes, subjetividad de los textos, ¨¦tica period¨ªstica... No quiero pues que mi queja suene superficial", me escribe Oriol Alcorta Hojas, de Barcelona. "S¨®lo pretendo reclamar una mejor redacci¨®n de textos. Entiendo que en una ¨¦poca de feroz competencia, escasos ingresos publicitarios y recortes de plantilla, la gesti¨®n del peri¨®dico se centre en la viabilidad econ¨®mica, pero la Direcci¨®n deber¨ªa recordar que muchos pagamos a¨²n, d¨ªa tras d¨ªa, por leer su peri¨®dico". El lector cita, a modo de ejemplo, una cr¨®nica deportiva titulada "El choque de todas las revanchas", sobre los Juegos Ol¨ªmpicos de Invierno de Vancouver, "plagada de errores gramaticales, ortogr¨¢ficos, tipogr¨¢ficos, de concordancia... Espero que mi queja sirva para recordarles cu¨¢l es el m¨ªnimo que se le exige a su diario".
Hay errores tan clamorosos que brillan con luces de ne¨®n. L¨ªvidos y horrorizados debieron quedarse muchos lectores al adentrarse en el reportaje "La escritura del horror", publicado en El Pa¨ªs Semanal. En la presentaci¨®n se dec¨ªa "De Hitler a Stalin. De Franco a Pinochet. Sufr¨ªan complejo de inferioridad, problemas con la l¨ªvido, delirios de grandeza?" Para Anna Boluda, "eso no es una simple falta de ortograf¨ªa, ?es un atentado a la vista! ?Acaso no se lee nadie, adem¨¢s del autor, los textos antes de publicarlos?", pregunta. "Llevo observando alarmado en los ¨²ltimos tiempos que en EL PA?S cada vez se cometen m¨¢s incorrecciones y faltas de ortograf¨ªa", abunda Rafael Garc¨ªa P¨¦rez, desde A Coru?a. "?Es que han eliminado los correctores?" El profesor Fernando Ingl¨¦s teme que "La escritura del horror" sea "una premonici¨®n respecto al futuro de la ortograf¨ªa de su/nuestro peri¨®dico". La Defensora tambi¨¦n cree que algo debe hacerse, y r¨¢pido, al respecto.
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