El verdadero significado de aquel 11-M
Los atentados de Madrid fueron obra de una trama 'yihadista' conectada con el n¨²cleo central de Al Qaeda. Para situarlos cabe recordar el v¨ªdeo de Bin Laden de 2003 en el que amenazaba expl¨ªcitamente a Espa?a
No es casual que la ponderada sentencia sobre los atentados de Madrid aludiese a quienes fueron procesados y condenados por tales hechos, si exceptuamos a los criminales espa?oles de los cuales obtuvieron los explosivos, como "miembros de c¨¦lulas y grupos de tipo yihadista". Al contrario de lo que con frecuencia se da por descontado, dentro y fuera de nuestro pa¨ªs -supongo que en buena medida debido a lo exc¨¦ntrico que entre los propios espa?oles ha sido el debate sobre los autores implicados en la matanza de los trenes de la muerte-, en tan importante documento judicial no existe menci¨®n alguna a "c¨¦lula local", "c¨¦lula independiente", "c¨¦lula local independiente" o concepto de equivalencia similar. Y es que lo sucedido en Espa?a en aquella infame fecha de marzo de 2004, exactamente 911 d¨ªas despu¨¦s de los atentados del 9/11 -11 de septiembre seg¨²n la manera anglosajona de datar- en Estados Unidos, no fue el producto de una c¨¦lula local independiente inspirada por Al Qaeda pero carente de conexiones con dicha estructura terrorista o alguna de sus entidades afiliadas. Tanto la composici¨®n misma de la red que prepar¨® y perpetr¨® los atentados de Madrid, como su recientemente acreditada conexi¨®n con el n¨²cleo central de Al Qaeda, al igual que la estrategia subyacente a tales hechos, evidencian que el verdadero significado del 11-M fue otro.
La red terrorista del 11-M estaba vinculada al mando de Al Qaeda en Wazirist¨¢n del Norte
Los atentados en Espa?a se produjeron 911 d¨ªas despu¨¦s de los del 11-S, el 9/11 en ingl¨¦s
En primer lugar, la red que estuvo detr¨¢s de los atentados del 11 de marzo, constituida entre septiembre de 2002 y noviembre de 2003, aglutin¨® en lo fundamental a cuatro colectivos preexistentes y relativamente reducidos de individuos. Dos de esos colectivos se encontraban especialmente interconectados, pues derivaban de la c¨¦lula establecida por Al Qaeda en Espa?a a mediados de los noventa del pasado siglo. Esta c¨¦lula fue sustancial pero no completamente desmantelada en los meses que siguieron a los atentados del 11-S, cuando su l¨ªder era Imad Eddin Barakat Yarkas, m¨¢s conocido como Abu Dahdah. Un tercer colectivo de individuos que se incorpor¨® a la red del 11-M estaba ligado a la fracci¨®n que el Grupo Isl¨¢mico Combatiente Marroqu¨ª ten¨ªa en Europa occidental, sobre todo en B¨¦lgica y Francia. El cuarto y ¨²ltimo colectivo en integrarse estaba compuesto por algunos narcotraficantes convertidos en islamistas violentos. Se trataba, en conjunto, de varones, casi todos inmigrantes de origen norteafricano -sobre todo marroqu¨ªes-, nacidos entre 1960 y 1983, en su mayor¨ªa con entre 23 y 33 a?os cuando perpetraron los atentados. Al igual que otras de sus caracter¨ªsticas sociales denotan una notable diversidad, tampoco todos interiorizaron una ideolog¨ªa yihadista y fueron reclutados en el mismo lugar, al mismo tiempo o mediante el mismo proceso.
En segundo lugar, tal y como desvel¨¦ en parte hace apenas unos meses, exist¨ªa una conexi¨®n entre la red terrorista del 11-M y el mando de operaciones externas de Al Qaeda en Wazirist¨¢n del Norte (EL PA?S, 17 de diciembre). Este hallazgo, del que tuve indicios fundados a finales de 2008 en Reino Unido, se basa en la figura de Amer Azizi, quien fuera destacado miembro de la mencionada c¨¦lula de Al Qaeda en Espa?a y lograse huir tras su desarticulaci¨®n.
Azizi reclut¨® al iniciador en 2002 de la trama responsable de los atentados de Madrid. Estaba estrechamente ligado al menos a otros tres importantes miembros de esa trama, y se manten¨ªa en contacto con el cabecilla operativo de la red local, es decir, Serhane ben Abdelmajid Fakhet, El Tunecino. Tampoco era ajeno al Grupo Isl¨¢mico Combatiente Marroqu¨ª ni al Grupo Isl¨¢mico Combatiente Libio, con cuyo entonces dirigente lleg¨® a comunicarse este ¨²ltimo en 2003. Cuando ocurri¨® el 11-M, Amer Azizi era el hombre de confianza del n¨²mero tres en la jerarqu¨ªa de Al Qaeda, el egipcio Hamza Rabia, junto a quien muri¨® en diciembre de 2005 como consecuencia de uno de los ataques selectivos de la inteligencia estadounidense, mediante aeronaves no tripuladas, contra miembros prominentes de dicha estructura terrorista en los territorios fronterizos entre Afganist¨¢n y Pakist¨¢n.
En tercer lugar, la estrategia de los atentados de Madrid no proced¨ªa de la red que los prepar¨® y ejecut¨®. Para entenderla, cabe recordar el conocido v¨ªdeo difundido por Al Jazeera el 18 de octubre de 2003, en el que Osama Bin Laden amenaz¨® a Espa?a, y un mensaje de correo electr¨®nico al semanario Al Majallah ocho d¨ªas despu¨¦s. Hay quienes consideran que lo ocurrido se inspir¨® en dos documentos -"Yihad en Irak" y "Mensaje al Pueblo Espa?ol"-, publicados en diciembre de 2003 en Global Islamic Media Centre, pero para entonces la red del 11-M ya estaba formada y no hay trazas de que sus miembros los conocieran. Sin embargo, conocieron y siguieron las orientaciones remitidas por las Brigadas Abu Hafs al Masri/Al Qaeda desde Ir¨¢n y quiz¨¢ Yemen. Sin el segundo de los comunicados firmados con esa denominaci¨®n, alusiva a quien fuera jefe del comit¨¦ militar de Al Qaeda, que la c¨¦lula operativa del 11-M recogi¨® de Internet horas despu¨¦s de haber sido colocado, mal se comprende su posterior actuaci¨®n. No pocos han dudado de la fiabilidad de esos textos, pero baste mencionar que el primero de ellos hablaba de la advertencia hecha con el atentado de 2003 en Nasiriya contra fuerzas italianas. Ahora sabemos que uno de los suicidas que lo cometi¨® fue reclutado en Espa?a y trasladado por el mismo conducto por el que huyeron hacia Irak algunos de los implicados en el 11-M.
As¨ª, lo ocurrido en Madrid hace seis a?os denotaba la continuada actividad de Al Qaeda tras el 11-S, instigando, aprobando y probablemente tambi¨¦n facilitando la comisi¨®n de atentados espectaculares y muy letales en las sociedades occidentales. Esta actividad persiste, aunque se hayan detectado alteraciones notables en el alcance y los l¨ªmites de las capacidades de Al Qaeda. Aquel 11-M result¨® adem¨¢s indicativo de la reorientaci¨®n que a partir de 2002 se observaba entre las organizaciones yihadistas norteafricanas afines a Al Qaeda y que culmin¨® en la formaci¨®n de su actual extensi¨®n regional magreb¨ª. Asimismo, los atentados de Madrid fueron reveladores acerca de la movilizaci¨®n terrorista de inmigrantes de primera generaci¨®n procedentes de pa¨ªses musulmanes. Lo que se a?ad¨ªa a la radicalizaci¨®n y el reclutamiento, constatado en otras naciones europeas, de j¨®venes correspondientes a las llamadas segundas y terceras generaciones.
Adem¨¢s, los atentados en los trenes de cercan¨ªas revelaban mucho sobre el terrorismo global como un fen¨®meno polimorfo de componentes heterog¨¦neos que interact¨²an entre s¨ª, cuyos dirigentes reconocen una jerarqu¨ªa de mando y control, pero que es flexible y se adapta a las circunstancias propias de una determinada situaci¨®n, produciendo en ocasiones, como el 11-M, combinaciones excepcionales.
Con todo, los atentados del 11-M no s¨®lo hablaban por s¨ª mismos acerca de un terrorismo yihadista en transici¨®n, tras haber perdido Al Qaeda y sus entidades afiliadas el santuario afgano del que se beneficiaron hasta el oto?o de 2001. Tambi¨¦n resultaron indicativos de la cambiante naturaleza de la amenaza del yihadismo global. No fueron unos atentados planificados, preparados y ejecutados s¨®lo por Al Qaeda, como hab¨ªa sido habitual hasta 2002. Pero tampoco fueron producto exclusivo de una c¨¦lula independiente. M¨¢s bien reflejaron la realidad de una amenaza compleja y compuesta, en la que confluyen diferentes grupos y organizaciones.
Por lo dem¨¢s, el 11-M dej¨® una vez m¨¢s clara la predilecci¨®n del terrorismo yihadista por los sistemas de transporte p¨²blico como blanco, una preferencia por el uso de artefactos explosivos y la determinaci¨®n suicida de sus ejecutores. Alguno de los implicados en esos atentados hab¨ªa escrito su testamento.
Finalmente, lo sucedido hace seis a?os en Madrid puso de manifiesto que las directrices de Al Qaeda, las decisiones de sus organizaciones asociadas y las aspiraciones de las redes locales pueden converger, aprovech¨¢ndose de oportunidades especialmente favorables para la ejecuci¨®n en sociedades occidentales de actos de terrorismo global.
Fernando Reinares, catedr¨¢tico de Ciencia Pol¨ªtica en la Universidad Rey Juan Carlos, acaba de ser elegido director acad¨¦mico de la International Counter Terrorism Academic Community. Una versi¨®n m¨¢s extensa de este art¨ªculo aparecer¨¢ en el pr¨®ximo n¨²mero de Survival, la revista del Instituto Internacional de Estudios Estrat¨¦gicos de Londres.
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