26 pu?aladas entre olivos
La disputa por unas lindes le ha costado la vida a Fernando Jurado, ex secretario general de la UCD en Ja¨¦n. El presunto asesino, un pol¨ªtico local, iba a presentarse a alcalde de su pueblo
Escopeta en ristre, Fernando Jurado sali¨® a cazar por sus tierras, situadas en un inmenso paraje a las afueras de Pegalajar (Ja¨¦n). Llevaba un machete y una jaula con unos cucos. All¨ª, entre olivos y con la tierra a¨²n h¨²meda por la lluvia de esos d¨ªas, se cruz¨® con Antonio Quesada, con el que manten¨ªa una disputa de lindes. Lo ¨²nico que se sabe con certeza de ese encuentro es que, tras una discusi¨®n entre ellos, Jurado recibi¨® 26 pu?aladas y su cuerpo fue encontrado horas despu¨¦s tirado en un barranco. El fusil que llevaba al hombro a¨²n no ha sido hallado.
Hace a?os, este encuentro en mitad del monte hubiese sido el de dos amigos. Porque lo fueron. Tanto, que el presunto asesino vendi¨® a la v¨ªctima parte de esa finca: se qued¨® con la zona del olivar y le cedi¨® el resto del terreno a Jurado, que lo iba a utilizar como coto de caza. El problema es que a ¨¦ste se le ocurri¨® colocar una valla cineg¨¦tica, que al parecer invad¨ªa parte de su terreno. Antonio Quesada, un hombre convencido de que la tierra es de quien la trabaja, nunca perdon¨® lo que ¨¦l consideraba una afrenta. Tras ser interrogado tres veces por guardias civiles de la Comandancia de Ja¨¦n, que hab¨ªan encontrado sangre en los zapatos y en el coche del sospechoso, ¨¦ste acab¨® confesando el crimen.
El supuesto asesino ve¨ªa en Jurado a un hombre de ¨¦xito, primero en la pol¨ªtica y despu¨¦s como empresario del agua
El asesinato ha tenido una gran repercusi¨®n en Ja¨¦n, donde Fernando Jurado fue secretario general de la UCD. Hablamos de 1977, a?o en el que se vot¨® el texto de la Constituci¨®n y en el que por primera vez empezaban a desaparecer algunos s¨ªmbolos franquistas. Del 19 al 21 de octubre de 1978 se celebr¨® el primer congreso de UCD, donde apenas hab¨ªa jiennenses con peso, en una provincia claramente dominada por la izquierda. En el consejo pol¨ªtico que se form¨® entonces s¨®lo hab¨ªa dos, Jurado, secretario provincial, y Jos¨¦ Sabalete, un peque?o empresario que iba como adjunto. Conjuntamente organizaron todos los comit¨¦s provinciales y trabajaron hombro con hombro durante los primeros a?os de la vida democr¨¢tica en Ja¨¦n.
Aunque despu¨¦s perdieron el contacto, en la memoria de Sabalete se conserva la imagen de Jurado no s¨®lo como el hijo de un jefe de polic¨ªa durante el franquismo y un fan¨¢tico de la caza, sino como un joven con mucha energ¨ªa, buen discurso, trabajador e inclinado en sus ideas a la derecha. "Si lo part¨ªas por la mitad, hab¨ªa m¨¢s de derechas que de izquierdas, pero lo disimulaba muy bien", cuenta Sabalete en su casa de Aranjuez (Madrid).
Con la primera gran victoria del PSOE, UCD se fue al traste y Jurado se centr¨® en su despacho profesional y en los negocios que emprendi¨®. Por esas fechas, Antonio Quesada, quien d¨¦cadas despu¨¦s iba a tener el fatal encuentro en el monte con ¨¦l, se paseaba por el pueblo de Pegalajar con una bandera del Partido Comunista. Quesada era el ¨²nico hijo de una familia de labradores, oficio en el que se ocup¨® siendo un ni?o. Poco dado a los estudios, aunque era un gran lector, comenz¨® a trabajar de joven como instalador de Telef¨®nica. Era el ¨²nico de sus amigos del pueblo con empleo y todav¨ªa se le recuerda pagando rondas en los bares. En ese ambiente se mov¨ªa Antonia Molina, una joven de familia acomodada que estudiaba psicolog¨ªa en Granada. Quesada, con mucho don de palabra, muy locuaz, logr¨® enamorar a Antonia. Aquella relaci¨®n que acab¨® en boda no estaba bien vista por la familia de ella. Hicieron separaci¨®n de bienes.
La mujer de Quesada hered¨® muchas hect¨¢reas de tierra de su familia. De ellas se ocup¨® su marido. Parte de esas tierras fueron compradas por Fernando Jurado, que trab¨® una cierta amistad con Quesada. Algunos dicen que Quesada, un tipo con sue?os pol¨ªticos, ve¨ªa en el ex secretario de UCD a un hombre exitoso, primero como pol¨ªtico y despu¨¦s como emprendedor, ya que hab¨ªa fundado Aguas Sierra de Ja¨¦n, una empresa importante en Andaluc¨ªa.
Quesada empez¨® a ganarse fama de persona problem¨¢tica con motivo de una disputa con el presidente de la comunidad de regantes del pueblo. El desencuentro acab¨® en los tribunales. Aquel encontronazo le cost¨® muchas enemistades en el pueblo, donde empezaba a ganarse fama de bravuc¨®n.
Su ilusi¨®n siempre hab¨ªa sido la de dedicarse a la pol¨ªtica. Lo intent¨® con el PP y no le fue bien. Antonio se sent¨ªa incomprendido en el partido. Decidi¨® fundar el suyo propio, a su imagen y semejanza, al que incorpor¨® al grueso de la cuadrilla que se dedicaba a recoger la aceituna en sus tierras. La Agrupaci¨®n Independiente de Pegalajar se iba a presentar a las elecciones municipales de mayo de 2007, con Quesada como cabeza de lista. Sin embargo, una sentencia condenatoria supuso su inhabilitaci¨®n. La condena a Quesada se refer¨ªa a la pelea que tuvo con un primo de su mujer, Antonio Molina, que ten¨ªa unas tierras que lindaban con las suyas. Una ma?ana, los dos se enzarzaron en una discusi¨®n por unos olivos y Quesada acab¨® golpe¨¢ndole en el brazo con una barra de hierro. El entonces agredido cree ahora que en ese momento tuvo suerte: "Podr¨ªa haber sido yo el muerto".
Hildegard Benedicto sustituy¨® a Quesada como cabeza de lista en la agrupaci¨®n. Ahora le defiende con vehemencia. "No est¨¢ bien lo que ha hecho. Eso de matar... ?Pero le han provocado mucho!", cuenta al calor de un brasero y revela que Jurado quer¨ªa presentarse a alcalde en las pr¨®ximas elecciones.
Con la creaci¨®n del coto de caza llegaron los problemas. Quesada cre¨ªa que su amigo se hab¨ªa apropiado indebidamente de nueve hect¨¢reas, seg¨²n otros vecinos. Un amigo del difunto, Juan Jes¨²s G¨®mez, asegura que el mismo d¨ªa del asesinato coincidi¨® con la v¨ªctima y le vio muy agobiado por este problema.
La Guardia Civil estima que los dos se encontraron por ¨²ltima vez el mi¨¦rcoles pasado entre las 18.00 y las 21.45. Jurado recibi¨® 26 cuchilladas. Despu¨¦s, Quesada baj¨® al pueblo tan tranquilo. A la ma?ana siguiente visit¨® la casa de unos amigos, donde le preguntaron si sab¨ªa d¨®nde estaba Jurado. "?Yo? No s¨¦ nada", contest¨®. Jurado yac¨ªa en un barranco cosido a pu?aladas.
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