De la gloria a la agon¨ªa
Recorrido madrile?o por la vida de Miguel Hern¨¢ndez
Miguel Hern¨¢ndez, poeta del pueblo en armas, que transform¨® la lucha en las trincheras en gesta imperecedera, hall¨® en Madrid el arranque de su gloria y, tambi¨¦n, el preludio l¨®brego a su tr¨¢gico fin. Al menos cinco escenarios, cuatro de ellos a¨²n visitables, configuran la senda seguida por el poeta alicantino en la capital espa?ola.
A Madrid lleg¨® en 1931 cargado de poemas e ilusiones, sin un duro en el bolsillo, pero deseoso de te?ir con la impronta de sus versos aquellos tiempos cargados de v¨ªsperas y drama. En su bolsillo tra¨ªa una carta para Concha Albornoz, hija de un ministro. No consigue nada. Regresa a Orihuela y vuelve pronto a Madrid. Hasta 1934 no logra abrirse camino, gracias a un escultor talaverano, V¨ªctor Gonz¨¢lez Gil, que le presenta al pintor Benjam¨ªn Palencia, de la Escuela de Vallecas, y ¨¦ste a su vez al escritor cat¨®lico filocomunista Jos¨¦ Bergam¨ªn.
Tras varios viajes sin suerte, en 1934 logr¨® adentrarse en la ¨¦lite literaria
Vicente Aleixandre fue, con Pablo Neruda, su principal mentor
Perteneci¨® al Quinto Regimiento y arengaba a las tropas republicanas
Escritores fascistas le presionaron para que colaborara con el franquismo
Los barrios madrile?os donde Miguel Hern¨¢ndez enraiz¨® por distintos motivos fueron Cuatro Caminos, Arg¨¹elles, Estrecho, Noviciado y Salamanca. En el primero, en la calle de Velintonia, 3, cerca de la Ciudad Universitaria, conoci¨® a su maestro y amigo Vicente Aleixandre; en Arg¨¹elles, en la Casa de las Flores, residir¨ªa su amigo y tambi¨¦n mentor, el poeta y diplom¨¢tico comunista chileno Pablo Neruda, bien relacionado con la vida literaria de Madrid; en Estrecho, el antiguo convento salesiano donde naciera el Quinto Regimiento; all¨ª Hern¨¢ndez se alista voluntario en julio de 1936 como comisario pol¨ªtico y arengario de las tropas republicanas.
Tras culminar la guerra, en la prisi¨®n de Conde de Toreno, junto a Noviciado, fue encarcelado en septiembre de 1939 tras un frustrado intento de fuga hacia Portugal; y en el barrio de Salamanca, en la calle de Conde de Pe?alver, 53, la c¨¢rcel de Torrijos donde, ya preso, escribi¨® sus Nanas de la cebolla, sesgadas por el miedo a perder, adem¨¢s de a su primog¨¦nito, tambi¨¦n a su segundo hijo, Manuel Miguel, y poco antes de emprender el ¨²ltimo viaje hacia el penal-reformatorio de Alicante, donde Miguel Hern¨¢ndez muri¨® preso el 28 de marzo de 1942. Un derrame pleural consecutivo a una tuberculosis, acentuado por la desnutrici¨®n y la pena por la derrota del pueblo en la Guerra Civil arrebat¨® la vida a uno de los mejores poetas en espa?ol de todos los tiempos.
Nacido en hogar campesino en 1910 e hijo de un ganadero, Miguel estudi¨® hasta los 11 a?os para verse obligado a cuidar las ovejas de su padre. Pero desde su primera mocedad, su vocaci¨®n literaria, m¨¢s precisamente po¨¦tica, se despliega inmensamente. Tras varias visitas a partir de 1931 a un Madrid por ¨¦l literariamente idealizado, mas sin dinero, ni oficio, ni horizonte, Miguel Hern¨¢ndez ve en el escaparate de una librer¨ªa La destrucci¨®n o el amor, el poemario del consagrado Vicente Aleixandre. A su casa le escribe en papel de estraza una carta en la que le pide, tras explicarle su penuria, que le regale el libro. Aleixandre pregunta a Pablo Neruda si sabe qui¨¦n es el corresponsal que le escribe. El chileno le cuenta lo que conoce del alev¨ªn oriolano: trabaja en R¨ªos Rosas, 26, sede de la editorial Espasa Calpe, como ayudante de Jos¨¦ Mar¨ªa de Coss¨ªo en la redacci¨®n de Los toros.
Al poco, Miguel Hern¨¢ndez se presenta en Velintonia, 3, desde 1927 domicilio de Vicente Aleixandre. Recibe el poemario en regalo. Conversan. Intiman. Traban entre ambos una amistad imperecedera. Desde entonces, el poeta veterano gu¨ªa al aspirante por los vericuetos de la poes¨ªa espa?ola y le introduce, con ¨¦xito, en la vida literaria madrile?a. La estela del jovenc¨ªsimo poeta deslumbra ya de gloria.
Es julio de 1936. El golpe militar de Franco en Marruecos desencadena la Guerra Civil. En noviembre, comienzan los bombardeos de la artiller¨ªa franquista contra la ciudad. "El chal¨¦ de Aleixandre resulta semidestruido por las bombas en 1937", explica el escritor Alejandro Sanz, experto en la obra del laureado poeta. "Precisamente entonces, Miguel Hern¨¢ndez, ya comisario pol¨ªtico, tiene la sede de su Quinto Regimiento cerca de la Dehesa de la Villa y no lejos de Velintonia. Acude en ayuda de su amigo: el chal¨¦ s¨®lo mantiene los muros en pie, la techumbre se ha hundido, pero conserva chamuscados muchos de los m¨¢s preciados libros de Aleixandre". Miguel consigue una carreta de madera. "Con ella y con Vicente a cuestas, se acerca a la casa bombardeada y recoge de su interior todo cuanto su amigo enfermo le pide", explica Sanz. Ese mismo a?o Miguel se ha casado con Josefina Manresa y Aleixandre le regala un reloj de oro.
Tras recorrer los frentes de Guadalajara y Teruel, los de Andaluc¨ªa y Extremadura arengando a las tropas republicanas, adem¨¢s de viajar a la Uni¨®n Sovi¨¦tica y sin dejar de escribir ni de recitar un solo d¨ªa, Miguel asiste al fin de la guerra con la derrota de su bando republicano. Huye hacia la frontera portuguesa. Se adentra 70 kil¨®metros en el pa¨ªs vecino. Calza alpargatas, pero lleva consigo en su mu?eca el reloj de oro regalo de bodas de su gran amigo. Alpargatas y oro. Levanta sospechas en la polic¨ªa salazarista que, por la delaci¨®n de un confidente, Tom¨¢s S., de Callosa de Segura, lo entrega a la Guardia Civil. Tom¨¢s cobra cinco pesetas de recompensa. Miguel es vejado y apaleado. De nada sirve que Aleixandre, cuyo libro dedicado Miguel lleva consigo, reconozca que el reloj fue un regalo suyo. Tras pasar por penales de Huelva y Sevilla le env¨ªan a Madrid, a la c¨¢rcel. Ya no ser¨¢ libre nunca m¨¢s. El escritor fascista Ernesto Gim¨¦nez Caballero, a quien Miguel conoc¨ªa de sus primeros viajes a Madrid, le asegura que si colabora con Falange quedar¨¢ en libertad. El poeta rechaza traicionar a los suyos, presos con ¨¦l. Afronta un juicio militar sumar¨ªsimo con una veintena de compa?eros, entre los que se encuentra el escritor Eduardo de Guzm¨¢n: pena de muerte para casi todos. El asesinato del poeta Garc¨ªa Lorca proyecta sobre Franco la brutalidad m¨¢s sustantiva: al poco, la condena a muerte de Miguel y Eduardo le es conmutada por la de 30 a?os de prisi¨®n.
Va a dar con sus huesos a un s¨®rdido caser¨®n situado en la trasera de la Universidad Central, en Noviciado. "La c¨¢rcel de Toreno era un antiguo palacio. Adentro permanec¨ªamos detenidos varios miles de personas. All¨ª conoc¨ª a Miguel Hern¨¢ndez. Era muy afable. Fue simp¨¢tico conmigo. Pero yo apenas ten¨ªa 15 a?os cumplidos y en las conversaciones de los camaradas mayores no pintaba mucho". ?Era comunista Miguel Hern¨¢ndez? "Pues claro que s¨ª. ?l estaba junto con Gir¨®n, Mes¨®n, Ascanio y otros dirigentes comunistas. El Partido Comunista de Espa?a funcionaba dentro de la prisi¨®n". As¨ª lo explica Leandro Gonz¨¢lez Garc¨ªa, que entr¨® en aquella c¨¢rcel franquista con apenas 15 a?os, hoy tiene 86, en una redada contra comunistas y socialistas tendida en agosto de 1939 tras la cual ser¨ªan fusiladas las Trece Rosas y 150 varones m¨¢s.
"Miguel conversaba mucho con Antonio Buero Vallejo, de quien yo s¨ª pude ser luego buen amigo, porque los dos sobrevivimos a las condenas a muerte". Leandro era miembro de las Juventudes Socialistas Unificadas y comunista de la primera hora; comenz¨® en la misma prisi¨®n que Miguel Hern¨¢ndez un calvario que le llevar¨ªa a las prisiones de Santa Rita, en Carabanchel, desde donde construir¨ªa forzosamente el futuro penal, y Burgos entre otras, hasta que en 1948 sali¨® en libertad.
El poeta de Orihuela ser¨ªa trasladado desde la c¨¢rcel de Toreno, cerca de la Universidad de San Bernardo, hasta el barrio de Salamanca, concretamente a la c¨¢rcel de Torrijos, liberal fusilado en el siglo XIX por los absolutistas. La prisi¨®n es hoy un caser¨®n de ladrillo y fachada neomud¨¦jar, situado en la calle del Conde de Pe?alver, que alberga un asilo de 112 ancianos regido por Hermanas de la Caridad. Fue edificado seg¨²n un proyecto del arquitecto Zabala entre 1910 y 1914, como sede de la fundaci¨®n Fausta Elorz, madrile?a inmensamente rica con familia en Navarra y aficiones filantr¨®picas.
"Al comienzo de la Guerra Civil, el edificio fue incautado y al finalizar la contienda, tras ser destinado a c¨¢rcel de hombres hasta mediados los a?os cuarenta, se hizo cargo de ¨¦l Auxilio Social [organizaci¨®n franquista de beneficencia] durante una d¨¦cada, para volver a su funci¨®n primigenia a partir de entonces", explica Luis S¨¢nchez, que colabora con la gerencia del establecimiento. "Todos los documentos de aquella etapa se los llevaron cuando Auxilio Social abandon¨® el edificio", explica.
La monja hoy m¨¢s veterana lleg¨® a la fundaci¨®n hace 50 a?os, por lo cual no conoci¨® la etapa entre 1939 y 1941 en la que un Miguel Hern¨¢ndez condenado a muerte y angustiado por la suerte de su esposa Josefina Manresa y su segundo hijo escribiera en la cuarta galer¨ªa un conmovedor poema contra el hambre y la pena.
Una placa de la Sociedad General de Autores sobre el muro neomud¨¦jar en marzo de 1985 as¨ª lo asegura. Pero la placa no dice que las Nanas de la cebolla fueron escritas por un hombre moribundo de enfermedad y de pena, que pas¨® los pen¨²ltimos d¨ªas de su vida all¨ª encarcelado.
Trasladado primero a Palencia, fue enviado luego a Alicante. All¨ª abraza por primera y ¨²ltima vez a su hijo de casi tres a?os el 24 de septiembre de 1941. Una delegaci¨®n de escritores franquistas, entre los que figura Jos¨¦ Mar¨ªa Alfaro, le visita en la c¨¢rcel y le pide que colabore con el r¨¦gimen. Se niega.
Sin apenas atenci¨®n m¨¦dica pese a haber sufrido un episodio pleural en el que estuvo expulsando dos litros de pus de un pulm¨®n y tras negarse a aceptar la confesi¨®n ante un sacerdote, el 28 de marzo de 1942, a los 31 a?os, mor¨ªa Miguel Hern¨¢ndez en el Reformatorio alicantino. Dejaba viuda y un hijo de corta edad. Una banda de m¨²sica formada por reclusos lo despidi¨®.
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