En recuerdo de Pep¨ªn Vidal-Beneyto
Es inevitable que al resumir en pocas l¨ªneas una larga conversaci¨®n se deslice alg¨²n malentendido. En la necrol¨®gica de Pep¨ªn Vidal-Beneyto -publicada el 18 de marzo en EL PA?S, p¨¢gina 36- subray¨¦ algo que me parece importante, aunque sea bien conocido, y es que los j¨®venes que se rebelaron a comienzos de los cincuenta en buena parte proven¨ªan de familias bien asentadas en el r¨¦gimen, como era el caso de Pep¨ªn Vidal y de tantos otros, mientras que los universitarios m¨¢s cercanos a la Espa?a represaliada hu¨ªan de la pol¨ªtica como gato escaldado. Esta consideraci¨®n general nada tiene que ver con la an¨¦cdota que cuento de que hubiera invitado al polic¨ªa que le segu¨ªa a viajar con nosotros en el taxi que cog¨ªamos, ya que ¨ªbamos al mismo sitio. Entonces, y ahora, me sigue maravillando por la percepci¨®n cabal de lo que le rodeaba, con una respuesta tan valiente como plena de humor que caracterizaron al amigo desaparecido.
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