'Pringaos'
Difunden por cada rinc¨®n de Francia las fotograf¨ªas de los descerebrados patriotas vascos que han cometido no solo la barbaridad que implica arrancarle la vida a alguien, sino tambi¨¦n el monstruoso error estrat¨¦gico de que la v¨ªctima sea un polic¨ªa nativo, intocable s¨ªmbolo de la ley y el orden. Reprochan los viejos, letalmente eficaces y entrullados killers de ETA a sus sucesores actuales que son un desastre, que act¨²an sin profesionalidad, que van puestos de droga. No hablan en t¨¦rminos morales (ser¨ªa delirante que Capone se arrepintiera de sus cr¨ªmenes), sino dictaminando conclusiones b¨¦licas. Y tienen raz¨®n. Hay que estar muy desesperado o con un cuelgue importante para buscarse el peor enemigo en la Tierra que alguna vez fue tan asquerosamente comprensiva con ellos, les consideraba refugiados pol¨ªticos, les otorgaba espacio para planificar su espanto y refugio despu¨¦s de cometerlo. La sordidez de mirar hacia otro lado desapareci¨® milagrosamente con los contratos del AVE. Y ahora estigmatizan en Francia a los enamorados de la goma-2 con el implacable "Se busca". Es una noticia fant¨¢stica. Tambi¨¦n es probable que a cualquier ser racional le desaparezca el ancestral rictus de escepticismo al escuchar en boca de los gobernantes de turno algo tan cansino e inexacto como que a ETA le quedaban dos suspiros. A lo mejor, ahora es cierta la agon¨ªa de la pesadilla.
C¨®mo conforta imaginarse tonter¨ªas como que el crimen paga siempre y que los ricos tambi¨¦n lloran. Por ejemplo, al constatar que a Bernard Madoff le ha ca¨ªdo una mano de hostias en la c¨¢rcel. El entusiasmo hacia la po¨¦tica de la justicia social dura poco. La l¨®gica te aclara que ya no puede ser tan rico si ha consentido que le sacudan en una jungla en la que el dinero otorga no ya la invulnerabilidad sino tambi¨¦n la monarqu¨ªa. Cuentan que estaf¨® a variados depredadores. Por lo tanto, es normal la venganza de otros tiburones, que Madoff se rompa la crisma al salir de la ducha.
El pobre Luis Rold¨¢n, con pinta de personaje de c¨®mic, afirma que ¨¦l ha pagado por sus delincuentes actos, pero que otros se han largado de rositas. Ser¨ªa cruel aclararle que a la c¨¢rcel solo van los pringaos. Aunque hayan pose¨ªdo disfraz de ganadores. Como ¨¦l, Madoff, Conde. Ideales para frenar la alarma social.
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