Momentos
Cuando ustedes perpetren la amabilidad de leer este art¨ªculo, har¨¢ cinco d¨ªas que habr¨¦ cumplido 67 a?os. Mientras escribo, dos semanas antes, los veo venir. Avanzan todos juntos, para recordarme que antes tuve siete, y antes, seis, y que por fin ambos forman una cifra que a¨²n puede aumentar, invirtiendo el orden. Si los dioses son propicios y esto no se convierte en un art¨ªculo p¨®stumo, en este domingo de ustedes ya habr¨¦ celebrado un par de veces mi cumplea?os en El Cairo, y otra en Beirut; y me quedar¨¢n pendientes otras dos cenas en Roma. No es un mal plan. Cr¨¦anme, cumplir tantas casta?as da que pensar. ?C¨®mo puedo haber llegado hasta aqu¨ª?
Se lo cuento r¨¢pido. Momento a momento.
"Huelo aquel pan, disfruto del esplendor turquesa del Mediterr¨¢neo"
Porque, en definitiva, miras atr¨¢s y ?qu¨¦ queda? Momentos.
Aquella excitaci¨®n sobrenatural, magn¨ªfica, de reconocer un alma gemela en otra persona, de abrirle delicadamente los p¨¦talos a una amistad. Un amigo nuevo era un tesoro, un camino, un descubrimiento, una aventura compartida. ?Lo sigue siendo? ?Lo tenemos presente? Yo, s¨ª.
Aquella revelaci¨®n de que las mujeres no eran las enemigas, las rivales en la captura de un hombre. Ahora os puede resultar ex¨®tico, pero os juro que en mi juventud tuvimos que abrirnos paso entre muchos prejuicios para encontrarnos como hermanas.
Aquellos libros de cubiertas satinadas, dif¨ªciles de hallar, caros, prohibidos. Palabras que se un¨ªan formando oraciones que formaban pensamientos que formaban habitaciones que formaban ciudades que formaban mundos. Mundos de cristal y de aire en cuyo interior se pod¨ªa ser libre y crecer.
Aquellas reuniones en donde la persona m¨¢s inteligente que hab¨ªas conocido tomaba la palabra y llamaba a las cosas por su nombre y defin¨ªa a las tiran¨ªas por sus abusos.
Momentos. Momentos hechos de momentos dentro de momentos. Momentos para saltar de uno a otro y avanzar en la vida, para llegar al de hoy, a este momento, el m¨ªo, el de ustedes, sin amargura y sin rencores, todav¨ªa con la luz de los momentos anteriores alumbr¨¢ndome.
Un cuerpo amado enlazado estrechamente al m¨ªo, una ternura aut¨¦ntica hallando respuesta, haciendo preguntas. ?rboles frondosos que ya no existen, y un terreno resbaladizo por las agujas de pino que lo alfombraban hacia el mar, el litoral de una Costa Brava que a¨²n no hab¨ªa sido urbanizada hasta la asfixia, domesticada hasta el bostezo.
Una peque?a estaci¨®n de ferrocarril, mesas cubiertas de hule en el and¨¦n, bajo un emparrado. El silbido del tren, las ni?as que llevaban sandalias de colores y calcetines blancos. Los bu?uelos de Cuaresma, reci¨¦n horneados.
El perfume del horno me acerca a otro momento. Soy muy peque?a y Mar¨ªa la Guapa hace pan delante de m¨ª, en la peque?a cocina del piso del Barrio Chino vecino al nuestro. Por entonces yo s¨®lo quer¨ªa comer lo que Mar¨ªa la Guapa, que me quer¨ªa tanto, preparaba con sus manos. A la altura de mis ojos, sus piernas oscuras y firmes.
Huelo aquel pan, veo aquellos pinos, disfruto del esplendor turquesa del Mediterr¨¢neo todav¨ªa inviolado. Escucho a los inteligentes, abrazo con ternura, p¨¦talo a p¨¦talo descubro a los amigos. Todos esos momentos, y algunos que sucedieron anteayer -una sobremesa larga y bien conversada, el calor de un vaso de vino, las confidencias- y otros que est¨¢n por suceder son, ni m¨¢s ni menos, la vida. Ese r¨ªo que nos trae.
De modo que los recojo para saber por qu¨¦ he llegado hasta aqu¨ª y a qu¨¦ y a qui¨¦n debo dar las gracias, y esos momentos se acumulan en mi regazo y acarician mi coraz¨®n. Les pido a ustedes una promesa, a ustedes, que son uno de mis mejores momentos, y que me escuchan cuando les hablo a media voz. Les ruego que vivan sus d¨ªas sin dejar que las horas pisoteen sus momentos. Porque eso es todo lo que nos vamos a llevar. ?Recuerdan la foto de sat¨¦lite que se public¨® hace poco, aquella en que desde muy lejos, en el universo, se distinguen claramente las pir¨¢mides?
Pues eso. As¨ª vemos desde la vejez las c¨²spides que dieron sentido a nuestras vidas. No son de oro y piedras preciosas, sino de algo infinitamente mejor. Son de tiempo. Del tiempo que usamos bien y en que fuimos bien usados. Tiempo breve, fugaz, tiempo deslumbrante de lucidez, belleza y felicidad.
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