Estado palestino, un momento crucial
Una tercera Intifada? Los acontecimientos recientes indican que en vez de negociaciones de paz entre Israel y la Autoridad Palestina (AP) habr¨¢ un deterioro de la situaci¨®n. Israel anunci¨® la construcci¨®n de 1.600 viviendas en Ramat Shlomo (Jerusal¨¦n Este) el mismo d¨ªa que el vicepresidente de Estados Unidos, Joseph Biden, lleg¨® al pa¨ªs. El Gobierno de Benjam¨ªn Netanyahu declara sagrados y jud¨ªos sitios que son venerados tambi¨¦n por los ¨¢rabes. "No estamos en ¨¦poca de soluciones sino de conflicto y resistencia", dice el prestigioso m¨¦dico palestino Mustafa Barghouthi.
En los Territorios Ocupados palestinos reina el escepticismo sobre la posibilidad de negociar con el Gobierno de Netanyahu y acerca de las conversaciones indirectas con la mediaci¨®n de Estados Unidos que ha iniciado el senador George Mitchell. El primer ministro israel¨ª rechaza un Estado palestino; su propuesta es que los palestinos se desarrollen en una entidad fragmentada. Presionado en 2009 por Barack Obama, acept¨® la existencia de ese futuro Estado, pero con tantas condiciones que el resultado resultar¨ªa inaceptable para el Gobierno de Mahmud Abbas.
EE UU y Europa, de modo firme y coordinado, deben indicarle a Israel que su inter¨¦s es negociar
En cualquier caso, si Netanyahu verdaderamente quisiera negociar, sus aliados en la coalici¨®n de Gobierno lo defenestrar¨ªan. Existe un fuerte consenso entre Gobierno y oposici¨®n israel¨ªes para no ceder ante los palestinos y los actores internacionales, al tiempo que los 500.000 colonos que ocupan 121 asentamientos oficiales y 100 no oficiales en Cisjordania, y dentro de ellos la minor¨ªa fan¨¢tica, tienen una inmensa capacidad de movilizaci¨®n.
La presi¨®n que ejerci¨® Obama sobre Israel para frenar su pol¨ªtica de colonizaci¨®n de Cisjordania y Jerusal¨¦n Este agudiz¨® el nacionalismo religioso. La respuesta del Gobierno, los partidos religiosos y las organizaciones de colonos ha sido reforzar la ocupaci¨®n de Cisjordania y la apropiaci¨®n de Jerusal¨¦n Este.
El Gobierno de Netanyahu y los colonos ocupan barrios ¨¢rabes de Jerusal¨¦n como Sheik Jarrah y Ramat Shlomo sin prestar atenci¨®n a las resoluciones de la ONU, al Derecho Internacional, que proh¨ªbe a la potencia ocupante desplazar, construir y relocalizar poblaci¨®n, y a la opini¨®n de Estados Unidos, Europa y la Liga ?rabe para que Israel respete la parte de la ciudad que deber¨ªa ser la capital de un Estado palestino.
El analista israel¨ª Dani Seidemann considera un error dejar la cuesti¨®n de Jerusal¨¦n para el momento final de los acuerdos. "Se trata de un tema radiactivo que debe abordarse primero", dice. El avance israel¨ª en la parte de la ciudad conquistada en 1967 est¨¢ "produciendo una balcanizaci¨®n que har¨¢ imposible trazar una frontera entre el Este y el Oeste de la ciudad", al tiempo que los asentamientos a¨ªslan a Jerusal¨¦n del resto de Cisjordania. M¨¢s grave a¨²n, el plan en marcha de Israel para controlar los sitios sagrados musulmanes de la parte antigua de la ciudad "provocar¨¢ serios conflictos religiosos y violencia en Oriente Pr¨®ximo".
Entretanto, el primer ministro palestino Salam Fayyad promueve un programa de desarrollo econ¨®mico e institucional de Cisjordania con la ayuda exterior, especialmente de la UE. Su plan contempla sentar en 18 meses las bases de un Estado palestino limpio de corrupci¨®n y con capacidad de garantizar la seguridad interna y la de Israel. Si entonces las negociaciones no han avanzado, Fayyad espera que la comunidad internacional lleve el caso al Consejo de Seguridad de la ONU con un plan concreto para reconocer el Estado palestino. Expertos europeos, estadounidenses y de la regi¨®n coinciden: todo ya est¨¢ negociado y se deben evitar eternas rondas que no llevan a ninguna parte.
La situaci¨®n laboral, educacional y cultural de Cisjordania, Gaza y Jerusal¨¦n Este es muy grave. "Fayyad ha generado grandes expectativas", dice Khalik Shikaki, analista de tendencias sociales en Palestina, "pero el desarrollo econ¨®mico es s¨®lo servicios y depende de la ayuda internacional. Si en 18 meses no hay resultados, la violencia ser¨¢ una tentaci¨®n". Ham¨¢s reivindica esa violencia como ¨²nico camino mientras acusa al presidente Abbas de no haber conseguido nada.
El "plan concreto" encontrar¨¢ dos serios obst¨¢culos, adem¨¢s de la resistencia del Gobierno israel¨ª. Primero, el Muro que atraviesa Cisjordania, los asentamientos (algunos de ellos ciudades como Ma'le Adummim), los check-points, el sistema de rutas exclusivas para los colonos y la toma progresiva de Jerusal¨¦n Este mediante expulsiones y demoliciones imposibilitar¨¢n establecer un Estado palestino con continuidad geogr¨¢fica y viabilidad social, institucional y pol¨ªtica. La vida de sus ciudadanos continuar¨ªa siendo el infierno de las humillaciones, la desposesi¨®n de propiedades, la separaci¨®n entre viviendas y centros laborales, de salud y educacionales.
Segundo, la divisi¨®n entre Fatah, que controla Cisjordania, y Ham¨¢s que controla Gaza, donde puede gobernar durante muchos a?os, especialmente si mantiene los t¨²neles que facilitan un limitado abastecimiento desde Egipto. Pese a la desconfianza mutua, Fatah y Ham¨¢s tendr¨ªan que avanzar en el di¨¢logo y reconciliaci¨®n.
Se precisan posiciones firmes y coordinadas de Estados Unidos y Europa que indiquen a Israel que su seguridad depende de la voluntad de negociar, y a Fatah y Ham¨¢s que deben alcanzar un acuerdo de poder compartido.
Mariano Aguirre es director del Norwegian Peacebuilding Centre, Oslo.
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