Los cambios en la prensa escrita
Se suele pensar que la situaci¨®n de los medios de comunicaci¨®n, que casi siempre se identifica con crisis, est¨¢ provocada por la tecnolog¨ªa y, por lo tanto, ¨¦sta es la causa principal, cuando no ¨²nica, de la necesidad de cambiar. Esta visi¨®n tecnoc¨¦ntrica simplifica considerablemente la realidad; lo que realmente est¨¢ provocando esa transformaci¨®n es el cambio cultural de los usuarios, de los ciudadanos, que quieren estar informados de otra forma.
Si la aparici¨®n de las nuevas tecnolog¨ªas hubiera significado, como siempre ha sido, hacer mejor y m¨¢s r¨¢pido las mismas cosas, el problema planteado tendr¨ªa f¨¢cil explicaci¨®n y, seguramente, sencilla soluci¨®n. Pero en esta Revoluci¨®n Tecnol¨®gica las nuevas tecnolog¨ªas nos obligan a hacer cosas diferentes, porque el uso de las mismas ha variado los h¨¢bitos, las costumbres, la mentalidad y la forma de querer saber de los ciudadanos. No estamos ante un ciudadano que quiere m¨¢s de lo mismo, sino ante ciudadanos que exigen otras formas distintas de ver el mundo. Hoy no se hacen autopistas, por ejemplo, porque exista la tecnolog¨ªa del coche, sino porque esa tecnolog¨ªa ha cambiado el concepto de la distancia y el tiempo, por eso se hacen autopistas o Trenes de Alta Velocidad.
La nueva manera de querer estar informados es una presi¨®n mayor que el cambio tecnol¨®gico
Los medios se est¨¢n transformando en plataformas de contenidos digitales
De igual forma, la nueva manera de querer estar informados supone una presi¨®n mayor sobre los medios que el propio cambio tecnol¨®gico. Mientras este desaf¨ªo se vive, casi siempre, como un drama para los medios tradicionales, podr¨ªamos entenderlo, por el contrario, como una enorme oportunidad para crear modelos de comunicaci¨®n m¨¢s democr¨¢ticos y participativos, y el desarrollo de innovaciones y nuevos proyectos a los que se puedan incorporar los nuevos profesionales que vienen de una cultura plenamente digital.
Situ¨¦monos en este nuevo escenario en el que, por una parte, Internet y la tecnolog¨ªa digital y, por otra, los cambios sociales modifican radicalmente el negocio de los medios de comunicaci¨®n. La primera se?al visible que percibimos nos muestra a una prensa escrita sufriendo una profunda crisis de identidad. Crisis, por cierto, que tambi¨¦n afecta a los propios medios digitales, enfrentados a la enorme producci¨®n de amateurs y lectores independientes. En este juego participan numerosos y diversos factores, pero podemos identificar un resultado final: la puesta en marcha de una reestructuraci¨®n del ecosistema econ¨®mico. ?Cu¨¢l ser¨¢ el resultado final?
De momento tenemos pocas experiencias, pero s¨ª contamos con algunas evidencias e indicadores bastante reveladores. As¨ª, algunos s¨®lo son capaces de ver tras la crisis de los medios un futuro un tanto apocal¨ªptico, tanto para las empresas y los medios tradicionales como para nuestro sistema pol¨ªtico democr¨¢tico. Parecer¨ªa que esta transformaci¨®n arrastra consigo a la objetividad y a la investigaci¨®n y pone en peligro a la mism¨ªsima Democracia. Es comprensible la tendencia a caer en el catastrofismo si pensamos en que, d¨ªa a d¨ªa, los medios pierden publicidad, lectores, valor en Bolsa y hasta la visi¨®n de su propia funci¨®n social.
Ante este panorama, la respuesta inmediata que vemos en muchos casos, y que pasa por la reducci¨®n de presupuestos y plantillas, s¨®lo hace que el resultado final, adem¨¢s de m¨¢s barato, sea menos relevante y atractivo, en un contexto en que cada vez es m¨¢s dif¨ªcil lograr la atenci¨®n de un lector desbordado por la oferta informativa. De este modo, se acaba por lograr el efecto contrario al deseado, se acelera la crisis, aunque la reducci¨®n de costes pueda permitir un per¨ªodo de agon¨ªa m¨¢s prolongado. Un efecto preocupante de este proceso es la posible, y constatable ya en nuestra sociedad, p¨¦rdida de credibilidad de los peri¨®dicos. En esta situaci¨®n es cada vez m¨¢s urgente e imprescindible que los medios tradicionales y los nuevos medios, que nacen ya siendo digitales, desarrollen alternativas a la crisis del periodismo tradicional. Pocos dudan de que un sistema democr¨¢tico necesita canales de comunicaci¨®n que permitan a la ciudadan¨ªa informarse de las diferentes perspectivas de un problema, para poder debatir con responsabilidad y conocimiento de causa. Pero que el futuro necesite medios no significa, de ning¨²n modo, que necesite los medios del siglo XX.
Las visiones catastrofistas que nos alertan de los peligros que nos acechan con la crisis de los medios esconden muchas veces posturas corporativas preocupadas por su propia subsistencia. Necesitamos medios de comunicaci¨®n, pero medios que entiendan el nuevo concepto social y tecnol¨®gico e informen y dialoguen con el ciudadano del siglo XXI. Los medios podr¨ªan encontrar muchas claves en la revoluci¨®n que se est¨¢ produciendo alrededor de lo que conocemos como la Web 2.0 y, particularmente, en el mundo de los j¨®venes. Por el contrario, para muchos responsables de medios tradicionales, los blogs y, por extensi¨®n, los medios nativos digitales, son par¨¢sitos de los peri¨®dicos que nos conducen a un futuro fragmentado y ca¨®tico, donde cada comunidad tendr¨¢ sus propias noticias y verdades, sin que exista debate y discusi¨®n, perdi¨¦ndose un relato unificado y el consenso acerca de los hechos.
Siguiendo este hilo argumental, seg¨²n ellos, desaparecer¨ªa en realidad una de las bases que permite hacer pol¨ªtica en democracia. Esta postura que he descrito sigue el argumento que Cass Sunstein, profesor de la Universidad de Chicago y uno de los analistas m¨¢s prestigiosos de las relaciones entre pol¨ªtica y tecnolog¨ªa, expon¨ªa en su libro Republic.com, publicado en el a?o 2001. Pero lo sucedido en los ¨²ltimos nueve a?os nos demuestra que Internet no es s¨®lo ni principalmente un filtro para seleccionar la informaci¨®n que alguien nos proporciona. Adem¨¢s, ofrece la capacidad de crear un modo colaborativo extraordinario. As¨ª, el mismo Sunstein publicaba, s¨®lo cinco a?os m¨¢s tarde, en 2006, un nuevo libro: Infotop¨ªa. Cu¨¢ntas mentes producen conocimiento, donde dando un giro copernicano se convert¨ªa en un optimista digital comprometido con la nueva tecnolog¨ªa. Donde antes exist¨ªa estancamiento e incomunicaci¨®n, el autor descubre el poder creativo de la colaboraci¨®n. Esta deber¨ªa ser la visi¨®n del futuro desde la que los medios pueden afrontar su presente crisis, para reinventarse y seguir siendo empresas viables y actores claves en la vida democr¨¢tica.
En este sentido, una sociedad de usuarios activos y tecnol¨®gicamente capacitados, y no de consumidores pasivos, reclama verdaderos medios sociales que padezcan unas relaciones menos jer¨¢rquicas y unidireccionales. Los medios est¨¢n ahora en un periodo apasionante, lleno de incertidumbres, pero tambi¨¦n de oportunidades para la innovaci¨®n, en el que exploran las tecnolog¨ªas y canales m¨¢s ¨²tiles para que los usuarios consuman y creen informaci¨®n. Los medios que asumen este nuevo escenario se introducen en un proceso de adaptaci¨®n que tiene mucho de experimental. S¨®lo mediante la prueba y error continuos, se acabar¨¢ definiendo la combinaci¨®n de tecnolog¨ªa, dise?o y modelo de relaci¨®n con los usuarios que los haga viables. En esta fase es imprescindible no dejarse llevar por las urgencias; muchos de los experimentos que ponen en marcha los medios acaban descart¨¢ndose cuando no proporcionan, por s¨ª mismos, una rentabilidad r¨¢pida. Es ¨¦sta una estrategia equivocada. En el nuevo periodismo, la Red y la integraci¨®n de la tecnolog¨ªa son requisitos imprescindibles, no son opciones. Nadie va a venir a decir c¨®mo se hace algo que no se ha hecho nunca, hay que experimentar, fracasar cuando sea necesario y volver a intentarlo.
?Cu¨¢l ser¨¢ el resultado final? Quiz¨¢s a¨²n es demasiado pronto y lo m¨¢s interesante est¨¢ por venir. Sin embargo, se empieza ya a vislumbrar c¨®mo, en este proceso de cambio, los medios est¨¢n transform¨¢ndose radicalmente para convertirse en plataformas de contenidos digitales que se hacen sociales, dado que integran a sus usuarios en todo el proceso informativo. En definitiva, se est¨¢ co-creando con el lector.
Juan Carlos Rodr¨ªguez Ibarra fue presidente de la Junta de Extremadura.
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