Suerte
La cosa empez¨® nada m¨¢s llegar al estadio, el lunes por la tarde. La primera persona a la que salud¨¦ fue a Bora Milutinovic, trotamundos del f¨²tbol, hombre extraordinariamente amable y sabio. Hasta aqu¨ª todo bien, la cosa se complica si les recuerdo que era el seleccionador de Nigeria, aquel infausto d¨ªa en Nantes. Y comenc¨¦ a caminar dentro del Camp Nou pensando si aquello me traer¨ªa mala suerte y, conmigo, a las huestes blaugrana.
Me olvid¨¦ del asunto pensando en que un abrazo amable solo puede ser presagio de ¨¦xito. Pero la cosa se complic¨® cuando unos amigos me invitaron a comer el martes para desvelarme que se re¨²nen antes de la Champions para debatir, diseccionar el partido y que desde que lo hacen el Bar?a no hab¨ªa perdido. Y yo me dec¨ªa que, a ver si iba a ser esta la primera ocasi¨®n en que el rito no acabase en victoria. Y me iba hacia el hotel pensando en que no contaba con muchas energ¨ªas positivas previas al encuentro de la noche.
Bueno, todo se puede solucionar, pensaba mientras me incorporaba a mi posici¨®n de comentarista, para cambiar el rostro al descubrir que mi bol¨ªgrafo de la suerte se hab¨ªa quedado en la mesilla de mi habitaci¨®n. Les reconozco que cuando el Arsenal se pon¨ªa por delante, cuando el Coliseo blaugrana se quedaba mudo ante lo imprevisto, tuve un segundo en el que pens¨¦ en irme del campo para alejar mi mal fario del c¨¦sped. Y entonces surgi¨® el ant¨ªdoto contra la mala suerte, contras los malos augurios, contra los malos pensamientos. Ya saben de qui¨¦n les hablo: un tal Messi. Ya s¨¦ que el f¨²tbol es un juego colectivo y s¨¦ que no se debe individualizar, pero tambi¨¦n reconozco que el 10 blaugrana se convirti¨® en mi pata de conejo, aquellos jugadores que cuando eres portero y recibes un gol siempre sabes que acudir¨¢ a salvarte, siempre puedes contar con ¨¦l para salir del embrollo. Es cierto que no siempre estar¨¢ igual de acertado, que siempre no tendr¨¢ el punto de mira tan perfecto pero tambi¨¦n es verdad que ponerse los guantes para medirse con sus habilidades supone un reto inmenso.
Y en todo ello meditaba mientras el Bar?a se daba un fest¨ªn goleador siempre bajo la amenaza de un equipo ingl¨¦s que nunca renunci¨® a la pelea ni a discutirle la supremac¨ªa al campe¨®n de Europa. Las grandes victorias necesitan de grandes rivales a los que vencer y la actitud del Arsenal, su disposici¨®n para el juego, su estado de ¨¢nimo de permanente reto competitivo, le ha dado al triunfo blaugrana mayor m¨¦rito. Cierto que los londinenses han sufrido mucho con sus bajas, seguramente las de sus jugadores m¨¢s determinantes, las de esos que est¨¢n llamados a marcar las diferencias pero Wenger puede estar orgulloso de la actitud y el talante de sus jugadores.
El caso que entre unos y otros me han hecho olvidar las cuestiones de la suerte y las maldiciones, cuando el talento aparece la fortuna tiene un espacio peque?o, no despreciable pero s¨ª secundario, aunque ya sabemos que la pelota es caprichosa, que el juego es imprevisible y que nunca sabremos lo que hubiera pasado si Messi no llega a encontrar 10 cent¨ªmetros en la frontal del ¨¢rea para poner la pelota en la escuadra de Almunia. Lo que yo s¨ª s¨¦ es que ya puedo volver a comer con mis amigos, una vez que se ha demostrado que si hay alg¨²n gafe, ese no soy yo.
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