Los genios desconocidos no existen
Se lo preguntar¨¦ sin rodeos: ?piensa que es posible que en los pr¨®ximos a?os descubramos un novelista del siglo XIX franc¨¦s, in¨¦dito hasta ahora, del mismo talento que, es un poner, Flaubert, Balzac o Stendhal? ?Nos sorprender¨¢ quiz¨¢ en una subasta de arte futura el lienzo de un oculto maestro impresionista o vanguardista a la altura del genio de un Manet, Van Gogh o Matisse? Rebuscando en librer¨ªas de viejo, removiendo libros en los anaqueles de las bibliotecas, ?hallaremos por acaso el polvoriento tratado de un fil¨®sofo injustamente ignorado conteniendo una innovadora visi¨®n del mundo, tan penetrante y tan digna de universal conocimiento como la de Nietzsche, Heidegger o Wittgenstein? ?Amarillean en un ba¨²l las partituras de un compositor tan inspirado como Mozart o Beethoven, a la espera de un afortunado buscador de tesoros escondidos que las encuentre?
Yo creo que la mayor¨ªa estar¨ªamos de acuerdo en contestar negativamente a las preguntas anteriores y, sin embargo, ha arraigado profundamente en la conciencia colectiva la imagen rom¨¢ntica del genio desconocido. El Romanticismo cre¨® un antagonismo insalvable entre la normalidad de la vida, tal como la viven la inmensa mayor¨ªa de la poblaci¨®n trabajadora y familiar, y el artista sublime y exc¨¦ntrico, que se alimenta s¨®lo de s¨ª mismo y de su mundo. Ese antagonismo cristaliz¨® en un cruce de reproches: la respetabilidad mundana despreci¨® al desharrapado que no sab¨ªa comportarse en el sal¨®n -aunque a veces lo admiti¨® decorativamente en ¨¦l y celebr¨® sus creaciones- y el artista abomin¨® de las convenciones sociales del mundo burgu¨¦s y filisteo, dedicado al vulgar comercio. En fin, dado que el mundo le desde?aba, el artista encontr¨® en esa circunstancia un motivo de autoafirmaci¨®n: el verdadero genio es desconocido; me ignoran, luego -concluye con un paralogismo- soy un genio. Esta imagen de genio ignorado se fue generalizando durante el XIX hasta transformarse en moneda corriente como forma de autocomprensi¨®n del hombre com¨²n. As¨ª, Italo Svevo, en su novela Senectud (1898), presenta a su protagonista, Emilio Brentani -un alma media sin relieve, autor de escritos literarios de escaso aliento- como alguien que "cre¨ªa seguir hallando a¨²n, tanto en la vida como en el arte, en una etapa preparatoria, y en su fuero interno se consideraba a s¨ª mismo como una m¨¢quina genial y de gran potencia que est¨¢ construy¨¦ndose pero que a¨²n no ha entrado en funcionamiento. Viv¨ªa siempre a la expectativa, m¨¢s bien impaciente, de algo que iba a surgir en su cabeza, el arte de no s¨¦ qu¨¦ que iba a llegarle de fuera, la suerte, el ¨¦xito, como si la edad de las mejores energ¨ªas no hubiese sido superada a¨²n". Y as¨ª Brentanis de hoy en d¨ªa se consuelan de su falta de repercusi¨®n so?¨¢ndose genios desconocidos de celebridad esquiva, demorada o p¨®stuma.
Pues bien, es mi deber informar, tras haber realizado una extensa averiguaci¨®n hist¨®rica y comparada sobre el tema, que del resultado de ¨¦sta se sigue que el genio desconocido no existe ni ha existido nunca. Si bien ni mucho menos los creadores con ¨¦xito popular son todos geniales, quienes realmente son geniales acaban disfrutando siempre de una amplia recepci¨®n entre sus contempor¨¢neos. Es natural: si hay en el mundo un bien escaso, ¨¦se es el raro don de los genios. Y ya se sabe que los bienes escasos son los m¨¢s demandados. El verdadero arte es una promesa de felicidad y el hombre de todos los tiempos lo persigue anhelante y con los brazos extendidos como el sediento en el desierto corre hacia el espejismo del oasis. Por consiguiente, aunque puedan ocurrir resistencias y obst¨¢culos que la retrasen, cada ¨¦poca aclama inexorablemente a sus glorias y ninguna queda sin laurel. Es s¨®lo cuesti¨®n de un cierto lapso de tiempo.
?Cu¨¢nto tiempo? Mi hip¨®tesis de trabajo es la siguiente: la vida larga de un genio -setenta a?os, ochenta a?os- es testigo siempre de su propio ¨¦xito. O dicho de otra manera: si un creador ha alcanzado esta avanzada edad y no ha merecido a¨²n la atenci¨®n de sus contempor¨¢neos, hay una probabilidad alt¨ªsima de que su obra no salga de la m¨¢s respetable median¨ªa. O todav¨ªa de otra forma: el longevo no ha de confiar en una celebridad p¨®stuma. Le desaf¨ªo a que repase la historia de la cultura para que compruebe la verdad de esta ley.
Y ahora vienen las cautelas a la misma. La primera se refiere a lo que debe entenderse por ¨¦xito del genio: no necesariamente la elevaci¨®n de su nombre al pante¨®n de la historia universal, sino el m¨¢s limitado asentimiento general por parte de la comunidad a la que pertenece. Solapamientos entre culturas o hegemon¨ªas de unas sobre otra lanzan a algunos creadores hacia un reconocimiento planetario y a otros no, o a unos antes y a otros despu¨¦s, pero esta extensi¨®n universal de la celebridad obedece a accidentes que escapan a la enunciada ley del genio. Segunda: la estimaci¨®n de un creador y de sus obras experimenta oscilaciones, no s¨®lo tras su muerte sino tambi¨¦n en vida, de suerte que la vida larga de un genio puede igualmente ser testigo de su moment¨¢neo olvido por los mismos que antes le aplaudieron.
Y, por ¨²ltimo, si algo ense?a la novela de Svevo es lo dif¨ªcil, lo genialmente dif¨ªcil, que es en esta vida desempe?arse dignamente como persona corriente. El final de Senectud cuenta c¨®mo Brentani, exhausto por una historia de amor imposible, se introduce melanc¨®licamente en ese estadio de la vida del hombre que el t¨ªtulo de la novela indica: "Aquel vac¨ªo, sin embargo, acab¨® por colmarse. Renaci¨® en ¨¦l el gusto por la seguridad, por la vida tranquila, y la preocupaci¨®n por s¨ª mismo sustituy¨® a cualquier otro deseo". El lector imagina que el protagonista renuncia a la postre a sus achaques de genialidad y, libre ya de hip¨®stasis adventicias que le condujeron a una vejez prematura, podr¨ªa ahora cuidar de s¨ª mismo y empezar a vivir la vida verdadera. -
![Italo Svevo (1861-1928).](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/N3SQBK344WLJTCH7XVKJUMVFDM.jpg?auth=59f726e7712643a318ae322ab69230c5ec78c494777780481d275e5eb2b7d418&width=414)
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