El gran momento de Clara Segura
Hay tragedias de acci¨®n y tragedias de espera. Tragedias de acci¨®n: Edipo Rey, Ant¨ªgona. Tragedias de espera: Edipo en Colono, Electra. Como soy muy impaciente, me gustan m¨¢s las de acci¨®n. Y, ya puestos, prefiero la Electra de Eur¨ªpides a la de S¨®focles. Me parece m¨¢s compleja psicol¨®gicamente, con personajes y conflictos m¨¢s desarrollados. Y con una human¨ªsima sensaci¨®n de vac¨ªo, de desolaci¨®n, de arrepentimiento final tras el matricidio. Ventajas de la de S¨®focles: breve, reconcentrada, extrema densidad. Anticipa a Racine en las espirales del odio, en su mezcla de pasiones feroces y c¨¢lculo. Como Racine, S¨®focles tiene un lenguaje formidable, pero aburre un poco. La espera siempre aburre. ?Qu¨¦ espera Electra? Que vuelva Orestes para apiolar a Clitemnestra, madre de ambos, y a Egisto, su amante, porque pasaportaron a pap¨¢ Agamen¨®n. Aunque lo parezca, Electra no es Hamlet a la griega. La chica no duda: tiene clar¨ªsimo desde el primer momento lo que hay que hacer. ?Y por qu¨¦ no lo hace ella misma, se preguntar¨¢n? Esa tarea, nos dicen, le corresponde a Orestes, el primog¨¦nito, que est¨¢ muy exilado. En el ¨ªnterin, Electra se dedica a comerse las u?as, comerse la olla y expandir un mal rollo de no te menees. Hasta la aparici¨®n de Orestes, la obra es la cr¨®nica de esa espera obsesiva, narrada en una sucesi¨®n de careos. Lo interesante del asunto es que todos tienen raz¨®n. A Electra le han matado a un padre (aunque mucho tiempo para conocerle no tuvo). A Clitemnestra le mataron a una hija, Ifigenia. Y el mismo Agamen¨®n, si hablara, defender¨ªa sus motivos: lo de Ifigenia fue un sacrificio dictado por Artemisa, que estaba mosca. En fin: a m¨ª me acaba cayendo mejor Clitemnestra que Electra. Por mucho que sufra, Electra es el bicho que pic¨® al tren. Y Orestes y el preceptor Estrofio, justicieros g¨¦lidos y enga?adores, son m¨¢s malos que un dolor.
Es un singular¨ªsimo animal esc¨¦nico: una actriz entre italiana y japonesa, tanto en lo tr¨¢gico como en lo c¨®mico
Oriol Broggi ha montado la Electra de S¨®focles en la sala peque?a del TNC. Voy a decirles lo que me convence y lo que no del espect¨¢culo. Empecemos por lo segundo. A) Me sobra el pr¨®logo, innecesario y tedioso, compuesto por el traductor, Jeroni Rubi¨®. S¨®focles se las apa?a muy bien para hacernos entender todo lo que pasa. B) Me sobra gran parte de la m¨²sica. Marc Serra (que tambi¨¦n encarna al mudo P¨ªlades) toca muy bien la guitarra, pero su omnipresencia equivale a intentar leer con la radio puesta. Y me encanta el tema central del Pat Garrett de Dylan, como a todo quisque, pero aqu¨ª no acaba de pegar, qu¨¦ quieren que les diga. C) Broggi se anticipa a Orestes y se carga a Egisto. Mal hecho. D) Al final los supervivientes se marcan una danza chiripitifl¨¢utica. S¨®lo les falta cantar "ol¨¦, ol¨¦, nos hemos cargado a mam¨¢". Ahora vamos con lo bueno, que es mucho. Tambi¨¦n con pegas, pero mucho. Disposici¨®n central, p¨²blico alrededor. Pros y contras, los de siempre: ganas en proximidad y ves cogotes actorales. El espacio es fant¨¢stico, mitad ¨¢gora mitad jard¨ªn cerrado. Losas de piedra brotadas de hierba. Un cipr¨¦s real. Y un cipr¨¦s metaf¨®rico: la estatua de Apolo, mitad africana mitad Giacometti. La cosa africana no la entiendo, pero queda bien. La traducci¨®n de Rubi¨® es un lujo. A ratos, cuando la historia se encalla, entramos en trance con la m¨²sica de las palabras, que de eso tambi¨¦n se trata. Dir¨¦ que hay momentos en que la enunciaci¨®n tiene un punto radiof¨®nico, que es lo que sucede cuando el pathos se queda en la boca y no sacude el cuerpo como debiera. Eso le pasa alguna vez a Anna G¨¹ell (cuando narra, en el rol de Estrofio, la falsa muerte de Orestes) y bastante a Borja Espinosa, un Orestes discreto. Funcionan estupendamente los enfrentamientos directos: Electra contra Crisostemis, su prudente hermana (la sobria y delicada Mar Ulldemolins) y, sobre todo, el round central entre Electra y Merc¨¨ Angl¨¨s (Clitemnestra), una actriz que cada vez est¨¢ mejor: tiene una voz aterciopelada, ¨ªntima, y una gestualidad sin exasperaciones. Una buena idea de Broggi ha sido multiplicar los careos individualizando al coro: Angl¨¦s, G¨¹ell y Ulldemolins doblan sus papeles y, como voces an¨®nimas y solitarias, increpan, indagan, cuestionan y defienden.
Electra es Clara Segura. Borda un papel cargado por el diablo: hace falta una gran fuerza f¨ªsica y ps¨ªquica para sostener el voltaje de la ira, los arrebatos de locura y sarcasmo, el agotamiento por la tensi¨®n. Sus cumbres son las cimas de la obra: cuando se derrumba ante las presuntas cenizas de Orestes y cuando los hermanos se reconocen. Clara Segura templa y manda desde que aparece, pero en esas dos escenas exhibe una gama apabullante: incredulidad, furia, llanto, alegr¨ªa, y el instante supremo en el que su rostro (feroz, empapado en l¨¢grimas) se transmuta, iluminado por una sonrisa de felicidad. Borja Espinosa tambi¨¦n da el do de pecho, porque el director les ha montado a ambos un remate precioso, pur¨ªsimo: Electra y Orestes se abrazan y se cantan una canci¨®n de su infancia, una nana. Cuando Broggi justifica "org¨¢nicamente" un pasaje musical no hay quien le tosa: esa escena alcanza la misma altura emotiva que el lamento f¨²nebre que cerraba Ant¨ªgona o la ronda final de Hamlet, a caballo del Goodnight Irene en versi¨®n de Tom Waits. Clara Segura es un singular¨ªsimo animal esc¨¦nico: una actriz entre italiana y japonesa, tanto en lo tr¨¢gico como en lo c¨®mico. Ojos como tizones, sensibilidad desgarrada, agua que hierve en cuesti¨®n de segundos pero que (y ah¨ª entra lo japon¨¦s) nunca se desborda, frenada por una voz que modula y cimbrea, como una cinta de colores, hasta el m¨¢s imperceptible acorde. Tambi¨¦n hay algo japon¨¦s en el control de su cuerpo, en la combinaci¨®n de flexibilidad y gravedad, aunque en la funci¨®n abusa de un raro encorvamiento, tal vez para proyectar mejor la energ¨ªa, pero que hace pensar en el peso del f¨¢tum o en un ataque de lumbago. El gran momento de Clara Segura viene durando tres a?os. Tres grandes trabajos: Ant¨ªgona, ?Est¨¢s ah¨ª?, Electra. Y, pronto, otro bomb¨®n: Gertrudis en la reposici¨®n de Hamlet, de nuevo a las ¨®rdenes de Broggi. -
Electra, de S¨®focles. Direcci¨®n de Oriol Broggi. Treatre Nacional de Catalunya. Barcelona. Hasta el 25 de abril. www.tnc.cat | Vea aqu¨ª escenas del montaje de 'Electra'
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