?Un Gobierno de coalici¨®n para Espa?a?
Algunas voces significativas de nuestra vida p¨²blica, como la de mi amigo y colega Jos¨¦ F¨¦lix Tezanos, han lanzado la hip¨®tesis de un Gobierno de coalici¨®n como f¨®rmula adecuada para hacer frente a nuestra presente crisis econ¨®mico-social. No es nueva esta propuesta en la vida pol¨ªtica espa?ola, aunque s¨ª lo es el motivo que la impulsa. Hasta ahora, las hip¨®tesis de Gobierno de coalici¨®n se hab¨ªan barajado en relaci¨®n con la cuesti¨®n nacional-regional o la amenaza a la estabilidad del orden democr¨¢tico. Lo cierto es que la intensidad y el calado de la crisis econ¨®mica justifica sobradamente su planteamiento por esta causa.
Pese a la pr¨¢ctica de Gobiernos de coalici¨®n en diferentes escenarios europeos, hay una justificada reticencia a los mismos en la opini¨®n p¨²blica espa?ola. Una reticencia que se funda en la propia l¨®gica de un orden liberal-democr¨¢tico basada en el juego de mayor¨ªa y oposici¨®n como expediente usual de dirimir los grandes conflictos pol¨ªticos. La existencia de una reconocida y s¨®lida oposici¨®n resulta en todo momento una garant¨ªa de alternancia cuando la mayor¨ªa fracasa en su labor de direcci¨®n pol¨ªtica. La inoperancia de un Gobierno de coalici¨®n bloquear¨ªa la salida a un eventual nuevo fracaso al difuminar la posibilidad de alternativa. Complementariamente, es posible que en esa reticencia entre en juego la memoria hist¨®rica de nuestra tradici¨®n liberal. En ella, los Gobiernos de "concentraci¨®n nacional" fueron soluciones con que hacer frente a situaciones de agotamiento del sistema pol¨ªtico. Est¨¢ extendida entre nosotros la visi¨®n de las grandes coaliciones como sin¨®nimos de Gobiernos de "Uni¨®n Sagrada", m¨¢s propios para hacer frente a crisis b¨¦licas que a momentos de normalidad constitucional.
La intensidad y el calado de la crisis econ¨®mica justifica sobradamente su planteamiento
Tienen raz¨®n, sin embargo, los defensores de los Gobiernos de coalici¨®n en llamar la atenci¨®n sobre una pr¨¢ctica europea reciente. En este escenario no son visibles los rasgos de crisis extrema que han podido acompa?arlo en otros momentos hist¨®ricos. Conviene pues desdramatizar un recurso que ha ofrecido resultados muy positivos en la vida europea y que nada hace pensar que no pudieran conseguirse en la vida espa?ola.
Las razones para un Gobierno de coalici¨®n en el presente momento de la vida pol¨ªtica espa?ola son poderosas. La primera de ellas ser¨ªa su sinton¨ªa con un ¨¢nimo social claramente favorable al entendimiento como prerrequisito para hacer frente a la crisis. En pocas coyunturas pol¨ªticas la sociedad espa?ola iba a entender mejor el acuerdo gubernamental entre el PSOE y el PP. La segunda de esas razones es la necesidad de un pacto entre el PSOE y el PP para llevar a cabo con eficacia un programa de disminuci¨®n del gasto p¨²blico. Esta reducci¨®n necesita la acci¨®n coordinada de todas las Administraciones p¨²blicas. Y el poner de acuerdo al Gobierno central, las comunidades aut¨®nomas y los ayuntamientos es empresa imposible sin el previo pacto entre los grandes partidos.
La tercera raz¨®n tendr¨ªa que ver con la inyecci¨®n de optimismo que en la sociedad espa?ola y los espectadores internacionales se derivar¨ªa de un acuerdo de gobierno entre el PSOE y el PP. Cuando con tanta justificaci¨®n se trata de buscar el apoyo de los c¨ªrculos financieros y de opini¨®n internacionales, no es poca cosa tener en cuenta lo que habr¨ªa de ser visto como el compromiso m¨¢s eficaz de lucha contra la crisis. La cuarta raz¨®n es que un eventual Gobierno de coalici¨®n puede ayudarnos tambi¨¦n a la definitiva superaci¨®n de otro problema, ahora menos visible pero no menos relevante, como es la definitiva conformaci¨®n del modelo de organizaci¨®n territorial de nuestro Estado.
En contra de estas razones, la oposici¨®n al Gobierno de coalici¨®n se sustentar¨ªa, adem¨¢s de en las reticencias de fondo antes aludidas, en unas estrategias partidistas interesadas en la administraci¨®n de todo el poder. El PSOE podr¨ªa pensar que la recuperaci¨®n visible entre nuestros socios europeos se har¨¢ sentir, antes o despu¨¦s, en la vida espa?ola. Siempre que este sentir llegue antes de 2012, cabe imaginar una victoria electoral, en su caso con el concurso de los partidos nacionalistas, sobre un Partido Popular sometido a estricto aislamiento. Por otro lado, el Partido Popular confiar¨ªa en que el impacto de la crisis, superado ya el l¨ªmite de los cuatro millones de parados, le habr¨ªa de dar la victoria electoral por hundimiento del adversario.
Pienso que podr¨ªamos convenir en que de todos los argumentos a favor y en contra de un eventual Gobierno de coalici¨®n, este, el "patriotismo de organizaci¨®n", es el ¨²nico que no resulta de recibo. En todo caso, parece claro que la sociedad espa?ola, como ha demostrado su segmento m¨¢s conflictivo, el Pa¨ªs Vasco, est¨¢ madura para un entendimiento entre el PSOE y el PP. Habr¨¢n de ser, pues, razones t¨¦cnicas y de oportunidad pol¨ªtica las que decidan la hip¨®tesis de un Gobierno de coalici¨®n o no, teniendo siempre visible el dato de que nada podr¨ªa erosionar m¨¢s la vida de nuestro sistema pol¨ªtico que la constataci¨®n de que el ¨²nico argumento que se opusiera al mismo fuera el inter¨¦s de nuestros dos grandes partidos, en tanto que agentes de control y administraci¨®n del poder.
Andr¨¦s de Blas Guerrero es catedr¨¢tico de Teor¨ªa del Estado en la UNED.
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