El trabajo no es para el mejor, es para el que paga
Las agencias de colocaci¨®n en la Red tratan de cobrar por destacar los curr¨ªculos - Cuando no mandan los m¨¦ritos sino abonar una cuota, ?se est¨¢ pervirtiendo la selecci¨®n laboral?
El terreno principal de la b¨²squeda de empleo es, hoy, Internet. La red es el entorno perfecto para agencias de intermediaci¨®n laboral, donde mejor pueden casar las ofertas con los perfiles de los aspirantes a un puesto de trabajo. Pero lo nuevo es cobrar a los clientes para que su curr¨ªculo destaque entre los millones que circulan, que sea m¨¢s visible para quien busca un empleado. Algo habitual en la Red, como la publicidad de Google, pero aplicado al mundo laboral. Entonces, ante una oferta de empleo, ?se propone al mejor candidato o al que ha pagado la cuota? El debate sobre si esto desvirt¨²a el proceso de selecci¨®n laboral se ha abierto.
Veinte personas han sido convocadas para una entrevista de trabajo. Est¨¢n sentados, nerviosos, mirando al suelo, esperando su turno. Entonces, alguien de recursos humanos aparece y les dice que s¨®lo quien pague 20 euros podr¨¢ seguir adelante. Esto todav¨ªa no pasa en las oficinas convencionales, pero s¨ª en la Red. Algunas de las webs de b¨²squeda de empleo m¨¢s importantes cobran a los usuarios por ciertos servicios extra bajo la promesa de colar el curr¨ªculo por delante del de los aspirantes que no abonan cuota. Lo llaman visibilidad y cuesta entre 10 y 20 euros al mes. ?Es esto pagar para poder trabajar, un abuso que saca provecho de la crisis, o se trata simplemente de una m¨®dica tarifa a cambio de atenci¨®n? Este modelo genera dudas sobre su eficacia: nada avala que las empresas contraten al mejor de los candidatos ni que pagar una cuota solucione el futuro del desempleado.
El portal Infojobs defiende las ventajas adicionales de los paquetes 'premium'
Infoempleo considera que hay una saturaci¨®n de curr¨ªculos por oferta
La antrop¨®loga Lirios Alos cree que los servicios de pago se generalizar¨¢n
Enrique Dans: "El mercado de trabajo no tiene por qu¨¦ ser democr¨¢tico"
Nada garantiza la val¨ªa del candidato mejor posicionado en Internet
La orientadora laboral Elisa L¨®pez cree que el ¨¦xito depende del perfil
?Qu¨¦ se ofrece a cambio de la suscripci¨®n? Para el que busca trabajo, estar mejor posicionado en la vor¨¢gine de curr¨ªculos que llegan a las empresas. Adem¨¢s, hay otras ventajas: poder ver los m¨¦ritos de las personas que compiten por el mismo puesto, acceso directo a los contactos inscritos en la base de datos de la web o incluso conseguir un certificado online de ingl¨¦s. Son maneras de diferenciarse en un universo colapsado por el exceso de aspirantes y la escasez de ofertas.
Las empresas del pagar por trabajar se mueven en un mercado suculento, una de las joyas de negocio que la Red ha arrebatado a los medios tradicionales. Los peri¨®dicos de papel se lamentan por haber dejado escapar este trozo de la tarta, hasta hace no mucho parte importante de sus ingresos a trav¨¦s de los anuncios clasificados. En Espa?a, ya son m¨¢s de cinco millones los internautas que usan la Red para buscar empleo, seg¨²n datos de la consultora Nielsen Online. La web Infojobs domina de manera aplastante (2,9 millones de usuarios mensuales, frente al mill¨®n de Infoempleo, su inmediato perseguidor). Infojobs oferta hasta 80.000 trabajos y apuesta por las opciones de pago. Juan Antonio Esteban, su director general, asegura que consiguen empleo a unas 680.000 personas al a?o.
?Pero c¨®mo enganchan estas webs a los buscadores de empleo, cu¨¢l es su reclamo? Despu¨¦s de un contacto inicial -describir el trabajo so?ado, dejar algunos datos con la esperanza de recibir la llamada de una empresa importante-, los usuarios de estas p¨¢ginas reciben cada semana correos electr¨®nicos que les preguntan: "?Llevas mucho tiempo sin recibir ofertas? El pack premium multiplica tus opciones de conseguir trabajo". Sin embargo, a¨²n son minor¨ªa los que hacen clic y dan sus datos bancarios. En Laboris, portal con 840.000 usuarios mensuales, Anna Maria Gonz¨¢lez, directora de negocio, afirma que contrataron servicios de pago "entre el 10% y el 20% de los candidatos". En Infojobs reconocen que su uso es incluso menor.
Hay quien teme que esta tendencia incipiente se generalice y afecte a todo el mercado. Lirios Alos, antrop¨®loga del Trabajo, cree que dentro de poco "a nadie le sorprender¨¢" la existencia de las opciones premium. "Ser¨¢ condici¨®n sine qua non para acceder a un buen empleo". Enrique Dans, profesor del Instituto de Empresa, plantea que el mercado laboral es un tipo m¨¢s de mercado. "No tiene por qu¨¦ ser democr¨¢tico. La publicidad no lo es. El que m¨¢s paga es el que m¨¢s aparece, y no posee necesariamente el mejor producto". La profesora Alos remata: "El que m¨¢s tiene es el que m¨¢s puede". Si no se marcan l¨ªmites, qui¨¦n sabe cu¨¢nto se llegar¨¢ a pagar para poder trabajar y c¨®mo se proteger¨¢ a los m¨¢s pobres.
La crisis reduce el n¨²mero de empresas que se anuncian, el negocio naufraga y es necesario echarle imaginaci¨®n para conseguir dinero. ?Por qu¨¦ no darle la vuelta al modelo y empezar a cobrar a los que buscan trabajo? Aun as¨ª, no todos se han subido al carro de los paquetes premium. Fernando Palacios-Pelletier, director en Espa?a de Monster, empresa pionera en la b¨²squeda de empleo por Internet, que ni tiene ni ha tenido servicios de pago, opina que "probablemente muchos est¨¢n apostando por esa v¨ªa ante la ca¨ªda de ingresos en el mercado del reclutamiento online". Enrique Dans considera que, antes de decidir si esta tendencia ha llegado para quedarse, hay que definir d¨®nde est¨¢ el negocio: "?Qui¨¦nes son los clientes, los buscadores de empleo o las empresas que se anuncian? Parece l¨®gico pensar que el portal busque satisfacer a su cliente, pero no puede aprovecharse de ambos. Si el cliente es la empresa, cobrar a los usuarios no tiene sentido porque al final la empresa no recibe a los mejores candidatos, sino a los que m¨¢s pagan. El proceso de selecci¨®n se desvirt¨²a y no se obtiene el servicio m¨¢s eficaz".
Los portales de empleo se han venido financiando hasta ahora con lo que pagan las empresas, ya sea por cada oferta publicada (300 euros como promedio en Infojobs, 100 en Laboris) o por permitirles el acceso a los curr¨ªculos de los candidatos (400 euros por consultar 15 en Infojobs, 10 euros por cada curr¨ªculo en Laboris). En los paquetes premium, este ¨²ltimo coste lo asume el usuario. La empresa queda exenta y le sale gratis consultar el expediente de quien ha pagado. Andr¨¦s ?lvarez, director de Infoempleo, pone como ejemplo lo que ocurre en Brasil o Colombia, donde "el recurso m¨¢s escaso es el empleo y lo normal es que las webs se financien cobrando a los usuarios, sin que las empresas tengan que pagar nada".
Los servicios de pago nacieron con los primeros s¨ªntomas de crisis econ¨®mica, en 2008. En los ¨²ltimos meses y pese a la cultura de lo gratuito que domina Internet, ha dejado de verse como una excentricidad pagar por ciertos contenidos. Chris Anderson, editor de la revista tecnol¨®gica Wired, es de los que m¨¢s utilizan el t¨¦rmino freemium: sobre una base gratuita (free), se desarrollan servicios adicionales por los que hay que pagar (premium). En los peri¨®dicos online comienza a plantearse este modelo: los titulares gratis, el an¨¢lisis de pago. As¨ª, los defensores del premium en la b¨²squeda de empleo por Internet garantizan que seguir¨¢ existiendo una v¨ªa gratuita para los que no quieran pagar. Y los 10 o 20 euros por un curr¨ªculo m¨¢s visible son una cuota razonable, comparable a lo que puede costar un capricho en la p¨¢gina de subastas Ebay. Con la inversi¨®n publicitaria bajo m¨ªnimos, el futuro en la Red -y fuera de ella- est¨¢ en conseguir un cliente fiel que no se escandalice por pagar una cuota moderada a cambio de un trato preferencial.
Pero, ?merece la pena pagar? El director de Infojobs cree que s¨ª: "Los servicios adicionales incrementan las posibilidades y, si el candidato quisiera conseguir lo mismo
[visibilidad de su curr¨ªculo] en otro medio, pagar¨ªa m¨¢s dinero y llegar¨ªa a menos empresas". Aunque desde Infoempleo, Andr¨¦s ?lvarez insiste en el problema de la saturaci¨®n: "Hay demasiados candidatos por oferta, si tenemos 1.500 por puesto, ?qu¨¦ puedes hacer? ?Y si pagan los 1.500?, ?d¨®nde estar¨ªa entonces la ventaja?". Una forma podr¨ªa ser pujar por el primer puesto, con m¨¢s y m¨¢s dinero, lo que ser¨ªa extraordinariamente rentable para los portales de empleo. Los departamentos de recursos humanos tampoco creen que este modelo sea la panacea. Nadie garantiza la val¨ªa del candidato mejor posicionado. Tener m¨¢s dinero no es sin¨®nimo de mayores capacidades. Elisa L¨®pez, consultora de recursos humanos y orientadora laboral desde hace 20 a?os, cree que "al final, el ¨¦xito sigue dependiendo del perfil del aspirante". No ser¨¢ igual de f¨¢cil encontrar un trabajo para un ejecutivo que para un carpintero, porque en la Red se encuentran pocas ofertas de oficios. Lo que predominan son contratos temporales para administrativos y comerciales.
Desde su creaci¨®n, estas webs, que se presentan como "intermediadores laborales", provocan recelo en algunos sectores. Alfonso Alc¨¢ntara gestiona la p¨¢gina Yoriento.com, que se centra en la atenci¨®n personalizada frente a la masificaci¨®n de los grandes portales: "La b¨²squeda de empleo en Internet es m¨¢s un efecto placebo que otra cosa. Es imposible cotejar los datos de ofertas disponibles, no hay ning¨²n organismo ni estad¨ªstica que compruebe la veracidad de lo publicado. Si fuesen m¨¢s transparentes, tendr¨ªan m¨¢s ¨¦xito. Es como cuando uno sale a ligar y va a la discoteca. Sabes que hay pocas chicas disponibles, pero sigues yendo porque las est¨¢s viendo en la pista de baile. En la vida tenemos pocas posibilidades para todo, pero estamos m¨¢s motivados si podemos ver el premio".
El problema es que el premio (el trabajo), por muy visible que sea, no siempre llega. La saturaci¨®n se ha convertido en un lastre para las webs. Luis Enrique Alonso, catedr¨¢tico de Sociolog¨ªa del Empleo en la Universidad Aut¨®noma de Madrid, ha estudiado el fen¨®meno: "Antes de la crisis, trabajadores precarios usaban estos portales para buscar empleos un poco menos malos. Ahora no se arriesgan ni siquiera a eso". Sin embargo, en sus investigaciones le ha llamado la atenci¨®n la cantidad de empresas y particulares que hacen uso de estos portales, muchos de ellos desde el trabajo. El 52 % de los que buscan empleo por Internet se dedican a apuntarse a ofertas mientras est¨¢n en la oficina, seg¨²n Nielsen Online.
Tanto las grandes empresas como la mayor¨ªa de las pymes recurren a los portales de Internet para contratar personal. Compa?¨ªas como El Corte Ingl¨¦s echan mano de las webs de empleo, sobre todo cuando abren nuevos centros. El 75% de las ofertas de la firma de ropa Mango son online. Sin embargo, una cadena de hosteler¨ªa como VIPS s¨®lo cubre el 15% de sus puestos por esta v¨ªa. A pesar del ¨¦xito de la opci¨®n web, los anuncios en prensa o el boca a boca siguen siendo f¨®rmulas muy utilizadas para buscar trabajo, y no hay que olvidar que, aunque el primer paso sea desde el teclado, al final del proceso sigue siendo necesario enfrentarse a una entrevista personal.
La experta en recursos humanos Elisa L¨®pez opina que reclutar personal a trav¨¦s de la Red es una opci¨®n rentable: "Los portales de empleo han permitido a los departamentos de recursos humanos reducir costes en un 85% y se ha pasado de 45 a 10 d¨ªas de media para el proceso de selecci¨®n". L¨®pez no duda al afirmar que, si uno est¨¢ buscando trabajo, es imprescindible inscribirse en una o varias de estas p¨¢ginas: "Funcionan bien, pero si quiero encontrar trabajo, deber¨¦ ir a webs especializadas en mi profesi¨®n". Sin embargo, esta orientadora ve innecesario pagar: "Quien debe cargar con los costes es siempre la empresa. S¨®lo habr¨ªa una excepci¨®n: si uno es un alto directivo, entonces s¨ª es conveniente estar en determinadas bases de datos de pago. Pero en general, no es necesario pagar para encontrar un trabajo. Nunca lo recomendar¨ªa".
Para el soci¨®logo Luis Enrique Alonso, los servicios de pago demuestran c¨®mo "en los momentos dif¨ªciles, las empresas intentan sacar rentabilidad de situaciones cr¨ªticas. Cuando hay necesidad, la gente hace lo que sea". Le preocupa especialmente que, aunque sean servicios "todav¨ªa muy residuales", puedan verse legitimados con el tiempo: "Cualquier cosa que sean nuevas tecnolog¨ªas parece que va a ser positivo. Seguimos teniendo el mito del progreso tecnol¨®gico, pero hemos perdido el mito del progreso social. No confiamos en nadie, pero nunca como ahora confiamos en las tecnolog¨ªas".
Queda la esperanza de que tanta crisis no sea en vano. Miguel Portillo, de la firma Michael Page, que lleva casi 40 a?os buscando empleo para todo tipo de candidatos, afirma que "ahora las empresas prefieren asegurar m¨¢s el tiro con un candidato que haya vivido crisis fuertes y que haya conseguido salir adelante. Los que provienen de entornos muy competitivos, agresivos y dif¨ªciles tienen un punto m¨¢s de brillo que aquellos que han vivido en entornos m¨¢s felices". Falta saber si ya hemos llegado al tope de agresividad y competitividad o si todav¨ªa estamos dispuestos a ir un punto m¨¢s all¨¢ y poner nuestros empleos a subasta. ?Cu¨¢nta gente pagar¨¢ los 20 euros para poder ser entrevistado?
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