El sonido de la sorpresa
El recuerdo de Thelonious Monk y el tributo a 70 a?os del prestigioso sello Blue Note marcan el arranque del festival de jazz coru?¨¦s
En el jazz sucede lo que en las relaciones humanas; justo cuando crees haber aprendido todos los trucos, vuelve a suceder esencialmente lo mismo que la primera vez y ?paf! caes de nuevo en la trampa del amor. Que esta m¨²sica es el sonido de la sorpresa por muy transitados que sean los caminos que tome se volvi¨® a demostrar el s¨¢bado sobre el escenario coru?¨¦s de la Fundaci¨®n Pedro Barri¨¦ de la Maza. Fue durante el sensacional concierto de la Hard Bop Band, sexteto de juiciosos y elegantes int¨¦rpretes de ese estilo musical que adapta el blues a la noche en la ciudad, reunidos para la ocasi¨®n y liderados con brioso pulso por el bater¨ªa de la escena de Nueva York Lewis Nash. El repertorio se compuso de la clase de canciones que forjaron los mejores a?os de la firma (de los cuarenta a principios de los setenta); temas mil veces interpretados, ejecutados por una formaci¨®n de las de siempre -saxos alto, bar¨ªtono (desbordante Gary Smulyan), tenor, trompeta y secci¨®n r¨ªtmica- que compareci¨® trajeada y con corbata porque el p¨²blico de A Coru?a, que llen¨® las 1.800 butacas, desde luego, se merec¨ªa ese respeto. Y sin embargo ?paf! volvi¨® a suceder.
El viaje propuesto por Nash parti¨® seguramente de donde deb¨ªa. Nica's dream es una composici¨®n de Horace Silver, que, el bater¨ªa se encarg¨® de recordarlo, es un prodigio del piano, de la elegancia sin esfuerzo y de la fidelidad a Blue Note, su sello de toda la vida. Tambi¨¦n es un homenaje a la baronesa Pannonica de Koenigswarter, personaje extraordinario y mecenas, entre otros genios del jazz, de Thelonious Monk. Lo cual quit¨® a los cronistas el peso de buscar v¨ªnculos entre el tributo del s¨¢bado y la conferencia que el viernes dict¨® Laurent de Wilde, m¨²sico y bi¨®grafo heterodoxo de Monk, para explicar lo inexplicable: todo eso que convierte al pianista grandull¨®n en uno de los m¨²sicos m¨¢s originales del siglo XX.
Si la feliz y muy neoyorquina idea de la Hard Bop Band funcion¨® como un diapas¨®n fue tanto porque el grupo huy¨® de lo obvio (tocar Recorda Me, de Joe Henderson, en formato de tr¨ªo es un buen ejemplo de que lograron sortear los clich¨¦s), como, sobre todo, por el empe?o de Manel Manti?¨¢n, programador del ciclo, entusiasta del jazz de los que ya quedan menos y un tipo capaz de hablar durante horas de asuntos de fe como el modo especial en que Roy Haines golpea la caja. Para esta edici¨®n de festival, que hace la n¨²mero 15, ha ideado un repaso a un siglo del g¨¦nero, que volver¨¢ a convertir la ciudad gallega durante dos meses en una excepci¨®n jazz¨ªstica.
La interpretaci¨®n de The sidewinder, cl¨¢sico del trompetista Lee Morgan fue una de las cumbres de un aquelarre en el que no faltaron los fantasmas de Sonny Rollins, Dizzy Gillespie y Miles Davis, adem¨¢s de, claro, los de Francis Wolff y Alfred Lion; dos jud¨ªos alemanes que fundaron Blue Note en la avenida Lexington de Manhattan. En un modesto pisucho que, entonces, 1939, fue a la vez monumento a la capacidad humana para la belleza y refugio razonable de la sinraz¨®n de la II Guerra Mundial.
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