"No tengo nada que demostrar"
Une boucherie, se repiten de boca a oreja los espectadores que abarrotan la pista central de Montecarlo, silbante ya a medio partido por lo desequilibrado del marcador. Una carnicer¨ªa. Rafael Nadal (Manacor, 1986) es el hombre que empu?a el hacha y el cuchillo (6-0 y 6-1). Fernando Verdasco, un tenista de verdad bueno, el que sufre su implacable dictadura sobre tierra batida. El madrile?o pide la asistencia del fisioterapeuta, contorsionado el cuello hasta el l¨ªmite por las castigadoras pelotas de su contrario. Mira al cielo en busca de explicaciones. Unas veces, de rodillas para celebrar uno de sus 35 puntos; otras, moviendo sus brazos como alas de veloz p¨¢jaro para decir a los espectadores que enfrente hay un ¨¢guila, un jugador con una cobertura de pista sin paralelo. Nadal lo observa todo mientras atiza el sol y se llena de surcos la tierra. S¨®lo tendr¨¢ un momento de humanidad, un leve resquicio de dudas, con 6-0, 4-1 y el saque.
"Si cuando juegas mal te acostumbras a perder, es un s¨ªntoma de debilidad"
"Todo cae por su peso. Uno no tiene ni ansiedad eterna ni mala suerte eterna"
"No me preocupan las rachas en contra, sino jugar bien. As¨ª puedo ganar a todos"
Son cinco bolas de rotura para Verdasco. Son cinco sufrimientos para Nadal, quiz¨¢s en el recuerdo los partidos que se le escaparon en las semifinales de Indian Wells y Miami, el castigo de la lesi¨®n de rodilla que le retir¨® en los cuartos del Abierto de Australia o los tres meses del a?o descontados con gran nivel de juego, pero sin t¨ªtulos. Ninguna de esas pelotas convierte Verdasco. Ninguna de esas puertas permite Nadal que abra el oponente. Unas l¨¢grimas cierran el encuentro: el n¨²mero tres mundial se convierte en el primer hombre en anotarse seis veces seguidas el mismo torneo, gana un trofeo 11 meses despu¨¦s (el anterior: Roma, mayo de 2009) e iguala a Roger Federer como el segundo con m¨¢s t¨ªtulos masters 1000 (16), a uno de Andre Agassi. Luego, se sienta con EL PA?S en una terraza del club, protegido apenas con un pantal¨®n corto y una sudadera contra el fr¨ªo.
Pregunta. Se habr¨¢ quitado un peso de encima.
Respuesta. El peso de encima te lo quitas cuando sientes que est¨¢s jugando al nivel necesario para ganar y eso lo he sentido desde que empez¨® 2010. Lo que pasa es que, una vez por un poco de falta de calma, otra por un poco de mala suerte y otra por alguna lesi¨®n, no hab¨ªa podido conseguirlo. Cuando uno est¨¢ cerca y no lo consigue... Cuando se vuelve a presentar la misma situaci¨®n, tiene un poquito m¨¢s de ansiedad de lo habitual. Son momentos dif¨ªciles. Hay que superarlos. Y para superarlos hay que pasar momentos malos.
P. ?Por qu¨¦? A finales de 2009 debi¨® pasar varios. Y antes, en una entrevista concedida a este diario, dijo que la diferencia entre los muy buenos y los campeones era una sexta marcha en los momentos dif¨ªciles.
R. Entonces me faltaban la sexta, la quinta y la cuarta tambi¨¦n. Hay que ser realista. Los resultados eran buenos: semifinales en el Abierto de Estados Unidos con el abdominal roto, final en Shanghai..., en superficies que no son f¨¢ciles. Hab¨ªa mantenido el nivel mental alto. No era eso lo que me faltaba. Hab¨ªa cometido pocos errores. Eso es lo que hace que uno est¨¦ arriba. A eso me dediqu¨¦ todo el final del a?o pasado. A luchar en cada partido sabiendo que no estaba bien, que las cosas no funcionaban. A luchar todo lo que pude. Eso me permiti¨® ganar much¨ªsimos partidos. Parece que no, pero unas semifinales, unos cuartos... ?Pues claro que sirven! Son un trabajo mental fuerte. Te ayudan a ser m¨¢s fuerte mentalmente. Si cuando est¨¢s jugando mal te acostumbras a perder, es un muy mal s¨ªntoma. Un s¨ªntoma de debilidad. Lo que pas¨® es que estaba mal ten¨ªsticamente.
P. ?Le ha pesado eso este a?o?
R. Eso s¨®lo se supera ganando. Todo cae por su peso. Uno no tiene ni ansiedad eterna ni mala suerte eterna. Lo importante es estar al nivel para ganar. Ha habido que esperar tres meses para ganar el primer t¨ªtulo. Yo los he esperado paciente, trabajando muy fuerte. Ha llegado en tierra y estoy jugando muy bien.
P. ?Por qu¨¦ le han ayudado para la arcilla los torneos de cemento? Cay¨® en dos semifinales cuando iba un set arriba.
R. Fueron derrotas dif¨ªciles. Pod¨ªa haber terminado la gira norteamericana ganando los dos torneos. No habr¨ªa sido extra?o. Eso me ha ayudado a saber que, si estaba a ese nivel en pista r¨¢pida, la tierra, que me es un pel¨ªn m¨¢s favorable, me iba a ayudar. Ha sido as¨ª.
P. Ha concedido 14 juegos. Gan¨® tres partidos sin ceder m¨¢s de uno. S¨®lo una vez, contra Juan Carlos Ferrero, estuvo m¨¢s de hora y media en la pista. Y al final, entre las risas de ambos, dijo: "Lo siento, Fernando [Verdasco]".
R. Los resultados son exagerados. Ganar un torneo tan importante como el de Montecarlo, con los rivales tan dif¨ªciles que he tenido en pista de tierra, como Ferrero, Ferrer o Verdasco... Creo que he jugado muy bien. Impecable. Sin errores ni de rev¨¦s ni de derecha, sacando mucho mejor desde el tercer d¨ªa, movi¨¦ndome bien, siendo agresivo, defendi¨¦ndome bien. Muy completo.
P. ?Necesita volver a ganar a uno de los otros mejores tenistas para sentir que ha recuperado su sitio?
R. No me preocupa ninguna racha en contra ni ninguna racha a favor. Me preocupa jugar bien. No me tengo que demostrar ni a m¨ª mismo ni a nadie que, cuando juego bien, puedo ganarles a todos. Y m¨¢s en esta superficie. Puedo perder o ganar, pero estoy en un camino m¨¢s que adecuado para ganar. No olvidemos que Djokovic perdi¨® por 6-2 y 6-2 con Verdasco. Es est¨²pido pensar en rachas de este tipo.
P. En Montecarlo no ha jugado el dobles. ?Por prudencia?
R. En un torneo como Indian Wells [casi 15 d¨ªas ], que es jugar d¨ªa s¨ª d¨ªa no, no me viene mal jugar el dobles. En la gira de tierra, en la que los torneos son de una sola semana, es muy precipitado. Quieras o no, he tenido problemas f¨ªsicos. Hay que ir con cuidado.
P. Dicen que se da masajes de la mand¨ªbula a los pies.
R. No. Lo que pasa es que a veces tengo la mand¨ªbula muy tensa. No hago muchos masajes, y cuando los hago no son de relajaci¨®n, sino puntuales, en los puntos en los que estoy m¨¢s cargado, normalmente los cu¨¢driceps. A veces, s¨ª estoy cargado en la mand¨ªbula, de la tensi¨®n, supongo que de hacer el esfuerzo de pegar a la pelota.
P. Ah¨ª, sobre la camilla, se le aprecia una cicatriz que tiene en la espalda.
R. ?Como para olvidarse! Me la hice a los 10 o los 11 a?os. Tuve un herpes. Fui al dermat¨®logo y me recet¨® un compuesto que ten¨ªan que hacer en la farmacia para secarlo. Se equivocaron. Me pusieron ¨¢cido sulf¨²rico. Dos gotitas y... se me quem¨®. Sali¨® humo. Estuve un a?o sin que se me cerrase la herida.
P. Usted debe jugar esta semana el Trofeo God¨®, en Barcelona, pese al volc¨¢n.
R. Es extra?o. Cuando ves que todo est¨¢ parado, ser¨¢ porque es grave de verdad. ?Es un desastre! El mundo lleva un rumbo. La vida de cada persona, tambi¨¦n. Cosas as¨ª hacen parar y cambiar planes a mucha gente, m¨¢s de la que imaginamos. ?A ver si pasa la nube de ceniza!
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