Fahrenheit 2010
El otro d¨ªa -quiz¨¢ como preparaci¨®n del d¨ªa de Sant Jordi- emitieron en televisi¨®n Fahrenheit 451, pel¨ªcula de Fran?ois Truffaut sobre el relato de Ruy Bradbury. Se trata, ya saben, de la escenificaci¨®n de un mundo en que los libros son perseguidos y quemados por parte de un cuerpo singular de bomberos que, en lugar de apagar incendios, se dedica a propagarlos, siempre que haya letra impresa por medio. Con alg¨²n anacronismo, la pel¨ªcula conserva una gran intensidad visual. En cuanto a su diagn¨®stico prof¨¦tico, le sucede lo mismo que a las novelas de Orwell y Huxley: acierta en cuestiones esenciales, aunque es incapaz de prever los grandes cambios tecnol¨®gicos. Eso le otorga un cierto aire na?f tanto al contrastar la maldad como al sugerir la resistencia al mal.
Existe en nuestro tiempo una rabiosa necesidad de ser analfabeto
Al contrario de lo que pronostica la pel¨ªcula, como demuestra festivamente el d¨ªa de Sant Jordi, estamos rodeados de libros, aunque en su mayor¨ªa nunca ser¨¢n le¨ªdos y con mucha probabilidad, ser¨¢n destruidos sin que ning¨²n lector haya asomado la nariz en ellos (bajo la dictadura de la novedad los editores se han convertido, ellos mismos, en destructores sistem¨¢ticos de sus propios libros).
Lo curioso del caso es que, aun disponiendo de tantos libros, nuestros contempor¨¢neos tienen la misma mentalidad que los habitantes de la pel¨ªcula de Truffaut: en ambos casos se trata de una rabiosa necesidad de ser analfabetos, pese a que la sociedad haya gastado tanto en su alfabetizaci¨®n. Nuestros contempor¨¢neos, como aquellos personajes ficticios, sienten miedo y desd¨¦n por los libros pese a que un d¨ªa al a?o se sienten pr¨®digos y compran un libro preferentemente televisivo. El olfato de Truffaut funciona con lustros de antelaci¨®n: la verdad est¨¢ en el marco publicitario que alecciona a los analfabetos a trav¨¦s de la pantalla.
La voluntad tenaz de analfabetismo coincide con la obsesi¨®n de unos seres humanos que creen que la felicidad reside en un igualitarismo por abajo. "Cuanto menos personas m¨¢s felices seremos". Un buen lema antiilustrado que preside la pel¨ªcula de Truffaut y nuestra vida social. Entre Sant Jordi y Sant Jordi, todo un a?o de Fahrenheit 451 en los cerebros.
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