La familia y uno m¨¢s

Los toreros de ayer son como de la familia. Bueno, m¨¢s o menos. El Cordob¨¦s, s¨ª, un joven simp¨¢tico y cordial, que cae bien en todas las casas, aunque su problema como torero es que carece de toda la gracia que desborda como personaje p¨²blico. Rivera es menos familiar, esa es la verdad. Es m¨¢s serio y estirado, y sonr¨ªe con cara de pocos amigos, pero cae bien porque aparece todos los d¨ªas en casa a la hora de comer. Y El Fandi es un caso aparte. No frecuenta la prensa el coraz¨®n, habla poco y se prodiga menos, pero cae como anillo al dedo a las amas de casa y a todo p¨²blico festivo.
Pues, a pesar del ambiente familiar y cari?oso, no hubo besos y abrazos. Y eso que los toros no quisieron comerse a nadie. Por el contrario, destacaron por su nobleza y por sus miles de embestidas para que cualquier diestro con dos dedos de personalidad hubiera triunfado con holgura. Inv¨¢lidos, s¨ª, tullidos todos, pero cumplieron a su modo en los caballos y todos -a excepci¨®n del muy manso sobrero- se dejaron torear. Toretes a modo para el toreo de hoy, gatitos que se dejaban acariciar. Pero nada fue posible. Ni una vuelta al ruedo, ni una faena medio decente, ni una secuencia lucida. ?Qu¨¦ pas¨®, pues? Pues pas¨® que los tres tienen un concepto del toreo que s¨®lo puede gustar en las plazas port¨¢tiles.
TORRESTRELLA / EL CORDOB?S, RIVERA, EL FANDI
Toros de Torrestrella, -el quinto, devuelto-, desigualmente presentados, inv¨¢lidos, bravucones y nobles; el sobrero, de Toros de la Plata, manso y descastado.
Manuel D¨ªaz El Cordob¨¦s: estocada tendida (silencio); pinchazo y estocada (silencio).
Rivera Ord¨®?ez: dos pinchazos y estocada (silencio); pinchazo y estocada (silencio).
David Fandilla El Fandi: metisaca en los costillares y estocada (ovaci¨®n); pinchazo -aviso- y estocada (ovaci¨®n).
Plaza de La Maestranza. 24 de abril. 17? corrida de abono. Lleno.
El Cordob¨¦s, por ejemplo, triunfa cuando torea como es; es decir, dicharachero y gracioso, salto de la rana incluido. Pero ayer, por respeto a la plaza, se supone, se puso serio, y de tal modo aburre hasta a los suyos. No es ¨¦l. Es de una vulgaridad incre¨ªble. Da pases muy despegados, siempre mal colocado y con la muleta retrasada. Vamos, un sin vivir. Naufrag¨® ante sus dos corderitos, a los que se les ca¨ªa la cara de bueno, y sus muchos partidarios quedaron decepcionados. No era para menos.
Rivera, como es menos familiar, tiene menos partidarios, pero como siga en el plan actual, se quedar¨¢ solo. Rivera ha sido un buen torero, ahora es una sombra de s¨ª mismo. Parece que la ilusi¨®n la perdi¨® hace tiempo, al igual que el sitio, y se le vio desbordado por el noble torete que le toc¨® primero. Por desgracia, su forma de torear es un compendio de defectos. Qued¨® justificado ante el deslucido y mans¨ªsimo sobrero, que no tuvo un pase, y se limit¨® a despacharlo sin lucimiento.
El Fandi puso siete pares de banderillas, y s¨®lo el ¨²ltimo mereci¨® la pena. Paup¨¦rrimo balance, a pesar de la euforia de los tendidos. Mantiene la ilusi¨®n y el deseo de agradar, que no es poco. Se esfuerza con capote y se luci¨® en un galleo por chicuelinas en el primero y unas ver¨®nicas de salida en el sexto. Es dif¨ªcil que emocione con la muleta mientras siga citando fuera de cacho y con el pico. Total, que ser¨¢n uno m¨¢s en la familia, pero los besos quedan para ocasi¨®n m¨¢s propicia.

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