"?Pero lo de El Cabanyal no se par¨®?"
Hablan los vecinos afectados por las licencias de derribo aprobadas por el Ayuntamiento de Valencia
Los vecinos no entend¨ªan ayer que el Ayuntamiento de Valencia haya aprobado nuevas licencias para derribar m¨¢s casas en el barrio de El Cabanyal. "?Pero todo este asunto no est¨¢ parado en el [Tribunal] Constitucional?" dec¨ªa Rosa Lloren?, propietaria de una vivienda en el 77 de la calle de San Pedro. S¨ª, de hecho, el plan municipal de prolongar la avenida de Blasco Ib¨¢?ez por mitad de El Cabanyal, lo que supondr¨ªa la demolici¨®n de 450 viviendas, est¨¢ suspendido. El Ministerio de Cultura, a instancias del Tribunal Supremo, considera que el plan supone un "expolio" del patrimonio del barrio marinero. Los vecinos preguntaban entonces, y ?por qu¨¦ se dan licencias para derribar? y m¨¢s a¨²n: "?C¨®mo van a derribar mi casa si es m¨ªa?", planteaba Francisco Furi¨®, que posee un bajo en el 16 de la calle de Luis Despuig.
"Tienen que dejarnos hacer algo, rehabilitar, algo" pide una vecina
El Ayuntamiento anunci¨® el lunes que tiene nuevos permisos para demoler inmuebles en El Cabanyal. Los vecinos, at¨®nitos, no se lo explicaban. Nadie del consistorio les ha avisado.
"Hace tres a?os nos dijeron que nos daban 25.000 euros por la planta baja y les dijimos que no; desde entonces a m¨ª no me han dicho nada de nada". Quien dice esto es Llu¨ªs Llorens, propietario de una planta baja en la calle de San Pedro, 75, del barrio de El Cabanyal. Llu¨ªs narra c¨®mo entonces, ¨¦l y sus hermanos rechazaron la oferta del consistorio despu¨¦s de que el colegio estatal de arquitectos tasase el inmueble en 65.000 euros m¨¢s.
Como Llu¨ªs, los dem¨¢s vecinos afectados. Y lo peor, como dice Rosa: "Vamos a acabar todos medio girulos".
Otra de las quejas es el precio que desde el principio ha ofrecido el Ayuntamiento por las casas. "Si se han de tir¨¢rmela, que paguen lo que vale; lo que no pueden hacer es robarnos", critica Amparo Sanz. Ella hered¨® la planta baja de San Pedro, 27. Los n¨²meros 29 y 27 los construy¨® su abuelo. All¨ª se instal¨® toda una familia de carniceros que despachaban en el mercado de El Cabanyal. "Yo viv¨ª en el n¨²mero 29 toda mi vida hasta que mis primos vendieron al Ayuntamiento, luego me fui, pero a¨²n tengo la casa. Soy la ¨²nica que queda".
La calle de San Pedro se ha ido degradando con el tiempo. Llu¨ªs Lloren?, del n¨²mero 75, recuerda que "era la m¨¢s familiar de la barriada. Todos los domingos nos junt¨¢bamos a hacer horchata en el piso de mis padres. S¨®lo en San Pedro hab¨ªa tres orquestas y una falla", r¨ªe. "La montamos nosotros hace 52 a?os y recuerdo que hicimos socio de honor a Jos¨¦ Meli¨¢, de Viajes Meli¨¢, que tuvo la planta baja de mi finca". Ahora no se puede dar un paso sin pisar un pl¨¢stico o una botella rota. Pocas casas presentan un aspecto habitable, y las que s¨ª, se las reparte la familia Villora entre primos, padres y una t¨ªa anciana que, con 96 a?os, se vale por s¨ª misma. "Nosotros no sab¨ªamos nada de las licencias", cuenta Mar¨ªa Villora mientras sale de casa de su hermana en el 89 de la calle de San Pedro. Se va unos n¨²meros abajo, a la sede de la plataforma vecinal Salvem El Cabanyal. All¨ª pintan pancartas nuevas bajo el lema de siempre: rehabilitaci¨° sense destrucci¨®. Casi enfrente, en el n¨²mero 48, una mujer admite entre los barrotes de su puerta que s¨ª, que ellos han vendido y que se van a vivir a otra parte. Admite a rega?adientes que le van a pagar unos 50.000 euros y no se muestra demasiado sorprendida cuando escucha que podr¨¢n derribar la que a¨²n es su casa.
El Ayuntamiento aprob¨® el lunes 18 nuevas licencias de derribo, la mayor¨ªa en las calles de San Pedro y de Luis Despuig. Seis son de propiedad privada y casi todas las dem¨¢s est¨¢n tapiadas, un muro de cemento se alza en el antiguo hueco de las puertas. "Tienen que dejarnos hacer algo", exhorta Rosa Lloren?, del 77 de San Pedro, "que nos dejen rehabilitar o construir que esto est¨¢ hecho un asco". Rosa, tras a?os de lucha contra el plan del nuevo bulevar, ya no vive en el barrio. "Mi marido y yo estamos en tratamiento por el nerviosismo que hemos acumulado todos estos a?os. Le digo: no compres el peri¨®dico, que es peor. Yo, la verdad, entiendo a los de S¨ª Volem [plataforma vecinal surgida en los ¨²ltimos meses a favor de la prolongaci¨®n]. Aqu¨ª no se puede vivir. Si todos nos hubi¨¦semos unido desde el principio, esto no hubiese llegado hasta aqu¨ª", lamenta Rosa. "Son muchos a?os de dejadez del Ayuntamiento", culpa Llu¨ªs, del 75. "Claro", sigue Rosa, "entonces dec¨ªan que a ellos no les tocaba, que la prolongaci¨®n de Blasco Ib¨¢?ez no les afectaba, pero resulta que ahora nos toca a todos".
Son recuerdos de una degradaci¨®n ya instalada. La semana pasada, Rita Barber¨¢ anunci¨® que todas las actuaciones en el barrio deber¨ªan detenerse. Todas, desde el plan de Blasco Ib¨¢?ez hasta cualquier nuevo equipamiento, cualquier obra de reforma. Su teniente de alcalde, Alfonso Grau, a?adi¨® que obras como la restauraci¨®n del Teatro El Casinet tambi¨¦n se suspender¨ªan. Incluso la alcaldesa asegur¨® que los 60 millones que el plan confianza de la Generalitat dejar¨ªa en los barrios mar¨ªtimos los utilizar¨ªa exclusivamente en comprar casas: "Todas las que pueda", dijo. Barber¨¢ entend¨ªa que mientras los tribunales deciden qu¨¦ ocurre con el plan, las actuaciones administrativas quedaban en suspenso, no s¨®lo las irreversibles, como los derribos, sino todas.
Cuando Cultura se pronunci¨® sobre El Cabanyal y decret¨® el "expolio" que supon¨ªa el plan municipal, en enero, la Generalitat pari¨® un decreto ley para sortear la paralizaci¨®n del proyecto que significaba la orden del ministerio. Fue un dictamen amparado en informes de instituciones de relevancia como el de la Academia de Bellas Artes de San Fernando, que concluy¨® que tanto la trama urbana del barrio, en forma de ret¨ªcula, como la arquitectura popular de sus casas deben respetarse.
El Gobierno recurri¨® el decreto ley al Constitucional, que lo admiti¨® a tr¨¢mite. El Consell tramit¨® el decreto en ley y as¨ª burl¨® de nuevo la orden de Cultura. El Gobierno recurri¨® d¨ªas m¨¢s tarde y el alto tribunal accedi¨® de nuevo. Entre que el Consell aprob¨® la ley y el Gobierno present¨® el ¨²ltimo recurso, Barber¨¢ aprovech¨® para derribar cinco casas, lo que provoc¨® el enfrentamiento entre la polic¨ªa y los vecinos y que acab¨® con varios heridos.
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