P¨ªcaro gordo
"Este fue a por le?a, este la cort¨®, este puso un huevo, este lo frio y este p¨ªcaro gordo todo se lo comi¨®". En aquel cuentecillo pienso cuando veo la que tenemos montada en Espa?a. ?Qui¨¦n empez¨® todo? Como siempre, la responsabilidad est¨¢ repartida. Pol¨ªticos y opinadores nunca decepcionan, agitan las almas de los ciudadanos y luego acusan al adversario de ser quien crispa. Estamos todos muy vistos. ?Qui¨¦n empez¨®? Un Gobierno socialista promovi¨® una ley de memoria hist¨®rica que olvid¨® por el camino en cuanto otros asuntos urgentes se le pon¨ªan por delante; una oposici¨®n se comport¨® como si esa ley fuera una afrenta y el resultado es que no se consigui¨® un consenso para dar a los muertos serena y honrosa sepultura. La cosa acab¨®, por incompetencia de unos y mala fe de otros, en la Audiencia Nacional y, para rematar, se admitieron las querellas de dos organizaciones falangistas que desean ver sentado en el banquillo al juez que quiso investigar la dictadura. A partir de ah¨ª, se desat¨® la histeria. Unos a favor del juicio a Garz¨®n, otros a favor del juicio al franquismo.
El resultado es desolador, est¨¦ril. No se ha conseguido enterrar a los muertos y s¨ª, en cambio, desenterrar unos fantasmas que en nada benefician a la convivencia. El mensaje que est¨¢ penetrando en gente nacida ya en democracia es que en este pa¨ªs no hubo personas con suficiente coraje para hacer justicia al pasado y que muerto Franco cundi¨® un vergonzoso olvido. No lo creo. La democracia espa?ola se construy¨® sobre el antifranquismo y ese antifranquismo, me atrever¨ªa a afirmar, es compartido hoy por la mayor¨ªa de los espa?oles. Pero puede ser, claro, que llegue un momento en que, de tanto tentar a la suerte, encontremos a un caudillo berlusconiano que prometa salvarnos de la crisis amenazante y sea el p¨ªcaro gordo que se coma el huevo.
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