La moralidad del escritor
Con demasiada asiduidad los biopics sobre artistas o escritores acaban siendo lo contrario que las vidas de sus protagonistas: pel¨ªculas fr¨ªas, distantes, correctas y olvidables. A pesar del curioso varapalo moral asestado sobre uno de sus personajes, el poeta gal¨¦s Dylan Thomas, El l¨ªmite del amor, dirigida por John Maybury, hace apuestas para engrosar la larga lista.
"Antes que me engendraran ya por cierto sufr¨ªa", clamaba el poeta, regode¨¢ndose en su dolor. Thomas, que sobreviv¨ªa a duras penas entre el pub y la miseria, entre la poes¨ªa como oficio y las deudas constantes, fue protagonista poco despu¨¦s de la finalizaci¨®n de la II Guerra Mundial de un juicio en el que, seg¨²n la pel¨ªcula, fue clave para la sentencia de un h¨¦roe de la contienda juzgado por intento de asesinato. Aquel suceso es el que sirve a Maybury para, de forma retrospectiva, retroceder hasta el cuadrado amoroso formado por ¨¦l mismo, su esposa, su amante m¨¢s fiel y el marido de ¨¦sta. Como en la reciente El c¨®nsul de Sodoma con la obra de Jaime Gil de Biedma, la historia espolvorea la poes¨ªa de Thomas a trav¨¦s de relatos en off que otorgan a la pel¨ªcula un aire l¨ªrico que, sin embargo, no acaba de encontrar en su representaci¨®n. Maybury, que ya se acerc¨® a la vida del pintor Francis Bacon en El amor es el demonio (1998), parece un mal heredero de David Lean que siempre quiere lucirse en el momento m¨¢s inoportuno, que nunca acaba de resultar cercano por sus empecinamientos formales.
EN EL L?MITE DEL AMOR
Direcci¨®n: John Maybury. I
nt¨¦rpretes: Keira Knightley, Sienna Miller, Cillian Murphy, Matthew Rhys.
G¨¦nero: drama. RU, 2008.
Duraci¨®n: 110 minutos.
El clima lujurioso y decadente en el que Thomas desarroll¨® su obra, mientras las bombas nazis amenazaban Londres, tiene en el precioso rostro de Sienna Miller su mayor baza. Sin embargo, lo que quiz¨¢ acabe diluyendo a la pel¨ªcula es otro contraste: el de la belleza de la poes¨ªa de Thomas y la miseria moral de su personaje, que nunca aparecen en un mismo saco, sino en compartimentos estancos imposibles de asimilar.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.