La hora de los empresarios
El tiempo razonable de que dispon¨ªan los pol¨ªticos para reconducir una situaci¨®n econ¨®mica y social desbocada se ha consumido con creces sin resultados dignos de consideraci¨®n.
La pol¨ªtica basada en los grandes fastos y los eventos espectaculares ha cumplido su ciclo y ha evidenciado la desproporci¨®n de unas acciones, cuyo alcance apenas va m¨¢s all¨¢ de su propia existencia. Los ciudadanos de la Comunidad Valenciana seguimos teniendo el mismo problema esencial que ten¨ªamos al inicio de la crisis econ¨®mica que estamos viviendo. Nuestra inquietud es saber de qu¨¦ vamos a vivir durante los pr¨®ximos veinticinco a?os.
Disponemos de unas formaciones pol¨ªticas que deber¨ªan de haber sido m¨¢s cuidadosas a la hora de utilizar los fondos p¨²blicos. Ingresos que provienen de los tributos que pagamos quienes representamos a la sociedad civil, que es la que promueve y protagoniza la actividad econ¨®mica. Y del flujo econ¨®mico se deriva la generaci¨®n de riqueza y la creaci¨®n de empleo.
Los valencianos hemos ignorado nuestras ra¨ªces y el origen de nuestros negocios
Las administraciones p¨²blicas tienen la responsabilidad de gestionar los recursos p¨²blicos de acuerdo con los fines estrictos del bien com¨²n. ?Qu¨¦ necesitar¨ªamos de las administraciones p¨²blicas en estos momentos de penuria y aflicci¨®n?
Cuando los bancos est¨¢n como est¨¢n y las reservas empresariales muestran s¨ªntomas de extenuaci¨®n, habr¨ªa sido espl¨¦ndido que el erario p¨²blico tomara iniciativas de impulso y cooperaci¨®n en la actividad econ¨®mica. Pero, ?c¨®mo van a impulsar desde las administraciones p¨²blicas, la inversi¨®n y los efectos multiplicadores de los m¨¢rgenes empresariales, si est¨¢n en bancarrota?
Para conseguirlo contamos ¨²nicamente con el esfuerzo individual de cada empresario o emprendedor, que aunque parezca lo mismo no lo es. Los pol¨ªticos ni saben, ni entienden y s¨®lo disponen de la task force de los bur¨®cratas y tecn¨®cratas, que han sido los responsables de la crisis econ¨®mica y sus principales beneficiarios.
Los empresarios, esa naranja valenciana que todos pretenden exprimir, est¨¢n cansados de falsas promesas, de planes de competitividad, de incursiones tributarias depredadoras y de lamentables fallos de gesti¨®n p¨²blica ineficiente, que nos han conducido al callej¨®n sin salida donde nos encontramos.
Los valencianos, alentados por no se sabe qu¨¦ intereses bastardos, hemos ignorado nuestras ra¨ªces y el origen de nuestros negocios. En el mundo en que vivimos y en la Europa a la que pertenecemos, los pueblos que prevalecen son los que, lejos de pasarse meses de festejos y a la sombra de los fuegos artificiales, saben trabajar con tenacidad y acierto, al tiempo que buscan con af¨¢n una econom¨ªa diversificada, productiva y aportadora de su valor a?adido. Por mucho sol del que dispongamos, no hemos de dar la espalda a nuestro potencial industrial, ni ignorar que las preferencias selectivas de nuestros visitantes, turistas o inversores, cambian permanentemente y nosotros estamos obligados a hacerlo con ellos y para ellos, si pretendemos ser sus anfitriones predilectos.
No hace demasiados a?os los valencianos fuimos ejemplo de econom¨ªa competitiva y exportadora. Nuestros mercados y nuestros clientes siguen estando preferentemente en los pa¨ªses m¨¢s desarrollados del resto de Europa. Fuimos precursores de unas consistentes redes comerciales que se tejieron por todo el continente. Luego nos cre¨ªamos autosuficientes y el engreimiento nos llev¨® a sentirnos ricos de dinero y de presunci¨®n, pero nos olvidamos de nuestros or¨ªgenes y de nuestra historia reciente. La expansi¨®n agr¨ªcola -vino, arroz y naranjas- movi¨® personalidades y organizaciones. La consiguiente e ignorada movilizaci¨®n industrial abri¨® los caminos a partir de la aplicaci¨®n de sistemas y t¨¦cnicas innovadoras. Sin embargo, todo este bagaje no hubiera sido lo que fue sin disponer de un respaldo financiero arraigado y propulsor de los proyectos aut¨®ctonos.
Ahora, cuando tenemos la sensaci¨®n de que el reloj de nuestra econom¨ªa se nos para, necesitamos que se vuelva a poner en marcha y que funcione el c¨®ctel de la creatividad, la productividad, la innovaci¨®n, la imaginaci¨®n, la competitividad, el trabajo, la sensatez y la oportunidad. Todo ello bajo el paraguas de la concordia -del signo esperanzador de que surjan voces de concordia- y de la exportaci¨®n -es decir, de la mirada puesta en los mercados exteriores-. Y a corto plazo s¨®lo se percibir¨¢n s¨ªntomas de reactivaci¨®n econ¨®mica si se consigue reanimar el sector de la construcci¨®n, cuyos rescoldos son los ¨²nicos capaces de transmitir su efecto multiplicador al resto de los procesos productivos de la actividad econ¨®mica. S¨¦ que no es una visi¨®n que coincide con la ortodoxia hegem¨®nica en la doctrina econ¨®mica, pero el tiempo dejar¨¢ bien claro qui¨¦n ten¨ªa raz¨®n.
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