Casas como lagartos
Dos viviendas de hormig¨®n quieren ser terreno dom¨¦stico en Alicante
Sonia Miralles Mud tiene 34 a?os y la casa de 135 metros cuadrados que ha levantado en Mutxamel (Alicante) para los padres de una amiga es su primer proyecto construido. El presupuesto era escueto (160.000 euros) y la idea, rotunda: elevar el terreno como quien levanta la tierra con una pala: construir una losa inclinada de hormig¨®n en la que el paisaje de arbustos no se detenga.
M¨¢s que una casa, es un territorio dom¨¦stico, un talud, como los de la zona, sembrado, en la cubierta, de lavanda y romero rastrero. Miralles ha dise?ado la casa con Maribel Requena -con quien hab¨ªa firmado varios proyectos y ganado el concurso de ideas para redefinir el barrio de San Ant¨®n, en Alicante- y trabaja con Alfredo Pay¨¢, que fue profesor suyo, desde antes de terminar la carrera. Ambos fundaron el estudio Noname29 hace apenas un lustro. Este colectivo es autor de otra vivienda -no lejos de la anterior- que tambi¨¦n explora con un idioma crudo y dr¨¢stico las posibilidades del hormig¨®n para redefinir el paisaje.
Alfredo Pay¨¢ da un giro org¨¢nico y ensaya soluciones escult¨®ricas
Como "un acuerdo entre un terreno con topograf¨ªa suave y un espacio habitable" ha definido el arquitecto la vivienda que propone la identificaci¨®n de su trabajo con la topograf¨ªa y el paisaje seco de la parcela. Con suelo, paredes y techo de hormig¨®n (en casi todos sus acabados posibles), la casa quiere ser m¨¢s un recorrido que una vivienda al uso. Acristalada en su entorno para deshacer la separaci¨®n entre los espacios interiores y el jard¨ªn circundante, recuerda m¨¢s a un pabell¨®n que a un espacio dom¨¦stico. Se abre hacia el paisaje -el del terreno y el lejano circundante- para llevar sus vistas hasta la costa.
Pay¨¢ no es aqu¨ª el arquitecto cartesiano que fue. Ha dado un giro org¨¢nico y ensaya soluciones escult¨®ricas con una sinuosa mancha de hormig¨®n. Sortea los ¨¢rboles de la parcela y un huerto de m¨¢s de 20 a?os para levantar una casa que es a la vez un recorrido por el terreno y una plataforma en la que instalarse. Su, en cierta medida, disc¨ªpula Miralles apunta tambi¨¦n hacia esa misma voluntad que escucha y valora el lugar. M¨¢s que materiales, ella describe la vegetaci¨®n de la cubierta: lavanda, romero rastrero. Los ¨¢rboles de la parcela r¨²stica: cipreses, c¨ªtricos o los taludes con arbustos mediterr¨¢neos que dibujan el paisaje de la zona como componentes. Miralles pertenece a la primera generaci¨®n licenciada en la Escuela de Arquitectura de Alicante. Cuenta que eran s¨®lo 15 alumnos por clase y que tanto los profesores fijos -Javier Garc¨ªa-Solera o el propio Pay¨¢- como los visitantes -Soto-Maroto o Eduardo Arroyo- se volcaron: "Imposible no apasionarse". Parece que tanta ilusi¨®n ha dado sus frutos.
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