El capit¨¢n se juega su credibilidad

En La Moncloa se lleva jugando desde hace semanas un partido muy complicado. El presidente del Gobierno es muy consciente, no deb¨ªa ser de otra manera, de que est¨¢ en cuesti¨®n su credibilidad como "capit¨¢n del barco" y, lo que es a¨²n m¨¢s grave, la de Espa?a como pa¨ªs con cr¨¦dito de futuro. Lo sabe, lo asume y cree que tiene un plan para desencallar la situaci¨®n. Acepta que se equivoc¨® al no pronosticar bien el tama?o "opinable" de nuestra crisis y se empe?a, se sigue empe?ando, en la gesta de insuflar alg¨²n gramo de optimismo en estos tiempos borrascosos. Se niega a precipitarse al abismo de la depresi¨®n. Pese al aviso brutal de Grecia y el bald¨®n hist¨®rico del paro, Jos¨¦ Luis Rodr¨ªguez Zapatero no se ve al mando del Titanic. Ayer estaba preocupado y no lo ocult¨®.

La decisi¨®n de acelerar el plan de austeridad fue tomada en la reuni¨®n de 'maitines' del lunes

"Hay unanimidad en el Consejo de Ministros. Todos tenemos la sensaci¨®n de que por fin, de que ya, de que es el momento, ahora, con tiempo por delante para consolidar la recuperaci¨®n, cuando se ha iniciado la senda del crecimiento econ¨®mico, que era la obsesi¨®n del presidente, de poner en marcha las medidas dr¨¢sticas de replanteamiento del Estado del Bienestar, de redistribuci¨®n equitativa, porque hay tiempo de sobra para remontar y porque la gente lo va a entender". La frase es de ayer por la tarde, de un miembro del Gabinete muy pr¨®ximo a Zapatero y muy aliviado. Varios ministros increpaban a los interlocutores periodistas: "?Pero no era esto lo que ven¨ªais pidiendo vosotros desde hace meses? Pues ahora no lo pod¨¦is criticar".

La decisi¨®n de anticipar y acelerar el Plan Zapatero de Austeridad se tom¨® en maitines este pasado lunes, tras un espinoso fin de semana europeo para el presidente, pero los ministros ya le hab¨ªan dado carta blanca en la reuni¨®n anterior del viernes. Sin saber lo que iba a pasar en Bruselas. Sin conocer cu¨¢nto les pod¨ªa afectar el recorte. Sin discusiones. Por unanimidad. Con un solo pero. El que puso en el Consejo de Ministros la vicepresidenta primera, Mar¨ªa Teresa Fern¨¢ndez de la Vega, para defender la situaci¨®n de los funcionarios p¨²blicos. De la Vega es contraria a la congelaci¨®n y a cualquier recorte de un sector que ha hecho muy suyo desde que se qued¨® con esa competencia en la ¨²ltima remodelaci¨®n del Gobierno, hace un a?o, cuando arrebat¨® esa responsabilidad al Ministerio de Administraciones P¨²blicas.

Pero ese debate no significa desuni¨®n. Al menos p¨²blicamente. Todos los ministros y el propio presidente han asumido finalmente que "invertir en austeridad es invertir en futuro" y no s¨®lo econ¨®micamente. Tambi¨¦n pol¨ªticamente.

Cuando tiene oportunidad y tiempo, el presidente del Gobierno construye todo un discurso para transmitir seguridad. Propia y sobre el camino que le queda a Espa?a en este v¨ªa crucis.

Sobre la crisis griega, el presidente ha estado muy atento a la evoluci¨®n de los m¨ªnimos detalles que ha acordado la Uni¨®n Europea, para la que demanda otro aceler¨®n en su proceso de unificaci¨®n econ¨®mica, dentro de la estrategia del G-20. Y sostiene que esta experiencia com¨²n, en alg¨²n punto hasta traum¨¢tica, puede ser determinante para reforzar la UE.

A las muchas diferencias que nos distancian con Grecia, el presidente destaca nuestro nivel de deuda, hasta 20 puntos por debajo de muchos pa¨ªses europeos. Pero s¨ª, ha tomado nota. Y est¨¢ alerta. Sabe que desde Alemania, los mercados y los influyentes medios anglosajones se escruta con lupa a Espa?a. Y entiende que "nos la jugamos con las previsiones que hemos presentado" y en las que hemos detallado c¨®mo pensamos reducir nuestro d¨¦ficit, nuestro gasto p¨²blico, c¨®mo pensamos congelar el empleo en las administraciones estatales y tambi¨¦n auton¨®micas y municipales. Sus optimistas previsiones de crecimiento en Espa?a para lo que queda de a?o y los pr¨®ximos ejercicios son vitales, pero muy cuestionadas desde diversos organismos e instituciones. Se basan en un consumo que no acaba de despegar. El presidente ve ah¨ª el meollo de esta encrucijada: Credibilidad. Suya y de Espa?a.

Y, por tanto, cree ¨¦l, no tiene sentido ahora hablar de otros temas menores, morbosos para los periodistas y tertulianos, pero irrelevantes. Por ejemplo, su candidatura en las pr¨®ximas elecciones. O a¨²n menos de una hipot¨¦tica crisis de gobierno. ?Cu¨¢l es la relaci¨®n causa-efecto? Pues que se ha hablado crudamente con todos los ministros sobre la obligaci¨®n de recortar cargos y gastos y lo han entendido. Y est¨¢n en ello. Y comprende que tras ese esfuerzo no puede recompensarles con una poda pol¨ªtica. Y, adem¨¢s, ?para qu¨¦? Para refrescar. Puede ser. En cualquier caso, no la tiene prevista ni la quiere hacer hasta que la haga.