Una pedrada en el escaparate socialista
Lo que faltaba. El gran escaparate barcelon¨¦s, la ciudad donde el socialismo manda desde el tiempo inmemorial de la Transici¨®n, acaba de recibir una pedrada en plena cristalera. El mismo d¨ªa en que las encuestas electorales anuncian naufragios socialistas en Catalu?a y en Espa?a. La misma semana en la que Zapatero tir¨® por la borda todo su programa social.
Lo peor es que nadie ajeno al Consistorio barcelon¨¦s ha lanzado la pedrada al escaparate. La iniciativa de efectuar una consulta para decidir sobre el futuro de la calle m¨¢s importante de la ciudad no era fruto de ning¨²n pie forzado ni la respuesta necesaria a un problema acuciante. Ha sido un error optativo y lo m¨¢s pr¨®ximo a un suicidio pol¨ªtico.
El socialismo municipal se ha disparado un tiro en el pie en v¨ªsperas electorales para Catalu?a y Barcelona
El problema que se planteaba no era banal. Restringir el tr¨¢fico de veh¨ªculos en la avenida Diagonal, que atraviesa la ciudad de arriba abajo, significaba un cambio sustancial, probablemente hist¨®rico, que no deb¨ªa realizarse de espaldas a los ciudadanos y merec¨ªa, por tanto, una buena labor de consulta y participaci¨®n. Pero a partir de esta premisa de elemental consistencia, nada de lo que ha hecho a continuaci¨®n el Ayuntamiento barcelon¨¦s tiene ni pies ni cabeza.
La prueba es el resultado. La participaci¨®n, en una consulta que ha durado toda una semana y que ha contado con voto electr¨®nico por Internet, ha sido muy inferior a la de las consultas independentistas organizadas por asociaciones privadas. La opci¨®n abrumadoramente apoyada por los ciudadanos, la llamada C, no ten¨ªa otro contenido concreto m¨¢s que rechazar las dos ¨²nicas posibilidades realmente ofrecidas y estudiadas por el Consistorio. Es decir, los ciudadanos consultados para que escogieran si quer¨ªan que la Diagonal fuera remodelada como una rambla con paseo central o como un bulevar, con dos grandes calzadas centrales, han devuelto como respuesta que ni una ni otra. La celebraci¨®n de la consulta ha costado tres millones de euros, cantidad que ya llamaba la atenci¨®n antes de la semana de la gran tijera, en la que pensiones, sueldos p¨²blicos e inversiones en infraestructuras acaban de sufrir un recorte de los que duelen en los bolsillos y no se olvidan f¨¢cilmente.
Si se trataba de manipular la consulta para obtener alg¨²n r¨¦dito pol¨ªtico, tal como ha se?alado una y otra vez la suspicaz oposici¨®n municipal, el resultado ha sido exactamente lo contrario. Ni siquiera ha funcionado correctamente el sistema de consulta, de forma que ni el alcalde, Jordi Hereu, ni el jefe de la oposici¨®n, Xavier Trias, consiguieron a la primera hacer efectivo su voto.
Quienes han salido mejor librados de este refer¨¦ndum del empastre son esos fieles amigos del socialismo que son los de Esquerra Republicana, socios en la sombra en el Consistorio barcelon¨¦s, que exigieron la realizaci¨®n de la consulta para seguir apoyando a Hereu y son acreditados especialistas en el ejercicio de desdoblamiento consistente en sacar todos los r¨¦ditos de estar en el Gobierno sin perder la oportunidad de demostrar la pureza ideol¨®gica de quienes est¨¢n en la oposici¨®n.
La conclusi¨®n es que el socialismo barcelon¨¦s se ha disparado un tiro en el pie a un a?o de las elecciones municipales y a pocos meses de las auton¨®micas. Y que se abre una crisis pol¨ªtica en su municipio emblem¨¢tico en el peor momento posible para el socialismo en Catalu?a, en Espa?a e incluso en Europa. Ahora es el minuto de la pa?olada, de pedir dimisiones, desde el alcalde hasta el presidente; elecciones anticipadas, o mociones de confianza o censura. Puede que amaine y regrese la calma de las convocatorias ordenadas: primero catalanas, despu¨¦s municipales y auton¨®micas, y finalmente generales. Pero si aguzamos los sentidos y vemos lo que pasa en el mundo y en casa, pintan bastos para el socialismo en todos los torneos del grand slam electoral, bajo el signo de una crisis que no es ¨²nicamente econ¨®mica, sino que atraviesa, como la misma Diagonal, todas las instituciones de nuestras democracias.
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