El Madrid aprieta los dientes
Los de Messina igualan los cuartos de la ACB ante un Cajasol que solo inquiet¨® al final
Los avatares de una desconcertante temporada convirtieron el partido de ayer en una inesperada final para el Madrid. Exigidos por el miedo al rid¨ªculo, los blancos arrancaron ante el Cajasol con la determinaci¨®n del que reivindica una segunda oportunidad tras la derrota del primer partido. Apretando las tuercas en defensa, corriendo en ataque y dominando el rebote, sobre todo el ofensivo. As¨ª ventilaron el primer cuarto, 9-22. Con solvencia. Con Reyes y Llull al frente de la anotaci¨®n. Con Bullock aplicad¨ªsimo. Los cl¨¢sicos volvieron a reclamar su cuota de protagonismo como factor de identidad en tiempos de desarraigo para una plantilla de roles indescifrables. Y as¨ª igualaron la serie de cuartos (1-1), que se decidir¨¢ ma?ana en Madrid.
Sin margen para la sorpresa, el equipo de Messina alcanz¨® la m¨¢xima ventaja, 23 puntos, mediado el segundo cuarto (15-38). Un parcial de 10-2 maquill¨® el marcador para los de Plaza antes del descanso. Pero no hab¨ªa noticias del Cajasol ordenado y met¨®dico del primer partido. Apenas sostenido por Calloway y, sobre todo por Savanovic -m¨¢ximo anotador del partido con 23 puntos-, no parec¨ªan creer en el milagro. Hasta que el Madrid se entreg¨® a la inercia, dej¨® solo a Tomic, se atasc¨® en la zona impuesta por Plaza y se complic¨® la vida (42-50) al final del tercer cuarto. El p¨²blico del San Pablo comenz¨® entonces a creer en la machada. Y Miso cogi¨® su fusil para ajustar la diferencia a los seis puntos a falta de cinco minutos (54-60). Pero Garbajosa tir¨® de galones para frenar el ¨ªmpetu local con dos triples consecutivos que alejaron definitivamente la orilla para un Cajasol que sigui¨® nadando con m¨¢s tenacidad que fe hasta el 71-76 final.
El Madrid recupera la ventaja de campo y retoma el favoritismo de la eliminatoria. Pero sigue sin presentar mayores certezas. Su enigm¨¢tico curso se alarga como una letan¨ªa ante el desalentador horizonte de verse las caras tarde o temprano con un Barcelona que parece inalcanzable para todos.
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