?chale guindas al pavo
Se hace mal, incluso muy mal, en despreciar as¨ª como as¨ª el cine de la copla que se realiz¨® en Espa?a en cuanto pas¨® el arre¨®n de los biopics m¨¢s o menos declarados a favor de los que se alzaron con la Victoria. Despu¨¦s de ese patriotismo a lo grande se pas¨® al patriotismo al menudeo, es decir, a espl¨¦ndidas pel¨ªculas en blanco y negro que elogiaban la nobleza baturra, la alegr¨ªa andaluza, la seriedad catalana, la laboriosidad castellana, y esa especie de alianza de civilizaciones avant la lettre que se atribu¨ªa a Madrid con sus reiterados agasajos postineros a la crema de la intelectualidad, en la voz un poco cazallera de Pepe Blanco (no confundir con el actual y melifluo ministro de Fomento, que todav¨ªa resulta m¨¢s divertido). Todo esto parece de una antig¨¹edad deliciosa que encanta a los nost¨¢lgicos de lo camp (sin s final por ahora, please) pero que, visto desde m¨¢s cerca, despierta la curiosidad malsana acerca de las constantes de nuestra un tanto quebradiza modernidad, si es que todav¨ªa existe algo digno de ese nombre.
La magn¨ªfica foto, aparecida en este peri¨®dico hace unos d¨ªas, de tres magistrados que se disponen a torear a Garz¨®n puro en ristre en la contrabarrera de la plaza de toros de Las Ventas, ?no recuerda, incluso en su valor informativo a la pel¨ªcula Morena Clara, con una Lola Flores en todo su poder¨ªo, cantando aquello de ?chale guindas al pavo, que yo le echar¨¦ a la pava az¨²car, canela y clavo? La canci¨®n alude a dos gitanos de ambos sexos que se hacen con unos animales de corral para zamp¨¢rselos hasta que los civiles (guardias) reclaman su alita en el bot¨ªn. Esa Espa?a de piller¨ªa y jolgorio, ?de verdad est¨¢ tan lejana a la de un Paco Camps, entre otros muchos, que acepta vestirse "con ropa malllevada", como dir¨ªa Macbeth, cuando hace amigos del alma? En cualquier caso, parece que no se priv¨® de echar guindas al pavo, mientras otros le echaban a la pava az¨²car, canela y clavo, persuadidos todos de que los civiles (guardias) no habr¨ªan de intervenir en el asunto, entre otras razones porque gastan uniforme cuando est¨¢n de servicio y no todos aspiran a compartir el banquete repelando las alitas de pavo sobrantes.
El banquete ha terminado, por ahora, pero no las pel¨ªculas que lo anunciaban. Invito al amable lector a dedicar alg¨²n tiempo a ver las pel¨ªculas de los a?os cuarenta y cincuenta dedicadas a la copla y al enaltecimiento de los valores nacionales, para persuadirse de que todo aquello no era sino un suave anuncio de lo que nos esperaba. El optimismo especioso se encuentra ah¨ª con m¨¢s fuerza y m¨¢s enjundia que en todos los documentales ficticios del No-Do. Por su car¨¢cter indirecto, podr¨ªa decirse. Aunque ser¨ªa m¨¢s exacto mencionar su pu?etazo directo a la mand¨ªbula, en un boxeo ahora oculto que resume lo que pasa con m¨¢s precisi¨®n que la galaxia futbolera.
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