Javier Valverde se despide de Madrid
En 2001 se present¨® en Madrid un joven salmantino que sorprendi¨® por su firmeza e interpretaci¨®n belmontina del toreo. Javier Valverde cort¨® una oreja en cada uno de los encastados novillos de La Quinta. Abri¨® la Puerta Grande de la plaza y consigui¨® acceso directo al coraz¨®n de la afici¨®n madrile?a, sorprendida por el valor seco del chaval.
Tras su paso a matador mantuvo su sello de torero serio, pero qued¨® condenado a matar siempre el ganado m¨¢s duro. En estos a?os se ha especializado en Adolfo Mart¨ªn, Palha, victorinos y miuras. "No me arrepiento", se explica el matador, "aunque haya quien lo niegue, la dureza de estas ganader¨ªas es mayor y basar tu carrera en esto hace todo m¨¢s dif¨ªcil todav¨ªa. Estos toros me han dado el respeto del p¨²blico, y todo ha sido muy de verdad".
Sin fecha para la despedida no le faltan contratos en la temporada. En ?vila matar¨¢ la corrida de Miura, tambi¨¦n en Bayona. Su carrera, como la de casi todos los toreros que matan las corridas m¨¢s encastadas, se ha basado en Francia. Un p¨²blico al que s¨®lo puede decir: "?Chapeau! Me abrieron las puertas cuando no era nadie y siempre me han valorado. Igual que Madrid".
Lo que nadie termina de entender es el motivo de este adi¨®s cuando todav¨ªa tiene sitio en las ferias. "Tengo 32 a?os y una vida nueva por delante con oportunidades que sin lo que he conseguido en los toros no tendr¨ªa. Amo mi profesi¨®n pero tengo cosas de las que encargarme", argumenta Javier Valverde. "He quitado mucho tiempo a mi familia, que se han encargado de mis negocios y ahora me toca a m¨ª".
Aunque estudi¨® Magisterio no tiene intenci¨®n de dedicarse a la ense?anza, tampoco en una escuela taurina: "Ver¨¦ los toros con un poco de distancia, no soy qui¨¦n para dar lecciones a nadie".
En su despedida en Madrid vuelve a sus or¨ªgenes. Har¨¢ su ¨²ltimo pase¨ªllo enfundado en un terno sangre de toro y oro, el mismo con que sali¨® a hombros su primera vez en Las Ventas frente a Abejorro y Conducido, dos novillos cuyas cabezas adornan un sal¨®n repleto de toros veletos y descarados de pitones.
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