Estampas del mundo antiguo
A unos solo les importa Zapatero y el Gobierno socialista. A los otros el bono espa?ol y el euro. Son dos lenguas distintas, dos universos, que solo tienen un punto de comunicaci¨®n, Duran Lleida. El portavoz de CiU en el Congreso de los Diputados sostiene por el momento a Zapatero y al Gobierno. Pero lo hace como la cuerda con el ahorcado: para que se vaya asfixiando antes de caerse, dentro de unos meses. Y lo hace en nombre del bono espa?ol y del euro. Rajoy y su Partido Popular, en cambio, no atienden a nada que no sea alcanzar la cima de la cuca?a, dispuestos a federar a todos los agraviados por el recorte -pensionistas, funcionarios y sindicalistas- detr¨¢s de la bandera de los derechos sociales, reci¨¦n arrebatada en esta temporada aciaga de las manos temblorosas de los ardientes zapateristas, ahora los m¨¢s atentos a los mercados, a los criterios de estabilidad de Bruselas y al rigor del Fondo Monetario Internacional.
Cuando Zapatero haya culminado su tarea, dentro de 90 d¨ªas, no quedar¨¢ trabajo para ning¨²n Gobierno de derechas en este pa¨ªs
CiU podr¨¢ escoger despu¨¦s de las elecciones catalanas y de su previsible resultado entre seguir sosteniendo a Zapatero (como la cuerda al ahorcado) y apoyar una moci¨®n de censura. Si hace lo primero y le apoya en los presupuestos, ser¨¢ o por la improbable raz¨®n de que Zapatero tenga todav¨ªa algo sustancioso que ofrecerle o porque quiera evitar que el PP arrolle de nuevo a Catalu?a con una mayor¨ªa absoluta como la que obtuvo Aznar en 2000. Y si hace lo segundo, ser¨¢ porque habr¨¢ recibido una se?al inconfundible desde la calle de G¨¦nova acerca de los sustanciosos beneficios que aportar¨ªa la recuperaci¨®n de un pacto como el que suscribi¨® con Aznar en el Majestic en 1996. El nacionalismo conservador catal¨¢n, despu¨¦s de siete a?os de traves¨ªa del desierto, observa las cartas que tiene en la mano con la ¨²nica duda de si debe ligar un p¨®quer con el PP ascendiente o apartar todav¨ªa unas cartas por si puede apurar un full con lo que queda del PSOE.
Los socialistas han puesto hasta ahora todo de su parte: es imposible pedirles un esfuerzo m¨¢s. Dentro de 90 d¨ªas, cuando Zapatero haya culminado su tarea, no quedar¨¢ trabajo para ning¨²n Gobierno de derechas en este pa¨ªs. Y menos todav¨ªa en Catalu?a, donde la f¨®rmula del tripartito ofrece la oportunidad de sumar el celo de quienes gozan con la tijera sobre el gasto al de quienes gozan con el aspirador de la recaudaci¨®n, aplicado hasta los rincones ideol¨®gicamente m¨¢s pr¨®ximos, no fuera caso que al final todav¨ªa quedara alguna probabilidad de mantener alguna fidelidad entre los electores de siempre.
Ahora toda la responsabilidad ya es de los estrategas de CiU, o mejor dicho, de los funcionarios encargados del orden y la limpieza de los locales. No hay que hacer pr¨¢cticamente nada. Ni siquiera reunirse en exceso, no fuera que alguna ocurrencia redundara en un fallo garrafal capaz de arruinar una campa?a que est¨¢ hecha antes de empezarla. Con evitar los errores de recorrido, es decir, dejando que transcurra un d¨ªa detr¨¢s de otro sin que pase nada, basta para ganarlo todo y alcanzar al fin lo que ni siquiera proporcionaron los a?os esplendorosos de hegemon¨ªa pujolista: el gobierno de la capital primero, luego el de Catalu?a y finalmente una buena entrada con Rajoy en La Moncloa, sin men¨² obligado y con posibilidad de escoger a la carta.
Hay antecedentes de tareas como las que hoy tiene ante s¨ª el socialismo. Hace m¨¢s de 20 a?os fue un Gobierno socialista el que culmin¨® la incorporaci¨®n de Espa?a en el mundo occidental, con tres decisiones cruciales: ingresar en la Uni¨®n Europea, reconocer al Estado de Israel y permanecer en la OTAN. Como ahora, tambi¨¦n entonces un mundo viejo estaba a punto de desvanecerse.
Quienes solo se preocupan de Zapatero y del bono debieran recordar que ambos son hojas arrastradas por la voluble coyuntura: que suban o bajen y al final se esfumen es parte esencial de su propio ser. Pero el socialismo y el euro pertenecen al sustrato de las cosas esenciales que solo mutan cuando muta la ¨¦poca: ninguna corriente ideol¨®gica europea se halla en peor estado de salud ahora mismo que la socialdemocracia, obligada adem¨¢s al ejercicio masoquista de adelgazar el Estado social, la criatura cuya preservaci¨®n le da sentido; nada de la compleja construcci¨®n europea se halla en situaci¨®n m¨¢s precaria que el euro. Saber qu¨¦ vamos a hacer con ellos es parte ya de la agenda del futuro, algo que no interesa a quienes trepan por la cuca?a resbaladiza.
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