La pasta de 'La Roja'
Los jugadores de la selecci¨®n espa?ola de f¨²tbol cobrar¨¢n 600.000 euros cada uno si ganan el Mundial de Sud¨¢frica. Una burbuja medi¨¢tica y moral los protege de recortes, congelaciones y reajustes. ?C¨®mo se tolera esto en plena crisis econ¨®mica?, claman voces cr¨ªticas, como Izquierda Unida o C¨¢ritas. Pero lo hacen guiadas por una interpretaci¨®n tramposa de la realidad, que busca eximir a los ciudadanos de su responsabilidad en lo que ocurre.
El liberalismo resulta antip¨¢tico porque no garantiza a nadie ni ayudas, ni subvenciones, ni privilegios, ni monopolios, ni exclusivas. Y hoy, cuando nadie se siente responsable de su vida ni de su suerte, eso suena muy mal. Pero hay otra raz¨®n que hace al liberalismo a¨²n m¨¢s odioso: revela las contradicciones entre discurso p¨²blico y conducta privada. El liberalismo coloca a todo el mundo, en t¨¦rminos morales y econ¨®micos, ante al espejo (En eso s¨ª que es salvaje). Y si uno se mira en el espejo, a veces no le gusta lo que ve.
Si los futbolistas de la selecci¨®n espa?ola van a ganar tanto dinero es porque su actividad encandila a mucha gente. El f¨²tbol despierta pasiones y las pasiones se traducen en euros y en contratos. Son los asistentes al estadio, los derechos televisivos, la publicidad, el merchandising, el tr¨¢fico de influencias en los palcos. Un partido de f¨²tbol puede paralizar un pa¨ªs. ?C¨®mo no van a ser ricos los detentadores de una fuerza tan poderosa? Es lo l¨®gico, si millones de personas condicionan su vida a ese espect¨¢culo. La medida del dinero que mueve el f¨²tbol (o cualquier otra cosa) lo determina la gente, seg¨²n sus prioridades econ¨®micas, pol¨ªticas, ¨¦ticas y est¨¦ticas. El much¨ªsimo dinero que mueve el f¨²tbol se explica por la misma raz¨®n que el poqu¨ªsimo dinero que mueve la poes¨ªa: el mercado, es decir, la gente. Puede gustar o no que millones de personas sigan absortas el trote de ciertos individuos en pos de una pelota, pero si los individuos en cuesti¨®n son ricos la culpa no es suya. Al contrario, tienen el m¨¦rito de dar bien al bal¨®n, cosa que no hace cualquiera.
Las ganancias de los buenos futbolistas son fruto de la afici¨®n de much¨ªsimas personas. Si un futbolista gana m¨¢s que todos los onc¨®logos de este pa¨ªs no tengan ninguna duda: no es una conspiraci¨®n urdida en Wall Street. Se trata tan s¨®lo de que a la mayor¨ªa de la gente el f¨²tbol le parece, de hecho, m¨¢s importante que todos los c¨¢nceres del mundo. Es una verdad muy fea, pero que explica, del mismo modo, el dinero de Bel¨¦n Esteban, del due?o de Zara, de un banco o de un prost¨ªbulo.
Hay gente a la que los millonarios le parecen odiosos. Personalmente me resultan indiferentes, pero conviene que todo el mundo sea consciente de los efectos que comporta su conducta. La culpa de los escandalosos sueldos de los futbolistas no es del gobierno ni de ning¨²n especulador; la culpa, amigo, la tiene usted.
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