Maradona es amor
El entrenador regala f¨²tbol en la banda y caricias a sus jugadores
La hinchada argentina tap¨® las gradas del Soccer City con pancartas y banderolas azules y blancas, con leyendas, mensajes y recuerdos de todo el pa¨ªs. Hizo lo mismo que hace la hinchada inglesa en los campos donde juega Inglaterra. Solo que ayer, en lugar de evocar Southampton, Liverpool y Leeds, los muchachos exhibieron localidades provincianas o porte?as, como Ramos Mej¨ªa, Hurlingham o Mor¨®n. Indiferentes a las vuvuzelas saltaron los barras bravas al ritmo del Ska porte?o. Al ritmo de esas bandas como los Aut¨¦nticos Decadentes o los Fabulosos Cadillacs, que un d¨ªa se inspiraron en los discos de los Specials y Madness. Ninguna hinchada se parece m¨¢s a la hinchada inglesa que la argentina. Les une el espanto. Les une el recuerdo de las humillaciones rec¨ªprocas y aunque la selecci¨®n juegue contra Corea del Sur, la multitud no olvida: "Y ya lo ve / y ya lo ve / el que no salta es un ingl¨¦s".
La figura de Maradona ilustr¨® gran n¨²mero de estas pancartas. En una, sobre un estampado del ¨ªdolo en celeste y blanco, se le¨ªa la clase de epigrama que define a un pueblo: "Yo creo y eso basta". El p¨²blico argentino, que adora la ambig¨¹edad, cree en la intuici¨®n de Maradona, que es como un Baco que obedece a necesidades acuciantes, sensaciones, afectos y pasiones. En respuesta, Maradona les regala su show. Por ejemplo, con un conspicuo taconazo para dormir una pelota que bajaba como un mel¨®n desde las nubes y que, sobre el pie del seleccionador argentino, malabarista en la banda, se amansa. El estadio lanz¨® una exclamaci¨®n de asombro ext¨¢tico. En la cancha no solo estaba Messi. Tambi¨¦n estaba Maradona exhibiendo su magia y abraz¨¢ndose a sus ayudantes y a sus jugadores. Besando a Demichelis, a Messi, a Samuel, a Romero. Dando palmaditas en culos y mejillas. Comulgando con cuerpo y alma.
Tanto contacto f¨ªsico despert¨® el inter¨¦s de un periodista ingl¨¦s -no pod¨ªa ser de otro modo-, que en la conferencia de prensa le pregunt¨® al t¨¦cnico el motivo de tanto tocamiento: "?Cree que el amor puede ayudarle a conseguir la Copa del Mundo?". Maradona gesticul¨® como el mejor Alberto Sordi antes de encogerse de hombros y arquear las cejas: "Me gustan las mujeres", repiti¨® como el comediante que declama. "Me gustan las mujeres... Estoy saliendo con Ver¨®nica, tiene 31 a?os, es rubia, es muy bonita... No, no... No pensemos porque si no despu¨¦s van a creer que... Creer¨¢n que quiebro la mu?eca. ?No! Mis abrazos no son nada m¨¢s que el agradecimiento por el trabajo realizado. Quiz¨¢ tenga debilidades como todos en cada grupo, pero la verdad es que hemos hecho un grupo sensacional. Tengo a 23 fieras. Si uno tiene que decir algo lo dice. Hacemos reuniones permanentemente por cualquier cosa que suceda, tanto familiar como si uno llega tarde a un entrenamiento. Nosotros lo hablamos y lo consensuamos. Creemos que consensuar es mucho mejor que el imponer, castigar, o multar".
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.