La ascensi¨®n interminable
Desde aquella Copa del Rey de 2001, en M¨¢laga, donde nos convenci¨® a todos de que all¨ª hab¨ªa un jugador muy especial, la carrera de Pau Gasol ha sido una continua sucesi¨®n de hitos logrados y barreras demolidas. En cada uno de sus logros, tanto de forma individual como colectiva, ha ido aumentando la sensaci¨®n de estar asistiendo al no va m¨¢s. Sensaci¨®n err¨®nea siempre, pues no sol¨ªa pasar mucho tiempo hasta que nos ve¨ªamos obligados a cambiar de opini¨®n y colocar el list¨®n un poco m¨¢s arriba. El posible techo de su carrera lo situamos inicialmente en jugar en la NBA; despu¨¦s, en llegar a ser un hombre importante de un equipo emergente, y posteriormente, en convertirse en un all star.
En las derrotas, Pau recoge est¨ªmulos. En las victorias, no reclama m¨¢s parabienes que los necesarios
Un d¨ªa de febrero de 2008 le vinieron los dioses a visitar y, de paso, le cambiaron la vida. Destino, los Lakers. M¨¢s pelda?os. Primero, pieza importante en un equipo aspirante al t¨ªtulo; luego, lugarteniente de Bryant en el primer t¨ªtulo, y esta temporada, mvp virtual del bicampe¨®n de la NBA.
Mientras esto ocurr¨ªa en Estados Unidos, durante los veranos se juntaba con sus colegas y comenz¨® con Espa?a una recolecci¨®n de medallas inimaginable, sobre todo en los ¨²ltimos cuatro a?os. Campe¨®n mundial, subcampe¨®n europeo, subcampe¨®n ol¨ªmpico y, el verano pasado, campe¨®n europeo. Siendo su papel vital en todas, tambi¨¦n en el mecanismo de la selecci¨®n y en su propio juego, la aportaci¨®n y el rendimiento de Gasol no han dejado de crecer. Lo del a?o pasado fue ya grandioso. Cuando todos esperaban su renuncia, el escozor del ¨²nico traspi¨¦ importante (el subcampeonato en Madrid) le espole¨® para buscar otro hito. En Polonia estuvo imperial. Primero, manejando y gestionando la crisis que provocaron las inesperadas derrotas; luego, liderando con su juego total a un equipo que termin¨® arrasando todo lo que se le pon¨ªa por delante.
De todas sus cualidades, es esta la que resulta m¨¢s destacable. El inconformismo que ha mostrado desde que, en contra de la opini¨®n de la mayor¨ªa, emigr¨® muy joven a una Liga tan exigente como la NBA no ha disminuido con los t¨ªtulos, galardones, reconocimientos y muchos millones de euros. Son numerosos los casos de est¨®magos satisfechos con mucho menos de lo atesorado por Gasol. Y ya se sabe que, con el est¨®mago lleno, el cuerpo te pide siesta. Pau nunca lo ha tenido ni le ha faltado el hambre para no caer en la autocomplacencia. Su juego no ha dejado de crecer. En lo t¨¢ctico y lo f¨ªsico. Cada nueva temporada nos ofrec¨ªa una nueva p¨¢gina de su cat¨¢logo: la ¨²ltima, ese tiro de cuatro metros tan eficaz que ha utilizado tan profusa y eficazmente.
Todo esto habr¨ªa sido imposible si su enfoque sobre todo lo que ocurr¨ªa a su alrededor, deportiva y socialmente, no hubiese sido el correcto. A los tremendos palos recibidos despu¨¦s de la final de 2008 frente a los Celtics y a todas las alabanzas recibidas en cualquiera de sus ¨¦xitos. En un mundo exagerado para lo bueno y lo malo como el estadounidense, Gasol pone cordura. En la meca del individualismo, aporta conceptos colectivos. En las derrotas recoge est¨ªmulos. En las victorias no reclama m¨¢s parabienes que los necesarios.
Al final, su historia deportiva se ha convertido en una ascensi¨®n casi ininterrumpida por una escalera cuyos pelda?os han ido aumentando su separaci¨®n. La mayor¨ªa, llegados a un punto, se quedan o tiran hacia abajo. A Gasol todav¨ªa no le ha llegado el momento de lo uno ni de lo otro. Con lo visto hasta ahora, yo casi apostar¨ªa a que su ascensi¨®n va a ser interminable.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.