El Este europeo provoca inquietud
La inestabilidad pol¨ªtica y econ¨®mica golpea a los nuevos socios de la UE - Los enfrentamientos por el poder y la crisis econ¨®mica, focos de tensi¨®n
Iban a convertirse en el motor emergente de la Europa unida, pero la inestabilidad pol¨ªtica y la crisis econ¨®mica han vuelto a sacar a la luz, dos d¨¦cadas despu¨¦s de la ca¨ªda del muro de Berl¨ªn, la falta de consolidaci¨®n de algunos de los nuevos socios comunitarios del Este. El simple hecho de que el ultraconservador y euroesc¨¦ptico ex primer ministro polaco Jaroslaw Kaczysnki haya avanzado por sorpresa y r¨¢pidamente en las encuestas previas a las elecciones de ayer -no por sus argumentos pol¨ªticos, sino sobre todo por la compasi¨®n generada tras la muerte de su hermano-, el auge del nacionalismo en Hungr¨ªa y las amenazas de crisis pol¨ªticas en Rumania y los Estados b¨¢lticos generan incertidumbres en la Uni¨®n Europea.
El Este vive en una agitaci¨®n casi permanente desde la ca¨ªda del Muro
En Polonia, donde existe una de las democracias m¨¢s consolidadas de la zona, el juego pol¨ªtico est¨¢ entorpeciendo la acci¨®n del Gobierno. Pese a su potencial econ¨®mico, los analistas consideran que Polonia ha crecido por debajo de sus posibilidades. El Ejecutivo prometi¨® en 2007 poner en marcha reformas (recortes presupuestarios, cambios en el mercado laboral, la sanidad y las pensiones) para modernizar al pa¨ªs, pero el reci¨¦n fallecido presidente, Lech Kaczysnki, recurri¨® al derecho de veto para bloquear o amenazar con bloquear leyes clave.
El reparto de poder entre el jefe de Estado, que act¨²a como un guardi¨¢n del sistema, y el jefe de Gobierno, que encarna el poder ejecutivo real, es habitual en el Este y constituye un foco de inestabilidad. Basta recordar la crisis abierta en la UE en 2009 por la negativa del presidente checo, el euroesc¨¦ptico V¨¢clav Klaus, a firmar el Tratado de Lisboa, pese a que hab¨ªa sido aprobado por su Parlamento.
Otro problema habitual en el Este es la dificultad para formar gobiernos con un apoyo suficiente y s¨®lido. Y, en el caso de Hungr¨ªa, cuyo nuevo Ejecutivo de centro-derecha consigui¨® en abril una mayor¨ªa absoluta hist¨®rica, este logro se ha visto ensombrecido por su controvertido estreno en el poder. A finales de mayo, un portavoz insinu¨® que las cuentas p¨²blicas hab¨ªan sido manipuladas y Hungr¨ªa, que atraviesa su peor crisis econ¨®mica en 18 a?os, estaba en una situaci¨®n similar a la de Grecia. El FMI y la UE tuvieron que desmentir estos irresponsables comentarios para intentar calmar los mercados.
Estas declaraciones vinieron precedidas de la aprobaci¨®n de una ley no menos pol¨¦mica, que sac¨® a relucir las tendencias nacionalistas y populistas del nuevo Gobierno del partido Fidesz. La ley concede la nacionalidad a las personas de etnia magiar que viven en el extranjero (entre dos y tres millones, sobre todo en Eslovaquia, Rumania, Serbia y Ucrania), aunque no residan en Hungr¨ªa, algo que ha abierto viejas heridas en algunos pa¨ªses vecinos, sobre todo en Eslovaquia.
Lo cierto es que el Este vive en una agitaci¨®n casi permanente desde 1989. Dos d¨¦cadas despu¨¦s del fin del comunismo, algunos de los pa¨ªses de la zona que han ingresado en la UE a¨²n tienen problemas para alcanzar sistemas democr¨¢ticos estables. Los expertos lo achacan, entre otras cosas, a la falta de consolidaci¨®n de las formaciones pol¨ªticas, tras a?os en el poder del partido ¨²nico comunista.
Otro motivo es la corrupci¨®n, que sigue lastrando a Rumania y Bulgaria. En estos pa¨ªses, la crisis econ¨®mica ha ampliado el debate sobre si estaban preparados para entrar en la UE. En Bucarest, la d¨¦bil coalici¨®n gobernante se salv¨® por la m¨ªnima la semana pasada. El primer ministro Emil Boc logr¨® frenar una moci¨®n de censura presentada con motivo de las duras medidas de austeridad que prepara el Ejecutivo para mantener el cr¨¦dito otorgado por el FMI y evitar la bancarrota. Intentar poner en marcha planes de austeridad ya ha resultado caro a los Gobiernos de Lituania y Letonia, que en marzo perdieron la mayor¨ªa en el Parlamento.
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