Capello se salva y espera a Alemania
Inglaterra mejora, supera a una Eslovenia sin recursos y sella su pase a los octavos de final como segunda de grupo, tras Estados Unidos, y con Milner como arma inesperada
Desatado, Fabio Capello sali¨® al centro del campo y quiso unirse al corro formado por sus jugadores para festejar la victoria. Como no hab¨ªa sitio, fue metiendo el hombro para ganarse algunos abrazos. Hab¨ªa salvado el cuello y estaba euf¨®rico. Quer¨ªa sentirse uno m¨¢s entre ellos. Aunque no era para tanto. Fue un triunfo escueto el de Inglaterra. Con un par de mejoras para ganar a una Eslovenia sin apenas recursos, ni detr¨¢s ni delante. Suficiente para clasificarse, segunda de grupo, y esperar a Alemania en octavos, la reedici¨®n de la final de 1966.
Terry pint¨® la raya defensiva y James vivi¨® una jornada sin una sola estirada. Tambi¨¦n sin excesos, Lampard, Gerrard y Rooney se sintieron m¨¢s c¨®modos con la pelota respecto a los partidos precedentes. Pero fue la rosca de Milner, desde la derecha, el arma inesperada de Inglaterra, resucitada por un par de actores secundarios: el volante del Aston Villa, que entr¨® a ¨²ltima hora en la alineaci¨®n, y el vivaracho Defoe.
Desatado, el t¨¦cnico fue metiendo el hombro para ganarse algunos abrazos
Inglaterra entr¨® temerosa a la cita, superada por la responsabilidad y la atrevida puesta en escena de Eslovenia, pero pronto reaccion¨®. Cuando Milner estir¨® mucho el campo hacia la posici¨®n de extremo. Sin apenas espacio, tapado por el lateral Jokic, solt¨® un gran centro curvado. Lo aprovech¨® Defoe para adelantarse a Suler y rematar a la altura de la rodilla.
Handanovic, portero del Udinese, pasa por ser una de las figuras del combinado esloveno. Y lo parece al observar su majestuoso desplazamiento del bal¨®n con la mano: tan potente como si lo enviara con el pie, mucho m¨¢s preciso. Hasta el gol, su actuaci¨®n hab¨ªa sido impecable, deteniendo dos disparos lejanos de Lampard y Milner. Pero con el gol no se qued¨® contento. Crey¨® haber podido hacer algo m¨¢s.
El precioso estadio Nelson Mandela amaneci¨® cubierto de banderas con la cruz de san Jorge. Y de c¨¢nticos ingleses, los ¨²nicos capaces de acallar a las vuvuzelas. Capello escuch¨® inm¨®vil el Dios salve a la Reina consciente de que nadie en Inglaterra le perdonar¨ªa ni en 100 a?os que, con esa hinchada y ese simbolismo, su selecci¨®n perdiera ante la de una naci¨®n reci¨¦n estrenada, con 19 a?os de vida independiente.
Capello vari¨® el esquema y, tras el gol de Milner, entendi¨® que hab¨ªa dado en el clavo. Gerrard ha ido perdiendo peso a medida que avanzaba el campeonato, siendo relegado al interior izquierdo. Lampard hizo valer sus galones para permanecer como mediocentro de creaci¨®n, ambos apuntalados por Barry. En el otro interior, Milner se ganaba el sueldo con un par de venenosos centros. Rooney, a su vez, comenz¨® a recuperar buenas sensaciones con el toque -le meti¨® a Gerrard un pase delicioso-, aunque no en el remate.
Eslovenia asust¨® muy poco. Alg¨²n apunte de Birsa, el volante izquierdo del Auxerre, arrancando desde la derecha para golpear a pie cambiado. Aunque sus centros fueron defectuosos. Por primera vez en el torneo, el cuadro de Capello empez¨® a sentirse feliz con la pelota, especialmente cuando pasaba por Lampard y Rooney. Tambi¨¦n se solt¨® Gerrard, un as en los cambios de orientaci¨®n.
Handanovic le sac¨® un bal¨®n milagroso a Rooney mientras Capello ya celebraba el gol. Lo evit¨® el portero esloveno. La grada core¨® "Rooney, Rooney". Un concentrad¨ªsimo Terry par¨® a todos los delanteros eslovenos. Tras sus cr¨ªticas a Capello, el central del Chelsea soport¨® una presi¨®n extra que llev¨® con la naturalidad de quien est¨¢ acostumbrado a estar en el centro de la pol¨¦mica. Dos errores consecutivos en la entrega de Barry metieron a Eslovenia en el partido. En la misma jugada, dispuso de tres disparos a bocajarro seguidos, desbaratados por los cuerpos de los zagueros ingleses.
Capello atendi¨® la petici¨®n de Terry y dio pase a Joe Cole aunque para ello decidiera sustituir a Rooney, despedido con t¨ªmidos aplausos por la hinchada. M¨¢s por miedo que por otra cosa, el God save the Queen volvi¨® a retronar en el estadio. Capello estaba tan asustado que, a falta de cinco minutos, mand¨® entrar a Heskey por Defoe. Y all¨ª estaba Heskey, un supuesto delantero con una misi¨®n: bajar a la defensa en las acciones en contra a bal¨®n parado. Dispuesto a llevarse media docena de broncas del seleccionador, que le ped¨ªa m¨¢s presi¨®n.
Tras salvar la cabeza, Capello implor¨® unos abrazos entre sus jugadores y se march¨® como un campe¨®n.
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