La vara del cardenal
Una ex monja que pas¨® 60 a?os en un convento de clausura denuncia a Rouco Varela ante el Papa por coaccionar a los te¨®logos disidentes
Por qu¨¦ levanta el dedo acusador contra sus obispos esta mujer de 84 a?os despu¨¦s de haber vivido seis d¨¦cadas en un convento de clausura de las monjas redentoristas? ?Es la "santa audacia" lo que gu¨ªa sus pasos o esa "frescura laica" aborrecida por el fundador del Opus Dei, Escriv¨¢ de Balaguer? La feligresa que ha osado denunciar al cardenal Antonio Rouco Varela ante el papa Benedicto XVI tiene un f¨ªsico quebradizo, mirada l¨ªmpida, memoria y reflejos intelectuales extraordinarios para su edad y la alegr¨ªa pintada en la cara. "?Y qu¨¦ aportar¨ªa yo a este mundo si le a?adiera la tristeza? Soy una cristiana alegre, consciente de ser hija de Dios", dice. Y eso que, a causa de la escoliosis y de otras dolencias, Mar¨ªa Victoria G¨®mez Morales tiene un andar inestable y una salud fr¨¢gil que ya no le permite ayudar como antes a los heroin¨®manos con sida de su barrio de Madrid.
El Episcopado proh¨ªbe al jesuita Juan Masi¨¢ pisar tierra espa?ola y ejercer su actividad acad¨¦mica en espa?ol
"Te van apretando, apretando, para ver si pueden romperte los nervios y conseguir que saltes"
Cuando todav¨ªa era monja -se sali¨® del convento hace cuatro a?os por una cuesti¨®n de conciencia-, discuti¨® con Rouco Varela sobre las instrucciones de aplicaci¨®n de la nueva liturgia que, entre otras cosas, plantea volver a decir misa de espaldas al pueblo. Este es el extracto que Mar¨ªa Victoria G¨®mez guarda de aquella charla:
-?C¨®mo est¨¢n ustedes, hermanas?
-Bien, don Antonio, la nueva instrucci¨®n sobre la liturgia...
-?Ah?, pues no s¨¦.
-S¨ª, la nueva instrucci¨®n que...
-?Y c¨®mo se ha enterado usted?
-Por la prensa. Me ha parecido horrible.
-?Por qu¨¦?
-Obliga a delatar a los que no cumplan las instrucciones.
-?Eso le parece mal?
-Me parece fatal.
-?Y c¨®mo me voy a enterar yo si no se hace as¨ª?
Dice que cuando el Vaticano se opuso a la despenalizaci¨®n de los homosexuales sinti¨® como si una daga le atravesara el coraz¨®n y que por eso le escribi¨® a Rouco, arzobispo de Madrid y presidente de la Conferencia Episcopal Espa?ola, para preguntarle si se pod¨ªa actuar as¨ª desde el Evangelio. "Su respuesta fue si es que yo ignoraba la doctrina de la Iglesia sobre la homosexualidad".
Con paso renqueante, pero gesto decidido, el pasado 22 de abril, la sierva de Dios Mar¨ªa Victoria G¨®mez present¨® al nuncio apost¨®lico de Su Santidad en Espa?a, Renzo Fratini, una denuncia contra Rouco Varela, Agust¨ªn Garc¨ªa-Gasc¨®, arzobispo em¨¦rito de Valencia, y Fernando Sebasti¨¢n, arzobispo em¨¦rito de Pamplona, por violaci¨®n del derecho can¨®nico, omisi¨®n de deberes pastorales, coacciones y consentimiento de denuncias calumniosas en medios cat¨®licos. Es una denuncia de m¨¢s de 400 folios, muy documentada en las publicaciones digitales que, bajo el barniz de un catolicismo militante, denigran, humillan y acosan a te¨®logos refractarios al integrismo religioso.
Aunque los cl¨¦rigos poco ortodoxos constituyen el blanco preferido de las insidias que algunos predican en esas webs, las furias digitales del rebrotado nacionalcatolicismo no tienen empacho en arrastrar por el lodo a cualquiera. "Juan Carlos ya no solo es traidor y doblemente perjuro, sino doblemente abortero. (...) El Rey es culpable de cr¨ªmenes de lesa humanidad, genocidio y prevaricaci¨®n", se lee en la web en la que participan algunos de los obispos ahora denunciados. La antigua religiosa les acusa de ejercer la coacci¨®n, directamente o a trav¨¦s de grupos ultras, con el prop¨®sito de doblegar voluntades y conseguir el silenciamiento de las voces que respiran los aires aperturistas aprobados hace 45 a?os en el Concilio Vaticano II. "No nos consta que esa denuncia haya sido presentada", sostiene un portavoz an¨®nimo de la Nunciatura, a despecho de la documentaci¨®n que certifica el acuse de recibo efectuado por el propio nuncio Fratini.
Cabe preguntarse si la voz de Mar¨ªa Victoria puede algo contra el todopoderoso presidente de la Conferencia Episcopal y si el destino de su denuncia no ser¨¢ otro que el de engordar el apartado reservado a los "locos y desesperados" en el archivo vaticano. "Jes¨²s le dijo a la samaritana que perdonar¨ªa todos los pecados, pero no los cometidos contra la luz", indica Mar¨ªa Victoria, licenciada en Ciencias B¨ªblicas. Quiere decir que amordazar a los te¨®logos que tratan de iluminar a los creyentes es volver a las tinieblas de la fe del carbonero, esa fe muerta escondida en la oficialidad y los dogmas de la que habl¨® Unamuno. "Desde el amor permanente a Jes¨²s he buscado y seguir¨¦ buscando la luz hasta mi ¨²ltimo aliento. La ley del Evangelio es la ley del amor fraterno, no la del chantaje, ni la del martillo y el yunque", subraya. Dice que su denuncia supone un gesto de rechazo a la obediencia servil que ha consentido el arrinconamiento de cerca de 300 te¨®logos en las ¨²ltimas d¨¦cadas y "una invitaci¨®n a ponerse en pie de luz, humanidad y respeto".
Habla con el brillo en los ojos y la sonrisa franca, convencida de que hay que construir una Iglesia fraternal, humana y libre. "Me fui del convento con 80 a?os, sin saber muy bien c¨®mo sobrevivir, pero libre y alegre como unas casta?uelas porque el Se?or sostiene mi vida", afirma. Buena parte de su denuncia est¨¢ articulada sobre los casos recientes del catedr¨¢tico de Bio¨¦tica Juan Masi¨¢, que vive en Jap¨®n, y del antiguo vicario de la di¨®cesis donostiarra Jos¨¦ Antonio Pagola. La Conferencia Episcopal ha obligado a la editorial a retirar el libro sobre Jes¨²s escrito por Pagola pese a que contaba con el n¨ªhil ¨®bstat de Jos¨¦ Mar¨ªa Uriarte, el anterior obispo de la di¨®cesis. Para los te¨®logos ajenos a la ortodoxia integrista, la descalificaci¨®n de esta obra que humaniza la figura de Jes¨²s viene a ser la prueba de que la caza de brujas desatada ha alcanzado un punto irracional.
Juan Masi¨¢ ha sido sometido a una persecuci¨®n implacable desde que en el curso de un ciclo de conferencias en enero de 2005 se declar¨® "desconcertado" por el comportamiento "an¨®malo" de la Iglesia espa?ola en asuntos como la investigaci¨®n con c¨¦lulas madre y coment¨® que no sab¨ªa si echarse a re¨ªr o a llorar ante la condena eclesial del uso del preservativo. Al d¨ªa siguiente, el ahora obispo Juan Antonio Mart¨ªnez Camino llam¨® a los superiores del jesuita y qued¨® activado un proceso en el que gentes que se autodenominan "fieles sencillos" acosan a Pagola con denuncias y vejaciones desde sus tribunas period¨ªsticas. "Te van apretando, apretando, para ver si pueden romperte los nervios y conseguir que saltes, que cometas un error que les permita decir: '?Veis c¨®mo es este hombre?", explica el jesuita. Aunque ha sido expulsado de la c¨¢tedra de Bio¨¦tica de la Universidad Pontificia de Comillas y puesto en la picota digital, la jerarqu¨ªa no se ha molestado en se?alarle sus supuestos errores doctrinales.
Cuando se enter¨® de la campa?a, Mar¨ªa Victoria G¨®mez pens¨® que deb¨ªa lanzar el SOS "Salvad al padre Masi¨¢" para contrarrestar la ofensiva pol¨ªtico-religiosa que, en su opini¨®n, est¨¢ acabando con las mejores cabezas pensantes de la Iglesia. Se pertenezca o no a la comunidad creyente, produce rubor intelectual, verg¨¹enza ajena, constatar c¨®mo finos y creativos te¨®logos son despedazados por insultos y calumnias proferidos por algunos abanderados de la obediencia ciega y la renuncia a cualquier otra reflexi¨®n teol¨®gica propia. En su denuncia ante el Papa, la antigua religiosa detalla las coacciones ejercidas sobre los superiores de congregaciones con el prop¨®sito de silenciar a los te¨®logos disidentes, los chantajes a las editoriales cat¨®licas, las presiones dirigidas a impedir que los grupos cristianos de base se re¨²nan en locales de la Iglesia.
En abierto contraste con esa actitud, la jerarqu¨ªa avala expresa o impl¨ªcitamente a colectivos laicos identificados con la extrema derecha ideol¨®gica que afloran en plataformas digitales como Infocat¨®lica, Intereconom¨ªa, Hazte O¨ªr y otras. He aqu¨ª una simple muestra de las diatribas de esa partida digital. "?Basta de impunidad para los enemigos de la cruz dentro de la Iglesia! No se trata de que se callen. Se trata de que se larguen". (...) "Esos cristianos socialistas, y toda la chusma progre eclesial que les apoya...". (...) "Esta gente no forma parte de nuestra Iglesia". (...) "Estos no son ped¨®filos, ni gays, ni homosexuales; estos son, sencillamente, unos maricones de mierda". Sobre Masi¨¢ han escrito que es "una mente enferma y preocupada por perdurar expeliendo heces" y que "es m¨¢s peligroso que un pederasta". A los obispos considerados tibios se les coloca el sambenito de "obispos perros mudos".
Dicen las v¨ªctimas que lo peor son la manipulaci¨®n de sus palabras, las mofas y befas humillantes que en el caso de las religiosas sin h¨¢bito llega al insulto y a comentarios vejatorios como "la pasarela de adefesios". Por mucho que cueste creer que la jerarqu¨ªa cat¨®lica pueda servirse de estas gentes zafias y de mal coraz¨®n, no consta reprimenda alguna ni desautorizaci¨®n a quienes tratan as¨ª a sus hermanos de fe.
La Fundaci¨®n Infocat¨®lica tiene su domicilio declarado en el n¨²mero 28 de la calle de Ferm¨ªn Tirapu de Villaba (Navarra), el mismo en que reside la comunidad de las Esclavas del Amor Misericordioso. Y los procaces animadores de esa web encuentran cumplida promoci¨®n en Ecclesia, revista de la Conferencia Episcopal, de igual manera que los obispos m¨¢s caracterizados de la corriente involucionista -el de San Sebasti¨¢n, Jos¨¦ Ignacio Munilla, ha publicado medio centenar largo de art¨ªculos- participan con sus escritos en ese espacio del nacionalcatolicismo.
Estigmatizado en una campa?a sostenida -solo en el ¨²ltimo a?o ha sido vilipendiado en no menos de 50 art¨ªculos-, Juan Masi¨¢ ve en su caso y en el de otros el secretismo inmoral que practic¨® la curia en el esc¨¢ndalo de la pederastia dentro de la Iglesia. "Son procesos en los que la v¨ªctima pasa de ser acosada a ser acusada. Cierto mitrado de la c¨²pula eclesi¨¢stica anima a la ultraderecha pol¨ªtico-religiosa a que delate a un te¨®logo disidente. Cuando eso se produce, el mitrado, aparentemente sorprendido, muestra las acusaciones a su auxiliar y este persuade a los superiores del disidente para que lo silencien, pero sin decir de qu¨¦ honda sale la piedra. Les dice que si se portan bien, proteger¨¢n su instituci¨®n y dejar¨¢n de poner zancadillas a su congregaci¨®n", describe Juan Masi¨¢.
No hace falta jugar a las adivinanzas para deducir que la figura del presidente de la Conferencia Episcopal encaja perfectamente en la de ese mitrado que lanza la piedra y esconde la mano. Quienes conocen al cardenal comparten la descripci¨®n del personaje hecha por el periodista Jos¨¦ Antonio Zarzalejos. "Es un eclesi¨¢stico con una fuerte pulsi¨®n de poder" (...) "habil¨ªsimo en el manejo de los resortes de la pol¨ªtica -ora persuasi¨®n, ora coacci¨®n, ora dejar pasar, ora plantar cara-, y destaca en su car¨¢cter una forma galaica de retranca que le lleva a presentarse como el ser m¨¢s ingenuo y menos informado de la tierra, seg¨²n convenga a cada circunstancia".
M¨¢s inquietante resulta el acendrado "af¨¢n de gobernanza temporal" que el destituido director de Abc detect¨® en el arzobispo de Madrid. "Antonio Mar¨ªa Rouco Varela ha interiorizado que la esencia de Espa?a es su catolicismo y atribuye a los poderes p¨²blicos el fen¨®meno de increencia que se produce en nuestro pa¨ªs. (...) Sus tesis me interesaban tanto como me inquietaban sus conclusiones, porque observaba en ¨¦l una dureza ideol¨®gica muchas veces re?ida con el sentido pastoral que se supone a todo obispo cat¨®lico". La Conferencia Episcopal exigi¨® a los superiores de Juan Masi¨¢ que le prohibieran pisar tierra espa?ola y ejercer cualquier tipo de actividad acad¨¦mica o pastoral hablada o escrita en su pa¨ªs natal. Como quiera que en marzo ¨²ltimo vino a Espa?a desde Jap¨®n para presentar su libro Vivir en la frontera, ha sido advertido de que puede ser expulsado de la Compa?¨ªa por desobediencia en materia grave.
"Llegar¨¢ un momento en que lo que se dijo de noche, se gritar¨¢ a plena luz del d¨ªa; lo que se susurr¨® al o¨ªdo, se proclamar¨¢ desde las azoteas". La profec¨ªa de Lucas y Mateo parece cumplida en el caso de Masi¨¢, de forma que el jesuita se encuentra ya con la amenaza de ser arrojado a las tinieblas exteriores, a la intemperie profesional, salarial y psicol¨®gica que bien conocen los purgados. La pregunta es si una organizaci¨®n como la Iglesia puede prohibir a uno de sus miembros volver a su patria o utilizar su lengua materna. La Constituci¨®n establece que el derecho a fijar residencia, circular, salir y entrar libremente en el territorio nacional "no puede ser limitado por motivos pol¨ªticos o ideol¨®gicos".
"Para la sociedad es importante que la Iglesia sea democr¨¢tica porque en pa¨ªses como Espa?a, poco secularizados hist¨®ricamente, la Iglesia ha sido la transmisora de los valores de fraternidad, dignidad humana y solidaridad. Si la jerarqu¨ªa contin¨²a entrampada en la intransigencia, impedir¨¢ que esos valores pasen a la sociedad", se?ala, a su vez, Antonio Duato, promotor del espacio digital Atrio y editor de la Revista Iglesia Viva. Tambi¨¦n ¨¦l detecta una efervescencia pol¨ªtico-religiosa integrista avalada por la hornada de obispos educados en el molde que el cardenal Marcelo Gonz¨¢lez Mart¨ªn, el mismo que ofici¨® el funeral por Franco, cre¨® en el seminario de Toledo.
En su libro La destituci¨®n, Jos¨¦ Antonio Zarzalejos asegura que el cardenal Rouco form¨® un complot para escorar al PP y a la misma Iglesia hacia la derecha. Mientras monse?or Demetrio Fern¨¢ndez Madrid, obispo de C¨®rdoba, cree llegado el momento de "que salga a la palestra un partido pol¨ªtico de inspiraci¨®n cristiana", el obispo donostiarra Jos¨¦ Ignacio Munilla dice que "Espa?a est¨¢ siendo utilizada como campo de experimentaci¨®n de una ideolog¨ªa que atenta contra la antropolog¨ªa cristiana, la raz¨®n y la naturaleza".
Una de las primeras decisiones de Munilla ha sido la de silenciar al te¨®logo franciscano de Aranzazu Jos¨¦ Arregui y reclamar su destierro a Am¨¦rica. Ha dicho de ¨¦l que es "como agua sucia que contamina a todos, a los de fuera de la Iglesia igual que a los de dentro". Cabe tambi¨¦n preguntarse con qu¨¦ autoridad moral los prelados pueden llamar "pecadores p¨²blicos" a los representantes de la ciudadan¨ªa y permitir que sus propagandistas tachen de "asesinos" o "aborteros" a los partidarios de regular cuestiones como el derecho a una muerte digna o a la interrupci¨®n voluntaria del embarazo. ?Hay que seguirles el juego a estos reaccionarios dogm¨¢ticos que pontifican y ven al diablo apostado en todas las esquinas?
"Tambi¨¦n la Iglesia debe usar la vara de pastor, la vara con la que protege la fe de los farsantes", reclaman los apologistas de la involuci¨®n repitiendo las palabras de Benedicto XVI en la clausura del A?o Sacerdotal. Y a fe que Masi¨¢ y los dem¨¢s te¨®logos tienen la prueba de que esa vara se est¨¢ usando, como se us¨® contra los "amonestados" Marciano Vidal, Casiano Florist¨¢n, Jos¨¦ Mar¨ªa D¨ªez Alegr¨ªa, Benjam¨ªn Forcano, Juan Jos¨¦ Tamayo, Pedro M. Lamet, Manuel Fraij¨®, Xabier Pikaza, J. M. Castillo, J. A. Estrada y Juan Bosch, entre otros. Despu¨¦s de haber dedicado su vida a la contemplaci¨®n espiritual, la oraci¨®n y la meditaci¨®n, Mar¨ªa Victoria G¨®mez est¨¢ convencida de que las predicadas "santa intransigencia" y "santa intolerancia", la coacci¨®n, la mordaza y el secretismo viciado tienen tan poco de cristiano como la mano que dirige el golpe del martillo en el yunque.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.