El regionalismo rebrota en el norte de Portugal
La falta de atenci¨®n y de recursos del Gobierno causa indignaci¨®n en la zona
Voces respetadas y respetables del norte de Portugal han dado la voz de alarma y advierten de que la regi¨®n fronteriza con Galicia est¨¢ al borde de la revuelta. Lo ha dicho, por ejemplo, Rui Rio, alcalde de la segunda ciudad del pa¨ªs, Oporto, desde 2001, reelegido por mayor¨ªa absoluta en 2005 y 2009, presidente de la Junta Metropolitana de aquella ciudad y dirigente del conservador Partido Social Dem¨®crata (PSD). El malestar contra el centralismo lleva a?os en la incubadora, como consecuencia de la sensaci¨®n de olvido que padecen muchos de los casi cuatro millones de habitantes de aquella regi¨®n. Un ¨¢rea que el historiador Rui Ramos compara con el sur de Italia o el este de Alemania, con menos ingresos, m¨¢s desempleo y peor sistema de salud que el resto de Portugal. Y con el PIB per c¨¢pita m¨¢s bajo del pa¨ªs, 80 frente al 138 de Lisboa, sobre la base de 100 como valor de referencia.
La regi¨®n dominada por Oporto y Braga es la menos rica y la de mayor desempleo
Ha bastado la propuesta del Gobierno, todav¨ªa en discusi¨®n en el Parlamento, de declarar de pago las tres autov¨ªas del norte (en zonas m¨¢s ricas como el Algarve son gratuitas), para pasar del malestar a la indignaci¨®n. Las protestas han dado nuevos br¨ªos a los defensores del regionalismo, cuyo exponente m¨¢s destacado se llama Pedro Baptista, dirigente socialista que promueve el Movimiento Pro-Partido del Norte. "Portugal es el ¨²nico pa¨ªs europeo que no permite partidos pol¨ªticos regionales", dice este antiguo diputado del PS. La prohibici¨®n figura en la Constituci¨®n, vigente desde 1976, aprobada tras la revoluci¨®n de abril de 1974. Eran otros tiempos y otra realidad, cuando en Lisboa inquietaban las ansias autonomistas de Madeira y Azores. Ahora, la mayor¨ªa de fuerzas pol¨ªticas considera desfasado el impedimento de crear partidos regionales. Por ello, Baptista cree que es hora de exigir "una revisi¨®n constitucional".
El principal promotor de un partido del norte asegura que "el esp¨ªritu de revuelta se est¨¢ generalizando" por una raz¨®n muy simple. "Es la ¨²nica regi¨®n que en los ¨²ltimos 10 a?os ha retrocedido en todos los indicadores econ¨®micos. Ha habido un desv¨ªo sistem¨¢tico hacia la regi¨®n de Lisboa de fondos europeos que pertenecen al norte, y una pol¨ªtica de concentraci¨®n de inversi¨®n p¨²blica en aquella regi¨®n". Oporto y Braga, los dos grandes n¨²cleos del norte, no tragan con que grandes proyectos de obras p¨²blicas -el AVE, el segundo aeropuerto, la plataforma log¨ªstica- est¨¦n previstos en Lisboa.
La lista de agravios es larga. El norte tiene el ¨ªndice de paro m¨¢s elevado de Portugal, 12% frente a la media de 9%, y el mayor n¨²mero de peque?as y medianas empresas que han cerrado las puertas. El 90% de los empleos p¨²blicos m¨¢s cualificados est¨¢n en la regi¨®n de Lisboa. La competencia de los pa¨ªses asi¨¢ticos y la ampliaci¨®n del mercado europeo han tenido efectos devastadores en la regi¨®n. No ha sido solo la quiebra de peque?as y medianas empresas del calzado, madera o textil, que absorb¨ªan mucha mano de obra. El cierre de Qimonda, compa?¨ªa alemana de componentes inform¨¢ticos que exportaba 1.000 millones de euros al a?o, ha sido un golpe muy duro para la regi¨®n, al desaparecer un pilar de la balanza tecnol¨®gica portuguesa.
La combinaci¨®n de regresi¨®n econ¨®mica y social es explosiva. "Para colmo, aumenta el sentimiento de que el Gobierno no gobierna Portugal, sino solo su territorio y sus propios Ministerios, lejos del norte del pa¨ªs", lamenta Pedro Baptista. "No nos dejan tener una pol¨ªtica regional aut¨®noma, ni la tiene el Gobierno".
Ricardo Jorge Pinto, coordinador del semanario Expresso en la regi¨®n de Oporto y profesor de la Universidad Fernando Pessoa de aquella ciudad, sostiene que muchos ciudadanos del norte est¨¢n cansados de las promesas incumplidas sobre la regionalizaci¨®n de Portugal de los dos grandes partidos, socialista y socialdem¨®crata (conservador). "El primer ministro, Jos¨¦ S¨®crates, del PS, prometi¨® durante la campa?a electoral de 2002 Gobiernos con cierta autonom¨ªa en cinco regiones, que corresponden a las actuales comisiones de coordinaci¨®n y desarrollo (norte, centro, Lisboa y Val do Tejo, Algarve y Alentejo). Gan¨® los comicios y nunca m¨¢s habl¨® del asunto". En las filas conservadoras pasa tres cuartos de lo mismo. "Pedro Passos Coelho, l¨ªder del PSD, habla de crear una regi¨®n piloto -no especifica si en el norte o el Algarve-, y si funciona, ya se ampliar¨¢", explica Jorge Pinto.
El descontento ha contribuido al rebrote del regionalismo y de la idea de un partido regional, que defienda un proyecto propio para el norte. El alumbramiento del futuro Partido del Norte ya tiene fecha, entre finales de octubre y la campa?a presidencial, con el objetivo de estar a pleno rendimiento para las pr¨®ximas legislativas de 2011. "Comenzamos hace poco m¨¢s de un mes y ya tenemos mil militantes. Esperamos llegar a 10.000 en octubre", asegura convencido Pedro Baptista. "Tenemos gente de todos los partidos e independientes, y muchos j¨®venes que entran por primera vez en pol¨ªtica". Si el nuevo Partido del Norte no puede ser inscrito con esta denominaci¨®n, Pedro Baptista tiene un nombre alternativo, Partido Portugu¨¦s de las Regiones, para el que ya ha recogido 7.000 firmas.
Los regionalistas reclaman "un recorte del gasto pol¨ªtico centralista, de 15 a ocho ministerios", y una amplia reorganizaci¨®n administrativa territorial, pero no renuncian a sus objetivos m¨¢ximos, que incluyen "autonom¨ªa regional, un Gobierno y un Parlamento propios". El norte no tiene una lengua propia, pero el regionalismo embrionario reivindica "una historia, una identidad y una forma de ser". "Portugal empez¨® aqu¨ª, en el norte", recuerda Baptista. "No somos un movimiento nacionalista, pero si Lisboa contin¨²a con la pol¨ªtica de ojos y o¨ªdos cerrados, el regionalismo puede transformarse en nacionalismo".
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