Polonia reformista
Varsovia ser¨¢ m¨¢s europe¨ªsta con Komorowski, pero la partida se decide en las legislativas de 2011
La victoria de Bronislaw Komorowski, un conservador moderado y candidato del partido gobernante, como presidente de Polonia supone una estimulante confirmaci¨®n, aunque por estrecho margen, de la senda centrista a costa del nacionalcatolicismo encarnado por los hermanos Kaczynski. La elecci¨®n presidencial, precipitada por el tr¨¢gico accidente a¨¦reo de abril en el que perdi¨® la vida la plana mayor polaca, representa la pujanza de la Polonia m¨¢s joven y urbana, que ve el futuro en t¨¦rminos de mayor implicaci¨®n en la Uni¨®n Europea, creciente liberalizaci¨®n econ¨®mica y mejores relaciones con vecinos tan decisivos como Rusia y Alemania. Ese es el programa de la derecha liberal aglutinada por la Plataforma C¨ªvica gobernante de Donald Tusk.
En el plano interno, la presidencia de Komorowski, aspirante sin carisma en una campa?a plana, facilitar¨¢ mucho las cosas al Gobierno, que ya no temer¨¢ el veto indiscriminado de los proyectos de ley de que hizo bandera el fallecido Lech Kaczynski. El Ejecutivo reformista polaco podr¨¢ ahora hacer aprobar sus anunciados planes de disciplina econ¨®mica sin escudarse en obstrucciones de la jefatura del Estado. De puertas afuera, Varsovia ofrecer¨¢ ante el mundo en los pr¨®ximos cinco a?os una imagen m¨¢s compuesta y dialogante y menos nacionalista; y su pol¨ªtica internacional ser¨¢ presumiblemente m¨¢s abierta, incluso hacia pa¨ªses tan hist¨®ricamente traum¨¢ticos como Rusia y Alemania.
Extraer m¨¢s consecuencias del resultado de las presidenciales es arriesgado. La gran sorpresa de esos comicios ha sido los excelentes resultados obtenidos por Jaroslaw Kaczynski, hermano del presidente prematuramente muerto. Nadie, incluy¨¦ndose ¨¦l mismo, habr¨ªa cre¨ªdo semanas atr¨¢s, y pese a la oleada de simpat¨ªa suscitada por la tragedia de Smolensk, en una derrota por solo seis puntos frente a su rival. M¨¢s importante que esta escasa diferencia en votos es el hecho de que Kaczynski, que se ha presentado ante los electores como un hombre diferente -menos populista, dogm¨¢tico y sectario- reafirma su control del partido derechista opositor Ley y Justicia con vistas a las elecciones parlamentarias de 2011, las que de verdad cuentan. La presidencia polaca, pese a su aval popular, es m¨¢s bien simb¨®lica, si se excluye su capacidad para vetar legislaci¨®n y proponer a algunos altos funcionarios.
Si hace buenas sus promesas, el primer ministro Tusk recurrir¨¢ a la cirug¨ªa para enderezar las finanzas p¨²blicas del mayor pa¨ªs ex comunista de la UE. Polonia no es un caso cr¨ªtico, pero tiene un elevado d¨¦ficit presupuestario, un sistema de pensiones insostenible y una sanidad p¨²blica m¨¢s que cuestionada. Pero atacar esa compleja agenda tendr¨¢ un elevado coste en popularidad. Y cabe preguntarse si el jefe del Gobierno estar¨¢ dispuesto a pagar el precio con unas legislativas en poco m¨¢s de un a?o o si, por el contrario, prevalecer¨¢ la cautela.
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