A¨²n respira
Lo que hace irresolubles los conflictos es la pretensi¨®n de mezclar esencias de naturaleza diversa. La sart¨¦n y el huevo son indispensables para hacer una tortilla, pero a nadie se le ocurre que sean la misma cosa. Algo parecido sucede con el Estatuto de Catalu?a. Sentimientos y rigor constitucional puede que sirvan para un mismo fin, pero no son la misma cosa. Quiz¨¢ por eso, los dos programas de m¨¢s fino an¨¢lisis televisivo han tratado la sentencia del Constitucional y las estrategias subsiguientes sin acabar de dar con la clave. En Informe semanal, se evidenci¨® que los pol¨ªticos bracean en un embrollo que se les ha escapado de control. Da la impresi¨®n de que el huevo se les ha roto en las manos y est¨¢n sentados encima de la sart¨¦n ardiendo. Son los grandes derrotados del desarrollo estatutario, pero al mismo tiempo la enorme complejidad de lo que quieren poner sobre papel legal, podr¨ªa otorgarles el respeto de los ciudadanos, al menos de aquellos que aprecian que la pol¨ªtica es lo mejor que tenemos para conjugar sentimientos, reglamentos, divisiones y cosas en com¨²n.
El m¨¢s elevado comentario pol¨ªtico suele venir del programa de TV-3 Pol¨°nia, que infantiliza a los pol¨ªticos y por tanto los descodifica. All¨ª son caprichosos, eg¨®latras, obtusos y envidiosos. Es decir, el vitriolo coloca la imagen que dan en primer plano, por delante incluso de lo que son. La caricatura retrata mejor que una foto posada. Pues ni Pol¨°nia puede con el Estatuto, viscoso ser que escapa entre los dedos. Lo presentan como Bob, el Estatuto, en un gui?o a Bob Esponja, el personaje de dibujos que mejor conecta con el p¨²blico infantil. Una esponja que vive en una pi?a en el fondo del mar, rodeada de absurdo, estupidez y escatolog¨ªa. Exactamente nuestro clima convivencial. Ese baqueteado texto, Biblia y papel de v¨¢ter al mismo tiempo, que ha recibido cucharazos de todos, cepillado y molido a palos, a¨²n respira. A su alrededor los pol¨ªticos permanecen atentos a sus constantes vitales. Y el Montilla de ficci¨®n se encara con el Maragall de ficci¨®n: "Por tu culpa me he hecho catalanista y hasta he aprendido a pronunciar la palabra desafecci¨®". Y por si todo esto fuera poco, el s¨¢bado le toca salir de manifa. La pol¨ªtica, qu¨¦ oficio.
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