El derecho al silencio
Criada en Londres en una ruidosa familia con conciencia social, Sara Maitland (1950) fue activista feminista y escritora antes de proponer, con este libro, una suerte de misticismo al alcance de todos, con procedimientos que no recurren a lo inefable, instancia a la que es tan proclive este tipo de experiencia. Sin renunciar a su religiosidad cristiana -que menciona siempre con discreci¨®n-, habla aqu¨ª mucho, much¨ªsimo, del silencio, en un admirable intento de recabar sus virtudes insondables, hasta el punto de que alg¨²n lector insidioso probablemente pueda ver, en esa prolijidad, una impugnaci¨®n al silencio mismo. Lo cierto es que Viaje al silencio es, a la vez, un tratado y un testimonio de verdad, por tanto un minucioso an¨¢lisis de las convenciones y propiedades del silencio, una exploraci¨®n sobre su sentido, y el proceso autobiogr¨¢fico de su hallazgo y necesidad. Con esta variedad de registros, Sara Maitland se muestra muy persuasiva, y bien se nota que se ha ejercitado en la ficci¨®n -g¨¦nero que, al parecer, ya no cultiva, aunque imparte cursos online de literatura creativa desde su casa al norte de Galloway-. As¨ª pues, con las destrezas adquiridas como narradora, no incurre en asepsia verbal, ni convierte su reivindicaci¨®n del silencio en una nueva forma de amparo; al contrario, su exhaustiva traves¨ªa hacia un universo "entretejido de lenguaje y de cultura, pero independiente de ambos", compromete nuestro conocimiento al otorgar al silencio una magnitud extraordinaria que por momentos se dir¨ªa que es un sustituto de Dios, o un dios creado para deleite propio.
Viaje al silencio
Sara Maitland
Traducci¨®n de Catalina Mart¨ªnez Mu?oz
Alba. Barcelona, 2010.
383 p¨¢ginas. 23 euros
En todo caso Viaje al silencio invita, y nos instruye, a sentir el silencio despojado tanto de la sospechosa invalidez de la palabra como de coartada religiosa. La autora ha conocido diferentes silencios en entornos distintos: en monasterios, sitios sagrados, desiertos, p¨¢ramos, bosques; acompa?ada y sola, participando de la oraci¨®n coral y en meditaciones asc¨¦ticas; ha le¨ªdo todo lo que ha ca¨ªdo en sus manos sobre el silencio, desde los m¨ªsticos a los expedicionarios; ha indagado, con asombrosa perspicacia, en las sensaciones equ¨ªvocas que provoca el silencio y en su proximidad a la locura; ha confirmado, en fin, que "la experiencia del silencio est¨¢ mucho m¨¢s condicionada por la cultura, por las expectativas sociales y, curiosamente, por el lenguaje, que la experiencia del sonido". Y ha conseguido describir las experiencias concretas que suscita la convivencia continua con el silencio: intensificaci¨®n de las emociones f¨ªsicas y ps¨ªquicas, desinhibici¨®n, sensaci¨®n de "d¨¢diva", audici¨®n de voces de una variedad peculiar, confusi¨®n de los l¨ªmites, estimulaci¨®n de la conciencia del riesgo, gozo. Una enumeraci¨®n, por lo que se ve, que podr¨ªa servir igualmente para describir los beneficios de ciertas drogas. Pero que sea el silencio, hoy tan ausente, tan desconocido, probablemente nunca o¨ªdo, quien provea esos privilegios, no deja de resultar sorprendente. De modo que este libro de Sara Maitland, sin propon¨¦rselo, tambi¨¦n se puede ver como un requerimiento a romper los l¨ªmites asumidos. Dicho con sus palabras: "El derecho a la libertad de expresi¨®n, el derecho a hablar y a ser o¨ªdo, pierde sentido cuando se aleja demasiado del derecho equivalente a guardar silencio".
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