?frica y Cuba tocan de la mano

Un estreno mundial: AfroCubism, el ambicioso proyecto que re¨²ne a m¨²sicos de Cuba y Mal¨ª. M¨¢s de 2.000 personas pudieron presenciar el viernes por la noche en La Mar de M¨²sicas la puesta de largo del Buena Vista Social Club original. Porque BVSC fue un accidente, hermoso y afortunado, pero un accidente.

El objetivo del guitarrista Ry Cooder y el productor Nick Gold, en 1996 en La Habana, era traer de Bamako a unos m¨²sicos malienses para grabar con cubanos. Un problema de visados dej¨® en tierra a Bassekou Kouyat¨¦ y a Djelimady Tounkara, y el obligado cambio de planes se convirti¨® en un disco maravilloso que abri¨® al son cubano las puertas del mundo. Aquel encuentro entre caribe-?os y africanos no se pudo hacer, pero la idea qued¨® en el aire. Y, ahora, 14 a?os despu¨¦s, llega por fin AfroCubism.

Nick Gold: "Es a¨²n mejor de lo que hab¨ªa imaginado. Me parece radical"

Nada m¨¢s f¨¢cil que o¨ªr a un africano cantar 'El carretero' en idioma wolof

Son tres fen¨®menos. Nadie hoy representa mejor la tradici¨®n del son cubano que Eliades Ochoa, nadie toca el n'goni (ancestro del banjo) como Bassekou Kouyat¨¦ y no hay kora (arpa-la¨²d) m¨¢s asombrosa que la que acaricia Toumani Diabat¨¦. Pero en AfroCubism tambi¨¦n est¨¢n un colosal Lassana Diabat¨¦ percutiendo con maestr¨ªa el balaf¨®n (un tipo de xil¨®fono) y un grandote Djelimady Tounkara con su solvente guitarra.

Empez¨® el concierto con Al vaiv¨¦n de mi carreta, una vieja guajira de ?ico Saquito. "Trabajo de enero a enero, y de sol a sol, y qu¨¦ poquito dinero me pagan por mi sudor", cantaba Eliades Ochoa, luciendo uno de esos sombreros negros con el que le fotografi¨® Anton Corbijn. Y Kasse Mady Diabat¨¦ retom¨® la canci¨®n con su voz de ¨¢ngel heredada de un abuelo que provocaba l¨¢grimas de felicidad al cantar. "Y que luego vengan Vampire Weekend a hacer lo que hacen", coment¨® con iron¨ªa un habitual del festival.

Espectacular estuvo Lassana Diabat¨¦ al balaf¨®n con los 13 m¨²sicos rumbeando y el remache final de las trompetas antes de La culebra, en la que Eliades evoca al Beny (Mor¨¦) con los malienses aportando un suave perfume africano a la grabaci¨®n original del B¨¢rbaro del ritmo. Toumani, Bassekou y Eliades se quedaron solos para una sutil Guantanamera, que a m¨¢s de uno se le escap¨® por culpa del bullicio festivo y de la energ¨ªa contagiosa del son Para los pinares se va Montoro, gui?o a Compay Segundo, que al igual que los a?orados Ibrahim Ferrer, P¨ªo Leyva o Rub¨¦n Gonz¨¢lez siguen muy vivos en nuestra memoria.

Nick Gold cree que la cosa funciona: "Es mejor de lo que hab¨ªa imaginado o so?ado. Hay m¨¢s repertorio maliense que en la idea original, que consist¨ªa en dar otro aroma a la m¨²sica tradicional cubana. Esta colaboraci¨®n me parece m¨¢s radical y sustanciosa". Confiesa que la primera vez que escuch¨® m¨²sica de Cuba fue tocada por africanos. Y le gust¨® c¨®mo lo hac¨ªan, de una forma m¨¢s suave, ligera, que ¨¦l prefiere incluso a la de los propios cubanos. "Me preguntan si yo quer¨ªa unir dos culturas, pero no se trata de eso", dice riendo. "Me maravilla c¨®mo suenan juntas las guitarras, la kora, las maracas, el balaf¨®n... Como un aut¨¦ntico grupo".

De las costas de ?frica partieron hacia Am¨¦rica millones de hombres, mujeres y ni?os hacinados como animales para un viaje sin retorno. Pero, a partir de 1950, su m¨²sica regres¨®. Los sonidos cubanos fueron retomados por orquestas como la Star Band o la Baobab. Y se han producido anteriormente aproximaciones como Africando, serie en la que el productor Ibrahima Sylla junt¨® m¨²sicos latinos con cantantes senegaleses, o como Cub?frica, el disco que Eliades Ochoa grab¨® con el saxofonista camerun¨¦s Manu Dibango. Nada m¨¢s f¨¢cil que o¨ªr a un africano cantar El carretero con una imitaci¨®n en idioma wolof del sonido del espa?ol. "Pero esta mezcla que estamos haciendo nosotros no se ha visto antes", afirma Eliades Ochoa.

El estreno de AfroCubism, retransmitido por Radio 3, trajo hasta Cartagena a periodistas de la BBC, The Guardian o Lib¨¦ration, y revistas especializadas como Songlines o Les Inrockuptibles. Durante los ensayos del concierto, uno de los malienses hablaba en bambara y un cubano en espa?ol. Y se entend¨ªan: estaba hablando la m¨²sica.

Por el Nuevo Teatro Circo, alquilado de lunes a viernes para ensayar, correteaba Ami, la hija mulata de cuatro a?os de la fot¨®grafa del sello World Circuit. Mientras, bajo la mirada de Nick Gold, Eliades, Toumani y Bassekou cerraban una improvisaci¨®n sobre Guantanamera como si llevaran tocando juntos media vida. "Cuando todo el mundo est¨¢ atento y pone el mismo deseo de hacer las cosas bien hechas, las cosas salen bien. Lo malo es que a veces nos desenchufamos y ah¨ª es donde se equivoca alguien o no para a tiempo", dice Eliades. "No es f¨¢cil injertarnos en la forma de ellos y que ellos se metan en nuestra m¨²sica. Son los peque?os problemas que hacen grande a un amor", comenta. Y en eso andan desde la primera sesi¨®n de grabaci¨®n del disco en un estudio de Coslada (Madrid).

Hoy est¨¢n ya todos en Holanda, para actuar en el North Sea Jazz Festival, y el 2 de noviembre comenzar¨¢ la gira que les va a llevar -con dos citas en Espa?a: el 11 de noviembre en Madrid y el 18 en Barcelona- desde Oslo hasta Nueva York. Ninguno de los protagonistas de BVSC se imagin¨® lo que iba a pasar con aquel disco. Tampoco ahora, y menos a¨²n con los tiempos que corren para la industria discogr¨¢fica, se atreve nadie a augurar el futuro de AfroCubism. La clave del ¨¦xito quiz¨¢ sea que ellos se lo pasen mejor sobre el escenario que el propio p¨²blico.