Montilla escapa de un intento de agresi¨®n

El ¨¦xito de la manifestaci¨®n estuvo en peligro hasta casi el ¨²ltimo momento por las disputas por el lema protagonizadas por los partidos pol¨ªticos. El guirigay lo acabaron pagando los representantes que encabezaron la marcha y especialmente el presidente de la Generalitat, Jos¨¦ Montilla. Algunos independentistas consideraron que la petici¨®n de Montilla para que la marcha la abriera una senyera y no una pancarta reclamando el "derecho a decidir" descafeinaba la protesta. De ah¨ª los abucheos al presidente y hasta un intento de agresi¨®n.

"Pol¨ªticos fuera. El pueblo en la cabecera", fue el lema m¨¢s repetido de los manifestantes, que reclamaban la propiedad de una protesta convocada por un millar de entidades de la sociedad civil. La indignaci¨®n por la sentencia, palpable en muchas caras y proclamas, se dirigi¨® contra los pol¨ªticos y se convirti¨® en fuertes gritos y alg¨²n rifirrafe con el cord¨®n de seguridad, que tuvo mucho trabajo para poder hacer avanzar a la cabecera.

Todo acab¨® de complicarse al llegar a la confluencia con la Gran V¨ªa. La calle es ancha, pero la gente se agolpaba en los bordes de la rotonda que controla el cruce, y hab¨ªa poco paso para la gran senyera y para garantizar la seguridad de los presidentes. Los organizadores decidieron deshacer la cabecera: los voluntarios que portaban la bandera la plegaron y las protestas fueron subiendo de tono. En medio de una fuerte pitada, los presidentes se saludaron y Montilla empez¨® a caminar rodeado por una quincena de miembros de su cuerpo de seguridad.

Tuvieron mucho trabajo, y su actuaci¨®n evit¨® alg¨²n problema serio. El presidente andaba a paso firme, ya fuera de la manifestaci¨®n, con una cincuentena de personas persigui¨¦ndole. Alg¨²n exaltado, incluso, intent¨® agredirle. Montilla recibi¨® muchos insultos, y a los radicales se les fue sumando gente al ver que Montilla abandonaba la marcha. Con mucho esfuerzo, el presidente lleg¨® a la sede del Departamento de Justicia, a unos 200 metros, donde se refugi¨® unos minutos. Un centenar de personas, de todas las edades, le esperaban fuera a gritos de botifler (traidor) y espa?olista. El mal trago acab¨® cuando el cuerpo de seguridad abri¨® un hueco en la calle: sali¨® por una puerta lateral y se march¨® en su coche oficial.

Tambi¨¦n en las filas de CiU hubo momentos de tensi¨®n cuando el secretario general de la federaci¨®n, Josep Antoni Duran i Lleida, se encar¨® con un manifestante. M¨¢s tranquila fue la salida del ex presidente Jordi Pujol. Minutos despu¨¦s que Montilla anduviera a paso brioso por la misma calle, pas¨® Pujol, tranquilo, escoltado s¨®lo por una persona.