Rajoy pone el foco en las elecciones anticipadas para satisfacci¨®n del PP
Los populares ven al fin ganador a su jefe, pero admiten que faltan propuestas
En pol¨ªtica todo, o casi todo, es cuesti¨®n de expectativas. Y de objetivos. Los populares estaban ayer, en general y con los escepticismos que sigue generando un l¨ªder que no es precisamente carism¨¢tico, muy satisfechos por el resultado del debate. La mayor¨ªa de los consultados estaba convencido de que, al fin, Mariano Rajoy le hab¨ªa ganado a Jos¨¦ Luis Rodr¨ªguez Zapatero un debate sobre el estado de la naci¨®n, despu¨¦s de a?os de claras derrotas. Y no tanto por el cruce dial¨¦ctico, ya que ninguno de los dos entr¨® al choque de argumentos y se mantuvieron en sus posiciones de ataque al contrario, sino sobre todo porque creen cumplido el objetivo n¨²mero uno del PP ayer: vender su titular, la petici¨®n de elecciones anticipadas.
El l¨ªder popular va a su 'libro': machacar la imagen del presidente
Los estrategas del PP tem¨ªan un nuevo 'conejo' de Zapatero, y nunca lleg¨®
Los populares est¨¢n convencidos de que han logrado que el foco se coloque donde ellos lo quieren: no en el papel de la oposici¨®n, como pretend¨ªa el PSOE, sino en el deterioro de imagen de Zapatero y la necesidad de convocar elecciones. El a?o pasado, Rajoy reclam¨® al PSOE que cambiara a Zapatero. Este a?o decidi¨® ir m¨¢s all¨¢, arriesgar un poco y pedir elecciones anticipadas, dando as¨ª satisfacci¨®n al ala m¨¢s dura de partido y a los medios conservadores que se lo reclamaban desde hace meses.
Los socialistas insist¨ªan en los pasillos en que con esa estrategia Rajoy ha dejado un campo abierto: se le puede reprochar que piensa solo en llegar al poder y no en los problemas de los ciudadanos. Pero la petici¨®n de elecciones era algo que muchos en el PP aconsejaban e incluso ped¨ªan abiertamente en p¨²blico varios miembros de la c¨²pula de Rajoy. El l¨ªder lo evit¨® hasta ayer, pero al final se tir¨® a la piscina y logr¨® poner a todos sus diputados en pie. "Si logramos colocar el mensaje de las elecciones anticipadas, hemos triunfado. El debate no da para m¨¢s", resum¨ªa un diputado.
La estrategia del debate, elaborada con el principal asesor del l¨ªder, Pedro Arriola, busca el objetivo fundamental, seg¨²n explican varios dirigentes, de seguir deteriorando la imagen de Zapatero, de instalar en la sociedad la idea de que nada cambiar¨¢ hasta que ¨¦l no se vaya. Todo parte de una tesis fundamental, muy arriolista pero compartida por Rajoy: las elecciones no las gana la oposici¨®n, las pierde el Gobierno. Por eso el l¨ªder del PP insisti¨® en su estrategia, tan criticada por el PSOE, de no lanzar ni una sola propuesta. Se concentr¨® en su objetivo: machacar dial¨¦cticamente a Zapatero, insistir, con todo tipo de ejemplos del diario de sesiones, en que nadie puede confiar en ¨¦l porque cambia de opini¨®n y de discurso constantemente, y sobre todo rematar una idea: "Usted no cuenta con la autoridad moral para evitar sacrificios. Su tiempo se ha acabado, y lo sabe".
Muchos diputados admit¨ªan que Rajoy sigue dejando un flanco d¨¦bil al evitar plantear, siquiera por encima, sus propuestas. Como le reproch¨® Zapatero, no dijo nada sobre el aumento de la edad de jubilaci¨®n o la reforma laboral. El l¨ªder del PP incluso desminti¨® a su portavoz, Soraya S¨¢enz de Santamar¨ªa, que el martes hab¨ªa anunciado a la prensa que Rajoy iba a plantear hoy un plan "global" con reformas en todos los ¨¢mbitos "bien encajadas y ahormadas". No hubo nada de todo eso.
Los m¨¢s esc¨¦pticos critican esa insistencia de Rajoy en evitar incluso un planteamiento gen¨¦rico, similar al que present¨® hace tres semanas en un hotel de Madrid. Los marianistas insisten en que no tiene sentido entrar en eso, que ya habr¨¢ tiempo de propuestas cuando lleguen las enmiendas de la reforma laboral o las reuniones del Pacto de Toledo, que un debate como el de ayer es para otra cosa. Adem¨¢s, el entorno de Rajoy insiste en que tiene poco tiempo y es mejor aprovecharlo para criticar a Zapatero y no para plantear propuestas.
Algunos tambi¨¦n estaban preocupados por el tono repetitivo de Rajoy. "El debate ha empezado con Duran, lo de antes ya lo hab¨ªamos o¨ªdo todo, por los dos lados", resum¨ªa un diputado. Sin embargo, otros destacaban que se hab¨ªa hecho un trabajo muy intenso para suavizar el tono del l¨ªder del PP, para evitar que tenga siempre cara de mal humor, y sobre todo para que no entre a los ataques de Zapatero. Y se logr¨®.
El l¨ªder del PP evit¨® todos los envites de Zapatero. No cay¨® en el debate de la moci¨®n de censura, como otras veces, tampoco en el de su mala valoraci¨®n en las encuestas -peor que la del presidente- o el de que nunca asume ninguna responsabilidad. Ni siquiera le entr¨® a las pullas sobre la recogida de firmas contra el Estatuto.
Rajoy evit¨® el debate en todo momento, fue a su libro, y su libro es uno solo: Zapatero est¨¢ acabado, hay que ir a las elecciones para cambiarlo. Rajoy no quiere hablar de s¨ª mismo o de su proyecto, quiere que se hable de Zapatero y de su posible fin de etapa, y cree que lo est¨¢ logrando. De forma novedosa, Rajoy incluso acept¨® todas las cr¨ªticas de Zapatero sobre ¨¦l, pero fue para volver a su libro: "Le acepto las cr¨ªticas, no se las discuto pero, ?de qu¨¦ sirve? ?Recupera usted un gramo de confianza? No. Por eso le pido que convoque elecciones, preg¨²ntele a los espa?oles".
Los populares tambi¨¦n estaban contentos porque, por primera vez en seis a?os, no hab¨ªa habido conejo en la chistera de Zapatero. Rajoy perdi¨® muchos debates, dicen los suyos, porque el presidente llev¨® la iniciativa con sus anuncios. Los estrategas del PP tem¨ªan que, pese a las dificultades econ¨®micas, esta vez Zapatero se sacar¨ªa otro conejo. Pero no lo hubo, y el PP respir¨® tranquilo, Rajoy sigui¨® a su libro y los suyos, o al menos la mayor¨ªa de ellos, se fueron a casa contentos con la idea de que es cuesti¨®n de tiempo, tarde o temprano Zapatero caer¨¢.
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