La emergencia de ?frica
El presidente franc¨¦s, Nicolas Sarkozy, invit¨® a Par¨ªs a 13 jefes de Estado africanos para celebrar la independencia de sus pa¨ªses y asistir en primera fila al desfile tradicional del 14 de julio, abierto por contingentes de esos mismos pa¨ªses.
Sin embargo, hasta ese d¨ªa, el quincuag¨¦simo aniversario de las independencias de las ex colonias francesas en ?frica hab¨ªa pasado desapercibido. La ceremonia se desarroll¨® de la mejor manera posible, y ante el alborozo popular que suele acompa?ar este evento. Los espectadores entrevistados transmit¨ªan una sensaci¨®n de alegr¨ªa compartida: por una parte, se trataba de un homenaje solemne a esos pa¨ªses cuyas tropas tanto contribuyeron a la liberaci¨®n de Francia en 1945; por otra, del reconocimiento y la perpetuaci¨®n de un v¨ªnculo, hoy -al menos queremos creerlo as¨ª- liberado de lo que represent¨® el colonialismo. Hasta aqu¨ª, la postal. Pero esta iniciativa y este desfile tan poco ordinario suscitaron una pol¨¦mica inmediata, y ahora nos permiten interrogarnos sobre el estado de las relaciones entre Francia y ?frica. En cuanto un jefe de Estado africano pisa el suelo franc¨¦s, las protestas no se hacen esperar, pues muchos de ellos cultivan el arte de perpetuarse en el poder, retrasando todo lo posible cualquier perspectiva de alternancia. En las tribunas estaban, concretamente, Paul Biya, que, junto con Robert Mugabe, el dictador de Zimbabue, es el decano de los jefes de Estado africanos, pues accedi¨® a la presidencia de Camer¨²n en 1982. Otros, como Denis Sassou N'Guesso, que gobierna el Congo, a menudo aparece como acusado en el caso de los "bienes mal adquiridos" por los jefes de Estado africanos.
La afirmaci¨®n de China como potencia en ?frica ha tensado sus relaciones con la Uni¨®n Europea
No debemos perder de vista la emergencia de ?frica en el concierto de las naciones. Tres acontecimientos permiten comprender esta circunstancia. El primero es la tradicional cumbre francoafricana, que este a?o se ha desarrollado en Niza, y de la que no han salido grandes l¨ªneas maestras, sino solo la reafirmaci¨®n de nuestros v¨ªnculos con los pa¨ªses que participaron en ella: una vez m¨¢s, se dejaron o¨ªr las pol¨¦micas habituales sobre la naturaleza de tal o cual r¨¦gimen. Algunos d¨ªas m¨¢s tarde, tuvo lugar en Brasil una cumbre que reuni¨® al presidente Lula con los representantes de unos 40 pa¨ªses africanos. Esta vez no hubo pol¨¦mica alguna, sino la conclusi¨®n de un acuerdo global simple: Brasil se compromete a suministrar a cierto n¨²mero de esos pa¨ªses importantes cantidades de OGM, productos que, como es sabido, tienen mala prensa en Europa, pero en naciones como India se consideran un arma alimenticia considerable. A cambio, los beneficiarios se comprometieron a equipar a sus campesinos con materiales agr¨ªcolas brasile?os. No se puede ilustrar mejor el desfase que existe entre los actuales esquemas franceses, cuya percepci¨®n de ?frica est¨¢ limitada por las anteojeras de la pol¨ªtica interior.
Antes de estas dos cumbres, hab¨ªa tenido lugar en Pek¨ªn una gran concentraci¨®n que, igualmente, reuni¨® a una cuarentena de pa¨ªses africanos. Era la cuarta edici¨®n del foro de cooperaci¨®n sinoafricano que, esta vez, se reuni¨® en Sharm el Sheij el pasado mes de noviembre. El hecho de que China se ha lanzado a la conquista de ?frica ya no es un secreto para nadie. El acuerdo global es que la naci¨®n asi¨¢tica ayuda a desarrollar la infraestructura y la agricultura africanas, mientras que ?frica recurre cada vez m¨¢s al savoir faire y al comercio chino. As¨ª, las relaciones China-?frica se est¨¢n convirtiendo en el signo de que este continente est¨¢ a punto de entrar en una fase de despegue econ¨®mico, mientras que China ve en ellas un escaparate de su estatus de potencia mundial. Es interesante se?alar que el enfoque chino se apoya en la reestructuraci¨®n neoliberal de las econom¨ªas africanas.
Esta afirmaci¨®n de China como potencia africana ha hecho de ?frica una cuesti¨®n espinosa en las relaciones entre el gigante asi¨¢tico y la Uni¨®n Europea. El Parlamento Europeo ha aprobado recientemente una resoluci¨®n cr¨ªtica con respecto a China, pues considera que este pa¨ªs persigue antes que nada la explotaci¨®n de los recursos naturales africanos. El car¨¢cter incondicional de la ayuda china es una forma, explican, de debilitar los intentos de la UE para promover en ?frica la buena gobernanza, as¨ª como un desarrollo sujeto a normas medioambientales y sociales.
Traducci¨®n de Jos¨¦ Luis S¨¢nchez-Silva.
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