Negocio redondo: agua y en botella
La campa?a de la industria y nuevos h¨¢bitos disparan el consumo de l¨ªquido embotellado a cifras insostenibles - La del grifo es igual de sana
Al reservar mesa en un restaurante caro de Madrid, el camarero apunta: "Aqu¨ª servimos el agua en jarra". Ah, bien. ?Y cual es el problema? "Bueno, muchos clientes creen que la del grifo es... de pobres". Ah, he ah¨ª un dato sociol¨®gico para entender el boom del consumo de agua embotellada en Espa?a que ha aumentado un 67% en la ¨²ltima d¨¦cada. ?Es que el agua de Madrid, o de Espa?a en general, es mala? ?O estamos ante otra moda ex¨®tica y chic propia de tiempos de potentados?
Su venta ha pasado de los 2.000 millones de litros a principios de los noventa a 5.600 millones en 2008 (somos el tercer pa¨ªs consumidor en la UE). Y como consecuencia usamos unos 5.000 millones de botellas de pl¨¢stico (el material m¨¢s usual) para ese fin. S¨²mese similar incremento (o mayor, como sucede en EE UU) en otros pa¨ªses del mundo, incluidos los que est¨¢n en v¨ªas de desarrollo, verdaderos caramelos para el futuro de la industria, y se entender¨¢ por qu¨¦ el pasado 11 de marzo casi un centenar de municipios, colegios y universidades en Canad¨¢ celebraron el D¨ªa Sin Agua Embotellada al grito de "deshazte de la botella de agua y abre el grifo" o "hace una d¨¦cada el agua embotellada era una novedad, ahora parece una necesidad" (ver www.journeesansbouteilles.ca). O por qu¨¦ otros han ido a¨²n m¨¢s lejos: la ciudad de Bundanoon (Australia), por ejemplo, fue en 2009 pionera en prohibir la venta de agua embotellada en su demarcaci¨®n a iniciativa del grupo Do Something. "Es una cuesti¨®n moral", afirmaban. "Las ventas son fant¨¢sticas para la industria de bebidas, un maravilloso negocio de marketing conseguir convencer a la gente que pague 3,50 libras por algo que fluye del grifo".
La industria la promueve para "recuperar h¨¢bitos de vida saludables"
Los expertos insisten en que hay muy pocas diferencias, salvo el envase
Su venta ha pasado de 2.000 millones de litros en los noventa a 5.600 millones
Instituciones y asociaciones hacen campa?a a favor del agua corriente
El alcalde de Londres anima a pedir una jarra en los restaurantes
Algunas marcas se distinguen con envases hiperlujosos
El metro c¨²bico envasado cuesta 2.000 euros; de la ca?er¨ªa, un euro
Los botes son reciclables, pero se recuperan muy pocos
"En Espa?a el agua de boca es muy buena en general, por lo tanto, tiene poco sentido comprar otra", afirma Nuria Hern¨¢ndez, presidenta de la Fundaci¨®n Nueva Cultura del Agua (FNCA), una organizaci¨®n acad¨¦mica que se ocupa de asuntos relacionados con su gesti¨®n sostenible y cuya sede est¨¢ en Zaragoza. Lo dice tambi¨¦n una fuente oficial: "Con car¨¢cter general podemos decir desde el MARM [Ministerio de Medio Ambiente y Medio Rural y Marino] que vivimos en un pa¨ªs donde el agua que sale del grifo es de buena calidad, exceptuando solo en momentos y zonas puntuales, aunque siempre dentro de horquillas adecuadas en t¨¦rmino de calidad. El consumidor sigue, por tanto, decant¨¢ndose por el uso del agua del grifo, y as¨ª el consumo per c¨¢pita cuenta con una media diaria por habitante de 150 litros, cifra superior a la del uso de agua envasada, con un total de 120 litros al a?o".
?Entonces por qu¨¦ esta tendencia de compra? La Aneabe, la Asociaci¨®n Nacional de Empresas de Agua de Bebida Envasada, que agrupa a cerca de 100 empresas del sector (Danone y Nestl¨¦ son l¨ªderes, esta ¨²ltima con 77 marcas), explica as¨ª la raz¨®n: "Es la popularizaci¨®n de los balnearios y el deseo de sus visitantes de seguir disfrutando de las aguas en sus hogares la raz¨®n fundamental de que el agua mineral comience, a principios del siglo XX, a envasarse y a comercializarse en farmacias bajo la denominaci¨®n de mineromedicinal, facilitando as¨ª el acceso de los consumidores a estas aguas... En la actualidad, la tendencia en la recuperaci¨®n de unos h¨¢bitos de vida saludables a trav¨¦s de una alimentaci¨®n basada en productos naturales sit¨²a al agua mineral en una posici¨®n importante dentro de las dietas sanas recomendadas por los expertos en nutrici¨®n para todos los grupos de edad".
Pero el agua del grifo no deja de ser tambi¨¦n natural. Y la diferencia entre unas y otras, cuestionable. El suizo Jacques Neirynck niega que exista alguna siquiera en su libro Esc¨¢ndalos del agua embotellada, y Peter Gleich asegura en el estudio del Pacific Institute de California, The World Water 2004-05, referencia fundamental para asuntos de agua en el planeta, que muchas plantas embotelladoras "est¨¢n peor vigiladas que las canalizaciones p¨²blicas".
Organizaciones (como WWF en Agua embotellada. Entender un fen¨®meno social, 2001) y activistas internacionales llevan a?os cuestionando uno de los aspectos fundamentales para generar demanda: las poderosas campa?as de las embotelladoras para convencer a la poblaci¨®n de que su producto es mejor que el de casa. La m¨¢s famosa, Annie Leonard, muestra lo absurdo de muchas de nuestras conductas cotidianas en sus pel¨ªculas. The story of bottled water (se puede ver en YouTube) comienza: "C¨®mo la creaci¨®n de demanda fomenta lo que no necesitamos y destruye lo que realmente es necesario".
Sea como sea, es este un negocio en alza en Espa?a que da empleo directo a unas 5.000 personas y, seg¨²n Aneabe (www.aneabe.es), factura casi 1.000 millones de euros al a?o, embotellando agua mineral natural (96%, de origen subterr¨¢neo y mineralizaci¨®n constante), de manantial (2,5%, de mineralizaci¨®n variable) o preparada (tratada o purificada, incluso de la red p¨²blica, el resto). Pero un negocio l¨ªquido que fluye con mucha piedra parad¨®jica en su camino, seg¨²n se?alan organizaciones de consumidores y ecologistas, como Greenpeace o Ecologistas en Acci¨®n. Un resumen:
Uno. Por lo absurdo que resultar¨ªa la generalizaci¨®n del consumo de agua en botella en pa¨ªses desarrollados con redes de abastecimiento de agua corriente y potable de calidad cuando la mitad del mundo no las tiene (y los 84.000 millones de euros que se gastan en comprarla se podr¨ªan invertir en solucionarlo y alcanzar as¨ª uno de los objetivos del milenio de la ONU para 2015).
Dos. Porque es un arma social y de desarrollo de doble filo, advierte Peter Gleich: "Temo que la disponibilidad de agua envasada como alternativa al agua limpia y segura municipal frene las presiones internacionales para proporcionar agua segura a todos los seres humanos. (...) Por coste, por controles y por equidad, el agua embotellada no debe dejar de ser una soluci¨®n temporal y nunca debe sustituir al suministro p¨²blico, porque quienes m¨¢s problema de acceso tienen, los pa¨ªses pobres, se ver¨ªan obligados a pagar precios inflados por un agua proporcionada por vendedores privados o empresas de agua envasada". Y el pasado Foro del Agua concluy¨® que en 2025, el 60% de la poblaci¨®n mundial no tendr¨¢ acceso a agua limpia y de calidad.
Tres. Lo pol¨¦mico de la explotaci¨®n privada de los manantiales que en Espa?a se rige por una ley distinta a la de Aguas (la de Minas), originando m¨¢s de un conflicto local y maniobra de compraventa dudosa. Y deja abiertas muchas cuestiones: ?A qui¨¦n pertenece ese agua en realidad? ?Qui¨¦n tiene derecho a explotarla? Si el agua superficial es un bien p¨²blico, ?por qu¨¦ la subterr¨¢nea puede ser privada? ?Por qu¨¦ se habla de producci¨®n de agua cuando en realidad solo se trata de extracci¨®n?
Cuatro. Por el tremendo impacto ambiental: tres millones de toneladas de pl¨¢stico se usan para embotellar agua en todo el mundo.
Para Julio Barea, de Greenpeace, "la peor parte de esta historia es sin duda el final de la vida ¨²til del envase: solo un 13% de ellos van a plantas de tratamiento". El resto acaban tirados, en vertederos o incineradoras. "Una cat¨¢strofe". Se necesita energ¨ªa para su producci¨®n, para su traslado desde sitios ex¨®ticos como sucede con el agua Fiji, genera contaminaci¨®n... Los productores aseguran que los envases son reciclables, y s¨ª, pero son pocos los que se reciclan.
El envase de agua es una presencia ya cotidiana en Espa?a. Si mira alrededor, encontrar¨¢ varios en casa, la oficina, el coche, en la playa... Aqu¨ª no est¨¢n tasados como sucede en pa¨ªses como Alemania (donde se cobra el envase de pl¨¢stico y se retorna el dinero con su devoluci¨®n) por lo tanto se tiran y abandonan sin pensarlo. Y se compran como un refresco m¨¢s, porque ya no suele haber fuentes p¨²blicas o porque pedir un vaso de agua del grifo en un bar queda feo. M¨¢s de 37 botellas de pl¨¢stico (de PET, de efecto para la salud siempre en discusi¨®n) contamos en dos minutos de paseo por la redacci¨®n de EL PA?S. De medio litro. Muy habituales (aunque las m¨¢s vendidas son las de litro y medio), rentables para el comercio: peque?as y caras. Ese medio litro de agua en su condici¨®n embotellada cuesta una media de un euro. Es decir, unos 2.000 euros el metro c¨²bico. La misma cantidad para uso agr¨ªcola, 0,001 euros. La que fluye del grifo en Madrid, un euro el metro c¨²bico. Es decir, por lo que vale medio litro en botella obtenemos 1.000 litros de agua corriente. ?Nos hemos vuelto locos o manirrotos? Se lo pregunta Barea: "Y la diferencia puede ser mayor. En el despacho tengo una botella de la marca Bling que me enviaron, cuesta 40 d¨®lares, es decir, su metro c¨²bico saldr¨ªa por 35.000 euros". Como si de una gasolina muy cara se tratara. Un perfume de marca. U oro puro. Y bajo ese concepto se mueve tambi¨¦n una parte de la industria al ofrecer envases hiperlujosos, contenidos con aparentes propiedades ¨²nicas, sabores exquisitos o ex¨®ticos...
Un documental de la BBC emitido hace semanas por La 2 de TVE dejaba, literalmente, pegado a la silla. Fondos marinos convertidos en basureros, monta?as de botellas de agua que tardar¨¢n cientos de a?os en desaparecer. Su t¨ªtulo: Agua embotellada, ?qui¨¦n la necesita? Cuando se emiti¨® en 2008 en la cadena brit¨¢nica su impacto fue tal que el Gobierno prohibi¨® las botellas de agua de pl¨¢stico en dependencias oficiales. "Hay que conseguir que el acto de beber agua embotellada sea tan demod¨¦ como fumar", dec¨ªa un anuncio. Y el ministro de Medio Ambiente, Phil Woolas, opinaba: "La cantidad de dinero que se gasta en agua mineral est¨¢ en los l¨ªmites de lo considerado moralmente aceptable". El alcalde de Londres, Ken Livingstone, fue especialmente activo: "No tengan verg¨¹enza de pedir agua del grifo en el restaurante... Reduciremos las emisiones de gases (CO2) procedentes de la producci¨®n y el transporte y contribuiremos a resolver el problema de qu¨¦ hacer con las botellas usadas". Seg¨²n un estudio, un vaso de agua del grifo en Londres deja una impronta de CO2 de solo 0,3 gramos frente a los 185 en el caso de un vaso de agua mineral de marca, similar a lo que supone mover un coche durante un kil¨®metro.
Preguntado el Ministerio de Medio Ambiente sobre uso, abuso y control del agua envasada, su respuesta, por escrito, ofrece informaci¨®n pr¨¢cticamente calcada de la p¨¢gina web de Aneabe: "El sector gestiona los recursos de forma sostenible... Los envases suponen una proporci¨®n m¨ªnima (un 2%) dentro del universo de productos envasados... y un 0,7% de los residuos urbanos... todos los envases y embalajes utilizados por la industria del agua envasada son 100% reciclables y el sector ha puesto en marcha medidas para reducir el impacto ambiental (reducci¨®n del peso de los envases...), y la producci¨®n de aguas minerales representa tan solo el 0,02% de los recursos h¨ªdricos subterr¨¢neos...".
Y s¨ª, de los aproximadamente 2.000 manantiales que existen en Espa?a, se explotan solo 130. "La producci¨®n no supone un problema en cuanto a la explotaci¨®n porque es muy limitada... ", siguen en la FNCA. Para ellos, esta gotita representa m¨¢s bien una paradoja en la conducta del consumidor: "Somos capaces de pagar un dineral por agua embotellada y sin embargo cuando se plantea subir la tarifa para mejorar la calidad de entrada y de salida, el abastecimiento de la red se arma una revoluci¨®n p¨²blica, y esto considerando que la tarifa de agua en Espa?a es la tercera m¨¢s baja de Europa". Seg¨²n un estudio de Greenpeace sobre el estado de las cuencas en Espa?a de 2005, el 11% de las superficiales y el 16% de las subterr¨¢neas cumplen los est¨¢ndares de la directiva marco del agua, de buen estado ecol¨®gico y qu¨ªmico. "Es decir, que el resto no la cumple", asegura Barea. "Nosotros apostamos por mejorar el abastecimiento urbano, por la calidad en todos los casos. Es factible".
?Deber¨ªa existir una regulaci¨®n en su consumo? Para Barea s¨ª, pero no se trata de ir en contra de este tipo de negocio, sino de frenar su impacto ambiental: beber m¨¢s agua del grifo, que es m¨¢s sostenible, y usar envases retornables o reutilizables. "Los de usar y tirar no tienen sentido. El a?o que viene en Greenpeace trabajaremos de nuevo con la ley de envases".
Para Nuria Hern¨¢ndez: "Esto es un libre mercado, claro, y por tanto nada se puede hacer ah¨ª. Es el consumidor el que tiene que decidir y actuar. Yo insistir¨ªa en la dicotom¨ªa entre pagar una cosa y otra, realizar¨ªa campa?as de consumidores: pensad qu¨¦ est¨¢is comprando y a qu¨¦ precio, pensad que su explotaci¨®n puede influir en humedales, que a veces genera unas pr¨¢cticas curiosas como trasvases que se solicitan para apoyar el regad¨ªo en una zona y luego los particulares acaban vendiendo el agua al mejor postor...". Y m¨¢s que un momento de cr¨ªtica al sector, consideran que es una oportunidad para mejorar el sistema. "Se debe permitir subir precios en el abastecimiento urbano".
Y mientras, siguen aumentando las iniciativas para concienciar de que el agua del grifo es tan sana como la que m¨¢s, en Nueva York y en Par¨ªs (Eau de Par¨ªs, se llamaba la botella vac¨ªa que el Ayuntamiento sac¨® al mercado para promocionar su propia agua), en Roma, San Francisco o San Sebasti¨¢n con regalo de jarra incluido... En Italia, la revista Altreconomia ha elaborado una lista, colgada en Internet, de casi 2.000 restaurantes que se han sumado a la campa?a del agua en jarra para que cada uno sacie su sed cuanto quiera. Ser¨¢ gratis. O casi: recuerde, 1.000 litros al m¨®dico precio de un euro. Y sin tener que pensar en qu¨¦ hacer luego con el envase.
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