Castella, firme y Ponce, sin toros
Se lidiaron en lotes distintos los toros de El Pilar y Victoriano del R¨ªo. Cosa l¨®gica. Ponce ech¨® por delante el de El Pilar; Castella lo dej¨® para cerrar plaza. Mas ninguno de esos dos toros, de hechuras distintas, fueron para lucirse. El que abri¨® plaza, alto como un caballo y basto por fuera y por dentro. Fue incierto de salida, hasta no dejar a Ponce quedarse quieto para dar un lance. Tras las dos varas de rigor se esperaba, al menos, que descolgase. Pues no. Sigui¨® con la cara alta, tan incierto como antes, sin entrega y muy protest¨®n por el lado izquierdo. La guinda se la puso ¨¦l mismo, cuando al final de su lidia se march¨® a terrenos de toriles. Ponce, a media altura, lo pas¨® por la derecha sonsacando pases que parec¨ªa no tener el toro. Se los rob¨® uno a uno. Siempre por el mismo lado. Cuando cambi¨® la muleta de mano, el toro se neg¨® en rotundo. No contento con su juego, a la hora de matar el de El Pilar se engall¨® y ech¨® los pitones al aire. De ese primer toro al sexto, del mismo hierro, algunas diferencias. De entrada la estampa. M¨¢s largo este. Muy armado y astifino. Y largo. De mejor dibujo. Pero, en fin, solo fachada. Le falt¨® de todo a ese toro, de todo bueno. Discreto en varas se par¨® tan pronto en la muleta que tras los intentos vanos de Castella, el p¨²blico pidi¨® a gritos que acabara con ¨¦l. Hizo caso Castella.
Boh¨®rquez, El Pilar, Del R¨ªo.
Dos toros para rejones de Ferm¨ªn Boh¨®rquez, parados. En lidia ordinaria, dos de El Pilar, 2? y 6? y dos de Victoriano del R¨ªo, 3? y 5?. Bien presentados. Vibrante el segundo. El resto, deslucidos.
Pablo Hermoso de Mendoza: silencio y saludos.
Enrique Ponce: silencio tras aviso y saludos.
Sebasti¨¢n Castella: oreja tras aviso y palmas.
Plaza de Valencia, 21 de julio. 4? Feria. Tres cuartos largos.
Los de Victoriano del R¨ªo se lidiaron en turno seguido de lidia ordinaria: en tercer lugar para Castella, el quinto para Ponce. Fueron dispares presencia y juego. El de Castella, m¨¢s reunido; el de Ponce, m¨¢s descarado. Mejor hecho aqu¨¦l, sin duda. El otro, sin llegar a ser el caballote primero, no fue ning¨²n dibujo fino. Ponce se dej¨® querer con ¨¦l, pero no pudo sacarle partido. De comportamiento gan¨® la partida con diferencia abismal el toro que salt¨® tercero. Importante. Castella se ajust¨® mucho en los lances de salida, tomados por el toro con gran celo. No fue de nota en varas. Con discreci¨®n pas¨®. Con la cara alta en el primer encuentro y un simple refolonazo en el segundo. Previo a banderillas, Castella, que vio las posibilidades, volvi¨® a ajustarse con la capa. Esta vez por chicuelinas. En el platillo de la plaza, cada encuentro, un ?ay! Emocionante. Mucho aire en ese toro. ?mpetu. T¨ªpico saludo de Castella con la muleta: pase cambiado por la espalda en la boca de riego. A partir de ah¨ª, faena de emoci¨®n sobre todo. Ni una duda. Firme de zapatillas. Valiente, en fin, Castella domin¨® la situaci¨®n de pe a pa. Aguant¨® cuando hubo de aguantar, le sali¨® mejor con la muleta en la derecha y menos logrado al natural. Y el toro siempre fresco y dispuesto a pelear. La traca final fue llamativa: cuatro por alto sin enmendar y un tres en uno luminoso. La mala colocaci¨®n de la espada le priv¨® de llevarse un segundo trofeo.
Los dos toros de Boh¨®rquez que lidi¨® a caballo Hermoso de Mendoza no le dejaron estar a gusto. Parado y mansito el primero. Distra¨ªdo el cuarto, aunque en banderillas pareci¨® crecerse. Siempre correcto, sin alardes, Pablo Hermoso compuso dos faenas de id¨¦ntico corte. En ambas brill¨® el manejo del caballo ante el toro. Pero a los dos los mat¨® mal.
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