Agusanado por la cleptoman¨ªa
Suelen alegar los aguerridos devotos del PP que por mucho que arrecien las invectivas contra el partido, debido a las imputaciones y esc¨¢ndalos que le afligen por estos pagos, no hay todav¨ªa ninguna sentencia firme y ni siquiera uno solo de los altos personajes empapelados en estos momentos ha ocupado el banquillo, lo que es muy cierto, aunque dudamos que resulte tranquilizador para los involucrados. Lo que sin duda hay es un muestrario amplio de figuras delictivas que se pueden englobar bajo el ep¨ªgrafe de la chaciner¨ªa pol¨ªtica m¨¢s habitual, como son el cohecho, el tr¨¢fico de influencias, la prevaricaci¨®n, el encubrimiento, la revelaci¨®n de secretos y etc¨¦tera que se reparten entre un plantel selecto de presuntos y sospechosos encabezados por el mism¨ªsimo presidente de la Generalitat.
Obviaremos su menci¨®n personal en gracia a la brevedad, pero s¨ª anotaremos que la aludida n¨®mina de implicados se distribuye casi equitativamente a lo largo del pa¨ªs valenciano, cumpliendo as¨ª uno de los preceptos m¨¢s caros para todo partido auton¨®mico que se precie, cual es el del equilibrio territorial: ninguna provincia ha de resultar discriminada tanto en la salud como en la desgracia y h¨¦tenos aqu¨ª que tanto el PP de Valencia como los de Castell¨®n y Alicante, mediante sus conspicuos dirigentes, han dado casi en igual medida p¨¢bulo a la acci¨®n de los jueces y de la Fiscal¨ªa Anticorrupci¨®n. Chocante sinton¨ªa en esta suerte de allegro delictivo que ameniza la actualidad pol¨ªtica dom¨¦stica, deformada en mero sarcasmo si recordamos que el ex presidente balear, Jaume Matas, un calificado predador de los dineros p¨²blicos, es embajador honorario de la Comunidad Valenciana por deferencia de sus cofrades de la Generalitat. Harina del mismo costal.
No hay por ahora fallos condenatorios, dec¨ªamos -o nos dec¨ªan-, pero hay que estar ciego o ser ceporro para no percibir la galerna judicial que se cierne sobre el PP de Francisco Camps y que nos augura un oto?o pol¨ªtico convulso, ineluctablemente electoral. Con o sin sentencias, ser¨ªa prodigioso que los populares saliesen indemnes de este chapapote delictivo en el que andan enfangados antes de que seamos convocados a las urnas. Cierto es que alg¨²n juez en alguna ocasi¨®n puede abocarnos al l¨ªmite del estupor mediante sus resoluciones amistosas o extravagantes, y nunca hay que desde?ar ese siniestro. Sin embargo, en el caso que nos ocupa, se requerir¨ªa toda una orla de juzgadores venales o necios para exonerar a los populares de los delitos que se les imputan, que en buena parte est¨¢n adem¨¢s en puertas de la vista oral, y por los que el partido del Gobierno ya est¨¢ penando en forma de descr¨¦dito entre sectores de su misma clientela conservadora, pero no obtusa. Se dan casos.
Como guinda chusca e ilustrativa de esta cleptoman¨ªa que agusana al PP merece rese?arse la colisi¨®n p¨²blica acaecida estos d¨ªas entre la alcaldesa popular de Villena y una concejal de su cuerda porque esta se afan¨® dos tortillas de patata de un ¨¢gape municipal. Las hay que arrasan con todo. Un incidente que quiz¨¢ no hubiera acontecido si la Diputaci¨®n de Alicante, en vez de patrocinar estudios sobre la previsi¨®n de la delincuencia juvenil -tal como ha hecho y es muy loable- hubiese condensado sus recursos en investigar la pulsi¨®n por la rapi?a que se ha desarrollado en el seno del partido mayoritario que gobierna esta autonom¨ªa y la citada corporaci¨®n. Ahora el ¨²nico remedio que cabe es el correctivo penal.
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